El pleno significado de la muerte es la tercera charla que recoge el libro Krishnamurti esencial. Es una charla pública en Bombay, la India realizada el 6 de febrero de 1982.
Nuestro
cerebro ha sido condicionado para pensar que somos entidades separadas, pero no somos individuos, sino productos de nuestro
condicionamiento. Mientras vivamos con o de conceptos, ideas o ideales, nuestros cerebros no serán libres y no habrá
compasión. Si uno está libre de todo
condicionamiento entonces puede conocer lo que es la
compasión. Mientras el cerebro esté condicionado la humanidad no será libre.
Nuestras
vidas están
divididas, fragmentadas. Nunca observamos de forma
holística la vida. Nuestras vidas son
contradictorias: nunca miramos la
vida como un todo
completo e
indivisible.
"¿Es posible mirar la vida como un todo, ver el sufrimiento, el placer, el dolor, la tremenda ansiedad, la soledad, el ir a la oficina, el tener una casa, sexo, hijos, como actividades que no están separadas, como un movimiento holístico, una acción unitaria?" Cuando observamos a través de los fragmentos y nos identificamos con ellos, actuamos desde el fragmento y en consecuencia se produce más
fragmentación y
división en nuestra vida. Pero,
"¿quién será la entidad, el "yo", que unificará estas partes y las integrará, no es también esa entidad un fragmento?" ¿Es el pensamiento? El
pensamiento en sí mismo es un fragmento, porque el
conocimiento de algo nunca es completo, el
conocimiento es
memoria acumulada y el pensamiento es la respuesta de esa memoria, por consiguiente, es limitada. El pensamiento nunca puede generar una
observación holística de la vida. De modo que
Krishnamurti se pregunta:
"¿puede uno observar sin el tiempo, sin el pensamiento, sin los recuerdos del pasado y sin las palabras?" La
palabra nunca es la cosa y nosotros miramos a través de la palabra, nunca tenemos una
percepción directa de la cosa- árbol, nubes..-: nuestro cerebro se ha
condicionado a través del tiempo y de la actividad del pensamiento, está atrapado en este círculo.
Cuando nos damos cuenta de que uno es el pasado, el presente y el futuro y eso genera una
división en nuestra consciencia, entre nuestra vida y el tiempo restante, que es la
muerte. Entonces, uno
vive con los propios problemas y la
muerte es algo que
debe evitarse, posponerse, colocarla a gran distancia. Observar holísticamente todo el movimiento de la vida es vivir con la vida y la muerte.
Debemos comprender
qué es el vivir y qué es el morir. Lo que sucede antes de morir es más importante que lo que sucede después de la muerte. La muerte es
"el final de todas las cosas conocidas, es el final de todos los apegos, de todo el dinero que ha acumulado y no puede llevarse, esa es la razón de que sienta miedo, pero el miedo es parte de su vida, y cualquier osa que haga, por muy rico, por muy pobre, por muy alta que sea su posición social y por mucho poder que tenga, siempre está ese final al que llamamos "la muerte"". Pero,
¿qué es eso que muere? Muere el "yo". Así que nuestra vida es ese "yo" al que nos aferramos, al que estamos apegados y la muerte es el final del "yo". La
muerte es la negación completa del pasado, del presente y del futuro, que constituyen el "yo".
Uno debe investigar con mucho detenimiento los propios
apegos. Comprender el
significado de la negación, es terminar con los propios
apegos, con las propias creencias.
Vivir con la muerte es negar cualquier apego mientras uno vive. La muerte es un final, poner fin, terminar con los propios apegos, el propio orgullo, el propio antagonismo o el odio hacia otro. Cuando comprendemos el pleno significado de la muerte poseemos esa vitalidad que yace detrás de la comprensión.
La vida y la muerte son una sola cosa cuando empezamos a morir en vida, y, el futuro deja de existir, tan sólo queda el terminar.