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Joan Antoni Melé reflexiona y analiza, en este primer capítulo del libro, las diferentes crisis con sus contradicciones. ¿Cuáles son esas crisis? Melé define 5 grandes crisis, a saber:
-
Crisis ecológica.
A pesar
del progreso
científico y tecnológico de las últimas décadas, se ha alcanzado una situación límite a nivel medioambiental. No sólo hablamos de
cambio climático sino también de la
contaminación de los
recursos básicos para garantizar la supervivencia de la vida en la Tierra: el aire, el agua y el suelo. La Tierra está enferma. En la época, de máximo conocimiento científico y técnico, hemos llevado al planeta al borde de la destrucción. Este hecho debería suscitarnos- tal como sugiere
Joan Antoni Melé- una serie de interrogantes:
- "¿Cómo es posible?"
- "¿Qué hemos hecho mal?"
-"¿Qué no hemos tenido en cuenta?"
- "¿Qué parte de responsabilidad tengo yo, por acción o por pasividad, en este proceso de destrucción?"
- "¿Hay algo que yo, individualmente, podría hacer para contribuir a un cambio positivo de esta situación?"
-
Crisis sanitaria.
Nadie puede negar los grandes avances en medicina, sin embargo, están surgiendo enfermedades que ya constituyen nuevas pandemias: como los más de 50 millones de personas con SIDA, como los millones de afectados con cáncer o por enfermedades mentales.Algo, no marcha bien, cuando esas nuevas enfermedades ponen de manifiesto otro tipo de desequilibrios.
Debemos plantearnos:
-"¿En qué medida depende de nuestro comportamiento ese crecimiento de nuevas enfermedades?"
- "¿Puedo aportar algún cambio positivo que contribuya a invertir esta tendencia?"
- Crisis social.
En el ámbito social, también encontramos contradicciones.Desde los años 80, han surgido
asociaciones humanitarias que colaboran desinteresadamente para lograr un mundo mejor. El movimiento
"Otro mundo es posible" ha generado un
movimiento global favorable a la
conciencia social. Deberíamos preguntarnos, si millones de personas en el mundo, no quieren las guerras:
-"¿Cómo es posible que las guerras continúan de forma inexorable, y que no seamos capaces de detenerlas?"
- "¿Qué estamos haciendo mal o qué deberíamos hacer y no hemos hecho, además de manifestarnos?"
- "¿Realmente las guerras son inevitables?"
- "¿Tengo yo alguna responsabilidad en que sigan existiendo esas guerras?"
- "¿Hay algo que yo podría hacer para contribuir a cambiar esa situación?"
- Crisis económica.
A
pesar
de la
crisis económica, nunca había
circulado tanto dinero ni se había
generado tanta riqueza económica, como ahora. Es cierto. Pero, la crisis económica no es nueva:
"tres mil doscientos millones de personas en el mundo no viven en crisis sino en la miseria absoluta." Una tercera parte de esos pobres viven por debajo del nivel de la pobreza. Y, sin embargo, ha habido dinero público para el rescate de las entidades financieras. La
globalización ha provocado un
crecimiento exponencial de la economía, a la par, un crecimiento de la pobreza, sin precedentes. Pero, un gran porcentaje de ese
crecimiento económico ha sido especulativo y no se corresponde con una
creación real de riqueza.
- Crisis financiera.
Al colapso de la
economía especulativa lo llamamos "crisis". La economía especulativa empezó a crecer con fuerza después de la Caída del Muro de Berlín. El
beneficio se convirtió en un fin en sí mismo. Unos pocos se pusieron a especular para que creciera el "dinero" sin producir a cambio ningún bien de consumo. Los bancos se alejaron de la
economía real productiva y se centraron en la
economía especulativa. La consecuencia fue el estallido de la
búrbuja especulativa. El "dinero especulativo" tiene su origen en la codicia de las personas. Esa codicia ha conducido al
colapso económico al sistema capitalista. En última instancia, el estallido de la
búrbuja financiera nos indica que estamos ante una
crisis de conciencia y de
valores humanos.
Si el
mercado somos todos,
si cambiamos nuestra manera de pensar, de actuar y de invertir nuestro dinero, cambiará el funcionamiento y la dirección del modelo económico:
"El poder del ciudadano no reside tanto en su voto, como en la dirección a la que dirige su dinero, su forma de consumir." Se puede considerar el
ahorro como
otra dimensión del
consumo. Si la gente piensa exclusivamente en la
rentabilidad individual, el dinero se dirigirá a la
economía especulativa que "hinchará" de nuevo el globo del "dinero especulativo" hasta que vuelva a estallar.
En la
economía especulativa, la preocupación máxima del cliente es la
rentabilidad que el banco le ofrece por sus
ahorros. Nadie pregunta a dónde se destina "su" dinero. Es frecuente encontrar entidades financieras que invierten los ahorros de sus clientes en sectores o actividades de dudoso carácter ético. Para que cambie esta situación, debemos preocuparnos por el impacto que tienen nuestras acciones sobre los demás y el medio ambiente.
No hay contradicción, con extraer
beneficio del
ahorro y del
trabajo. El
beneficio es
dinamizador de la vida de una comunidad y un
indicador de que los "instrumentos económicos básicos"- el ahorro y el trabajo- se están gestionando correctamente. En este sentido, el beneficio es bueno. Hemos de estar atentos a su perversión: el
beneficio se pervierte en el momento en que se
busca por sí mismo y se
someten a él, el
ahorro y el
trabajo. El
beneficio es la consecuencia de la
creación de riqueza, no su causa. Las personas han de poner el dinero donde estén sus valores. Aunque el gesto de una persona parezca insignificante, el gesto colectivo indica las
"voluntades colectivas" y los
"valores" que constituyen la
única base sólida para una
convivencia en paz.
Bajo estos criterios financieros, nació la
banca ética que se asienta sobre dos pilares: la
ética y la
sostenibilidad.Pero, ¿Qué es la banca ética? Se trata de un negocio que se basa en la
responsabilidad, la
confianza, la
transparencia y la
relación a largo plazo con el cliente. La
banca ética huye de la especulación para invertir en la
economía real, promoviendo el
desarrollo sostenible. A través de la banca ética, podemos cambiar el mundo, cuando comprendemos que
el dinero de "uno" es en realidad el dinero de "todos".