Hasta el momento hemos analizado el contexto histórico en el que se ha desarrollado el sistema educativo finlandés que tiene en su origen 2 objetivos:
1- Potenciar el conocimiento y el dominio del finés y del sueco. La educación como elemento de cohesión social y como defensa ante amenazas externas- URSS, inicialmente y Globalización, actualmente-.
2- Conseguir que Finlandia liderase la sociedad del conocimiento sin renunciar al Estado del bienestar, potenciando dos valores esenciales: la equidad y la calidad.
Como resume Xavier Melgarejo "simplemente con estas premisas ya valdría la pena estudiar el sistema educativo finlandés y que éstos persisten a lo largo del tiempo."
Ahora vamos a analizar cada uno de estos aspectos del sistema educativo finlandés con el objetivo de extraer conclusiones para trasladarlos al sistema educativo español.
1- El fracaso escolar: si analizamos el número de alumnos que abandonan el sistema educativo al finalizar la educación obligatoria en Finlandia se sitúa entorno al 6%. La tasa de graduación en la enseñanza obligatoria es del 94% y solo un 1% de los estudiantes pueden repetir curso. La política de no repetir curso está relacionada con la política de igualdad de oportunidades. La causa del bajo fracaso escolar "no se puede atribuir a la posibilidad de repetir cursos". Por tanto, es evidente que la repetición de curso debería ser una respuesta excepcional al fracaso escolar y no la opción habitual.
2- Excelencia educativa: A la bajada de la tasa de fracaso escolar en Finlandia, se ha acompañado, en estas últimas décadas, por una mejora en los niveles de excelencia educativa. Dichos niveles se han medido a través de la IEA y de la OCDE. La IEA "nació como una organización internacional de maestros y fue la pionera en la realización de estudios comparativos del sistema educativo que suelen medir la situación de los alumnos a dos edades muy concretas: a los 9 años y a los 14-15 años". La OCDE es "una organización que integra los gobiernos de los Estados miembros y su objetivo principal es medir la situación de los alumnos al culminar sus estudios a los 15 años." Tanto en las pruebas de la IEA (1991) como en las de la OCDE (1993) sobre competencia lectora, Finlandia ocupó el primer puesto "por sus excelentes resultados, de los cuales destacaban especialmente los de las niñas." Este resultado es excepcionalmente bueno teniendo en cuenta que la escolarización obligatoria no empieza hasta los 7 años. A los 14 años, vuelve a ser la más alta de los 31 países de la OCDE. Los resultados rebelan que "las diferencias entre los centros seleccionados para el estudio eran escasos y la homogeneidad de los alumnos muy alta de manera que el número de alumnos con peor competencia lectora estaba muy por debajo de la media." ¿Qué explica estos resultados espectaculares en competencia lectora? Finlandia es el país con menos número de repetidores. Además, los alumnos finlandeses gozan de mayor igualdad de oportunidades, independientemente de su origen y de su situación socioeconómica.
Por otro lado, los informes PISA miden si los alumnos al finalizar la educación obligatoria han adquirido las competencias necesarias para su participación plena en la sociedad. Los informes se centran en tres competencias básicas: competencia lectora, matemática y científica. En 2000, el eje fue la competencia lectora. Está se divide en 5 niveles: "el nivel 1 representa la competencia más elemental. Por debajo de ese nivel se indican aquellos alumnos que no dominan ni los rudimentos más elementales de la lectura. Por el contrario, el nivel 5 representa la competencia máxima". Podemos observar que Finlandia tiene el 50% de los alumnos de 15 años entre los niveles 4 y 5 mientras que España sólo tiene el 25% en esos niveles. Sin embargo, los alumnos que se encuentran entre los niveles 1 y -1, en el caso finlandés, sería el 7% de los alumnos y, en el caso español, un 16%. En 2003, los resultados de Finlandia en competencia matemática y científica son excelentes. Vuelve a situar a casi la mitad de sus alumnos en niveles superiores y sólo el 7% están en los niveles inferiores 1 y -1.
El análisis de los resultados de los diferentes informes PISA permite extraer conclusiones para la mejora del sistema educativo español. Los resultados de los alumnos españoles son perfectamente equiparables a países escandinavos como Dinamarca o Noruega a pesar de que España no cuenta con las inversiores en educación de estos países ni con su Estado del bienestar. Con todo ello, podemos concluir que los resultados de los alumnos españoles en los informes PISA son bastante positivos y que en buena medida se suple la falta de medios económicos y el reconocimiento social del profesorado.
La apuesta por la excelencia, desde la educación primaria hasta la universidad, ha permitido que Finlandia "se encuentre inmersa en una verdadera sociedad del conocimiento, con una población profundamente comprometida no sólo con la educación formal y reglada, sino también con la formación continuada de los adultos". Finlandia tiene el mayor porcentaje de adultos en formación continuada de la OCDE (56,8%). El origen de esta situación fue la grave crisis económica, que atrevesó Finlandia, a mediados de los años 90, la más grave después de la Segunda Guerra Mundial. El Estado finés se dió cuenta que sólo la formación de los trabajadores permitía su reincorporación en el mercado laboral. Además, el Estado emprendió una política para incentivar la investigación y el desarrollo.
En conclusión, podemos afirmar que el sistema educativo finlandés produce un nivel de fracaso escolar muy bajo- 6% - con un porcentaje de graduación en la educación secundaria obligatoria del 94% y un 1% de repetidores por curso. Estos datos demuestran que Finlandia tiene un alto nivel de equidad educativa, que no se ha traducido en una bajada de niveles educativos, más bien al contrario, se ha mantenido el nivel de competencia lectora, matemática y científica a lo largo del tiempo. Esta situación ha permitido que Finlandia se sitúe en la actualidad en una posición de liderazgo en la sociedad del conocimiento, con grandes inversiones en I+D, y, con una población concienciada en la necesidad de una formación permanente para responder a los retos de la sociedad y de una economía globalizada.
Por otro lado, los informes PISA miden si los alumnos al finalizar la educación obligatoria han adquirido las competencias necesarias para su participación plena en la sociedad. Los informes se centran en tres competencias básicas: competencia lectora, matemática y científica. En 2000, el eje fue la competencia lectora. Está se divide en 5 niveles: "el nivel 1 representa la competencia más elemental. Por debajo de ese nivel se indican aquellos alumnos que no dominan ni los rudimentos más elementales de la lectura. Por el contrario, el nivel 5 representa la competencia máxima". Podemos observar que Finlandia tiene el 50% de los alumnos de 15 años entre los niveles 4 y 5 mientras que España sólo tiene el 25% en esos niveles. Sin embargo, los alumnos que se encuentran entre los niveles 1 y -1, en el caso finlandés, sería el 7% de los alumnos y, en el caso español, un 16%. En 2003, los resultados de Finlandia en competencia matemática y científica son excelentes. Vuelve a situar a casi la mitad de sus alumnos en niveles superiores y sólo el 7% están en los niveles inferiores 1 y -1.
El análisis de los resultados de los diferentes informes PISA permite extraer conclusiones para la mejora del sistema educativo español. Los resultados de los alumnos españoles son perfectamente equiparables a países escandinavos como Dinamarca o Noruega a pesar de que España no cuenta con las inversiores en educación de estos países ni con su Estado del bienestar. Con todo ello, podemos concluir que los resultados de los alumnos españoles en los informes PISA son bastante positivos y que en buena medida se suple la falta de medios económicos y el reconocimiento social del profesorado.
La apuesta por la excelencia, desde la educación primaria hasta la universidad, ha permitido que Finlandia "se encuentre inmersa en una verdadera sociedad del conocimiento, con una población profundamente comprometida no sólo con la educación formal y reglada, sino también con la formación continuada de los adultos". Finlandia tiene el mayor porcentaje de adultos en formación continuada de la OCDE (56,8%). El origen de esta situación fue la grave crisis económica, que atrevesó Finlandia, a mediados de los años 90, la más grave después de la Segunda Guerra Mundial. El Estado finés se dió cuenta que sólo la formación de los trabajadores permitía su reincorporación en el mercado laboral. Además, el Estado emprendió una política para incentivar la investigación y el desarrollo.
En conclusión, podemos afirmar que el sistema educativo finlandés produce un nivel de fracaso escolar muy bajo- 6% - con un porcentaje de graduación en la educación secundaria obligatoria del 94% y un 1% de repetidores por curso. Estos datos demuestran que Finlandia tiene un alto nivel de equidad educativa, que no se ha traducido en una bajada de niveles educativos, más bien al contrario, se ha mantenido el nivel de competencia lectora, matemática y científica a lo largo del tiempo. Esta situación ha permitido que Finlandia se sitúe en la actualidad en una posición de liderazgo en la sociedad del conocimiento, con grandes inversiones en I+D, y, con una población concienciada en la necesidad de una formación permanente para responder a los retos de la sociedad y de una economía globalizada.