"La evolución de la conciencia planetaria es, sin la menor duda, un auténtico imperativo para la supervivencia humana en nuestro planeta. Resulta difícil, en su ausencia, imaginar cómo 7.000 millones de personas pueden vivir en paz... o simplemente sobrevivir. Parafraseando a Gandhi cabría decir: " Vive conscientemente, para que todos podamos vivir".
(Espiritualidad y política, página 120)"
Emergencia global de Ervin Laszlo es el séptimo artículo del libro Espiritualidad y política.
Ervin Laszlo hace hincapie en la falta de sostenibilidad y en las inestabilidades de las sociedades humanas, en relación a los recursos de la Tierra y a las necesidades de los ecosistemas del planeta. Estas inestabilidades económicas, sociales y políticas junto a la falta de sostenibilidad ecológica de las sociedades humanas están poniendo en serio riesgo la viabilidad de la humanidad y del planeta como conjunto de sistemas vivos que interactúan entre sí. La inestabilidad e insostenibilidad de las actividades humanas ha llevado a una situación de emergencia global que debemos afrontar si queremos evitar una catástrofe global. Debemos actuar conjuntamente, promoviendo acciones globales coordinadas, y, debe existir una conciencia planetaria que respalde estas acciones. Esta conciencia planetaria no puede forjarse, mientras existan creencias, que obstaculizen la voluntad de emprender acciones globales, que nos enfrente a esa emergencia global. El ethos del mundo debe cambiar forzosamente.
¿Qué es una emergencia global? Una emergencia es una situación crítica que atraviesa un sistema cuando ha dejado de ser sostenible y ha entrado en un estado de inestabilidad que obliga a introducir cambios para que no entre en colapso. Una emergencia puede afectar tanto a sociedades humanas como a ecosistemas. Hablamos de una emergencia global, cuando los sistemas vivos del planeta entran en un estado de inestabilidad que los hace insostenibles. Para afrontar una emergencia global necesitamos emprender acciones globales coordinadas.
Las inestabilidades económicas y políticas de las sociedades humanas se debe principalmente a "su segmentación, polarización e incoherencia". Debido a estos niveles, la brecha entre ricos y pobres se ha ensanchado con el paso del tiempo y ha alcanzado magnitudes desproporcionadas. Vivimos en un mundo, donde mil millones de personas disfrutan del 80% del PIB Global mientras que cerca de 6.000 millones deben repartirse el 20% restantes. En la historia de la humanidad, nunca antes había conocido este balance entre quienes poseen la riqueza y quienes no poseen nada o más bien poco. Nunca hemos alcanzado este nivel de polarización y segmentación entre sociedades enriquecidas o prósperas- países occidentales, en su mayoría- y sociedades empobrecidos o pobres- países no- occidentales, también en su mayoría-. La pobreza no sólo reduce la calidad de vida de las personas sino que llega a poner en peligro su probabilidad de supervivencia. En el ámbito estrictamente económico, la inestabilidad se manifiesta en el balance entre la demanda humana de recursos y la oferta de recursos del planeta. La economía global se ha tornado inestable- e insostenible- porque la curva de la demanda humana excede a la oferta decreciente de recursos del planeta. Hemos consumido más recursos naturales, en éstas últimas 7 décadas, que en toda la historia de la humanidad. La capacidad del planeta para regenerarse está en serio peligro. El consumo global está a punto de alcanzar el límite máximo que puede soportar nuestro planeta. Hemos de reinvertir esta demanda que alimenta una economía insostenible - irresponsable y suicida- para ajustarla a una oferta que garantice la regeneración de esos recursos. Esta oferta debe guiarse por las necesidades de los ecosistemas y no por las necesidades de una economía consumista.
Además de las inestabilidades, las sociedades humanas no son sostenibles ecológicamente. Las personas necesitamos el suministro de agua potable, alimentos y aire limpio para sobrevivir. Estos recursos naturales están sobreexplotados o bien están contaminados. Al ritmo actual, no dispondremos de suficientes recursos para mantener a una población cada vez más numerosa. Otro aspecto crítico es los cambios en la composición química de la atmósfera. La concentración de oxígeno en la atmósfera se ha reducido y se ha incrementado el dióxido de carbono, y con ello, la tasa de gases de efecto invernadero. Esta acumulación de dióxido de carbono impide el mantenimiento del equilibrio de los ciclos de los ecosistemas. La ruptura de estos ciclos altera gravemente los procesos de regeneración de la naturaleza. Hemos de restablecer de nuevo la estabilidad de la biosfera para garantizar la supervivencia de la vida en el planeta.
¿Por qué hemos llegado a este punto de insostenibilidad e inestabilidad en las sociedades humanas? ¿Qué nos impide emprender acciones conjuntas de carácter global? El por qué y el qué tienen un mismo origen. Ese origen está en el propio ser humano: nuestra manera de pensar y consecuentemente cómo hacemos frente a los problemas que nos atenaza. Cómo bien apunta, Ervin Laszlo, utilizando una cita de Einstein, "no podemos resolver un problema con el mismo tipo de pensamiento que lo originó", no podemos resolver los problemas complejos de las sociedades actuales con el tipo de pensamiento que los ha creado. Hemos de transformar este tipo de pensamiento y las creencias que lo sostienen y alimentan. Su persistencia ha impedido a la humanidad, el darse cuenta de la necesidad de emprender una acción global. Cuando somos capaces de transformar este tipo de pensamiento, estamos en disposición de cambiar la conciencia que lo ha contenido. Hemos de identificar qué creencias impiden el alumbramiento de una conciencia planetaria. Las creencias son la llave de la transformación de la actual conciencia basada en intereses nacionales hacia una conciencia planetaria basada en la interdependencia e interrelación de la humanidad. El fracaso -o el éxito- de la humanidad en unirse y comprometerse en proyectos globales, depende en gran medida del desarrollo de esta conciencia planetaria, sin la que no podrá ser viable nuestro futuro en la Tierra, y, sin la que no podemos hacer frente a esta emergencia global.
¿Qué es una emergencia global? Una emergencia es una situación crítica que atraviesa un sistema cuando ha dejado de ser sostenible y ha entrado en un estado de inestabilidad que obliga a introducir cambios para que no entre en colapso. Una emergencia puede afectar tanto a sociedades humanas como a ecosistemas. Hablamos de una emergencia global, cuando los sistemas vivos del planeta entran en un estado de inestabilidad que los hace insostenibles. Para afrontar una emergencia global necesitamos emprender acciones globales coordinadas.
Las inestabilidades económicas y políticas de las sociedades humanas se debe principalmente a "su segmentación, polarización e incoherencia". Debido a estos niveles, la brecha entre ricos y pobres se ha ensanchado con el paso del tiempo y ha alcanzado magnitudes desproporcionadas. Vivimos en un mundo, donde mil millones de personas disfrutan del 80% del PIB Global mientras que cerca de 6.000 millones deben repartirse el 20% restantes. En la historia de la humanidad, nunca antes había conocido este balance entre quienes poseen la riqueza y quienes no poseen nada o más bien poco. Nunca hemos alcanzado este nivel de polarización y segmentación entre sociedades enriquecidas o prósperas- países occidentales, en su mayoría- y sociedades empobrecidos o pobres- países no- occidentales, también en su mayoría-. La pobreza no sólo reduce la calidad de vida de las personas sino que llega a poner en peligro su probabilidad de supervivencia. En el ámbito estrictamente económico, la inestabilidad se manifiesta en el balance entre la demanda humana de recursos y la oferta de recursos del planeta. La economía global se ha tornado inestable- e insostenible- porque la curva de la demanda humana excede a la oferta decreciente de recursos del planeta. Hemos consumido más recursos naturales, en éstas últimas 7 décadas, que en toda la historia de la humanidad. La capacidad del planeta para regenerarse está en serio peligro. El consumo global está a punto de alcanzar el límite máximo que puede soportar nuestro planeta. Hemos de reinvertir esta demanda que alimenta una economía insostenible - irresponsable y suicida- para ajustarla a una oferta que garantice la regeneración de esos recursos. Esta oferta debe guiarse por las necesidades de los ecosistemas y no por las necesidades de una economía consumista.
Además de las inestabilidades, las sociedades humanas no son sostenibles ecológicamente. Las personas necesitamos el suministro de agua potable, alimentos y aire limpio para sobrevivir. Estos recursos naturales están sobreexplotados o bien están contaminados. Al ritmo actual, no dispondremos de suficientes recursos para mantener a una población cada vez más numerosa. Otro aspecto crítico es los cambios en la composición química de la atmósfera. La concentración de oxígeno en la atmósfera se ha reducido y se ha incrementado el dióxido de carbono, y con ello, la tasa de gases de efecto invernadero. Esta acumulación de dióxido de carbono impide el mantenimiento del equilibrio de los ciclos de los ecosistemas. La ruptura de estos ciclos altera gravemente los procesos de regeneración de la naturaleza. Hemos de restablecer de nuevo la estabilidad de la biosfera para garantizar la supervivencia de la vida en el planeta.
¿Por qué hemos llegado a este punto de insostenibilidad e inestabilidad en las sociedades humanas? ¿Qué nos impide emprender acciones conjuntas de carácter global? El por qué y el qué tienen un mismo origen. Ese origen está en el propio ser humano: nuestra manera de pensar y consecuentemente cómo hacemos frente a los problemas que nos atenaza. Cómo bien apunta, Ervin Laszlo, utilizando una cita de Einstein, "no podemos resolver un problema con el mismo tipo de pensamiento que lo originó", no podemos resolver los problemas complejos de las sociedades actuales con el tipo de pensamiento que los ha creado. Hemos de transformar este tipo de pensamiento y las creencias que lo sostienen y alimentan. Su persistencia ha impedido a la humanidad, el darse cuenta de la necesidad de emprender una acción global. Cuando somos capaces de transformar este tipo de pensamiento, estamos en disposición de cambiar la conciencia que lo ha contenido. Hemos de identificar qué creencias impiden el alumbramiento de una conciencia planetaria. Las creencias son la llave de la transformación de la actual conciencia basada en intereses nacionales hacia una conciencia planetaria basada en la interdependencia e interrelación de la humanidad. El fracaso -o el éxito- de la humanidad en unirse y comprometerse en proyectos globales, depende en gran medida del desarrollo de esta conciencia planetaria, sin la que no podrá ser viable nuestro futuro en la Tierra, y, sin la que no podemos hacer frente a esta emergencia global.
Queda claro que en tanto el egoísmo,la mentira y la avaricia sean los móviles de nuestra existencia,nuestra civilización se ve abocada a la autodestrucción.
ResponderEliminarNo hemos aprendido nada....donde esta Nerón....?????
Si no me equivoco, no yo, sino los budistas todos, entienden que aquello que se piensa, es consecuencia del nivel de conciencia. No conseguiremos pensar planetariamente, si antes no accedemos al nivel de conciencia adecuado.
ResponderEliminarEvolucionamos colectivamente, pero muy lentamente. Para acelerar la evolución, lo mejor son -practicas meditativas-, que son las que nos amplian la conciencia.
Somos enfermos que podemos morir antes de recibir el medicamento que nos salvaria. Lo triste es que el medicamento existe. Pero no se aplica...,triste...
Luis Troyano