4 de junio de 2019

El efecto google: ¿qué alteraciones implica el uso de internet para la memoria?

B. Sparrow, J. Liu y D. Wegner publicaron en 2011 un estudio sobre los efectos del uso de Google en la memoria y las consecuencias que puede tener en la cognición el disponer de información rápidamente, a golpe de clic. El "efecto Google" lo podríamos definir como la tendencia a no guardar y almacenar en nuestra memoria las informaciones que podemos encontrar fácilmente en internet. Buscadores como Google puede hacernos creer innecesarios los esfuerzos para codificar y almacenar determinados datos. De esta manera, internet se está convirtiendo en la extensión de la propia memoria, en una "memoria expandida que no tiene límites. Una prótesis mnemónica digital, omnipotente para nuestra memoria personal limitada y con tantos déficits." Si tenemos plena confianza en Google para encontrar los datos que nos interesan, delegaremos en el buscador y nos ahorraremos el esfuerzo de aprenderlos y recordarlos. De esta manera, la información no se registra en nuestra memoria personal biológica y neuronal, sino que se registra en la memoria externa, digital y artificial. ¿Qué consecuencias tiene esto? En 1980, D. Wegner teorizó lo que llamó "procesos de delegación de la memoria." Propusó el concepto de "memoria transactiva" que "tiene lugar cuando en un grupo de trabajo, una persona se despreocupa de aprender y retener los conocimientos que otra persona del grupo posee." La memoria transactiva es una delegación de la memoria personal para optimizar la resolución de problemas y la toma de decisiones. Sin embargo, cuando confiamos en internet no estamos delegando en otra persona, no estamos delegando en una inteligencia natural sino artificial. 

La memoria externa y artificial es muy distinta de la memoria personal biológica. Como lo es el cerebro digital del cerebro biológico. El cerebro digital absorbe la información, la guarda de inmediato en su memoria, y la recupera íntegramente, cuantas veces se quiera, sin modificación alguna. En cambio, el cerebro humano continuamente está elaborando la información, reconstruyendo los recuerdos. El cerebro que recuerda ya no es el mismo que elaboró los recuerdos. Por otra parte, las conexiones de la red no se parecen en absoluto a las conexiones neuronales. Dado que ambas memorias- personal- biológica- y digital- artificial- son tan diferentes, es normal que el abuso de la segunda acabe provocando disfunciones en la primera. Actualmente, podemos hablar de una sobrecarga cognitiva de la memoria de trabajo y esto supone la pérdida de control de la atención sostenida dificultando los procesos de memoria y aprendizaje. La navegación por internet hace uso intensivo de la multitarea lo que supone la interrupción de la atención sostenida y focalizada. Constantemente, estamos cambiando de objetivos, manteniendo una atención dividida y controlando la interferencia de estímulos. Con tanta interferencia y distracción no resulta fácil mantener focalizada la atención y la memoria de trabajo .

Actualmente, la neurociencia investiga si las nuevas tecnologías están modificandonuestro cerebro, pero aún no disponemos de una investigación concluyente al respecto, como sí ocurre con la lectura. El cerebro del lector es diferente del cerebro de una persona analfabeta. La lectura y la escritura hicieron su aparición hace 60.000 años y cambiaron los cerebros de las personas. Áreas cerebrales que hasta hacia poco se dedicaban a otras funciones, se tuvieron que "reciclar" para realizar las nuevas tareas de lectura y escritura. De igual forma, las nuevas tecnologías deben de estar cambiando el cerebro, pero que aún no se ha manifestado esos cambios. Además, esas modificaciones serán diferentes en los nativos digitales que en los emigrantes digitales que se han socializado más tarde con las nuevas tecnologías. Evidentemente, los cambios suponen ganancias y pérdidas: entre las ganancias encontraremos el rendimiento multitarea, la localización, clasificación y la evaluación de información, la percepción, imaginación y habilidades visoespaciales y entre las pérdidas destacaremos la atención focalizada y sostenida, el pensamiento crítico, reflexivo y argumentativo. Para acabar, está claro que las nuevas tecnologías no sólo pueden llegar a alterar los procesos de memorización sino también nos pueden ayudar a entender mejor los trastornos de la memoria. 

3 de junio de 2019

Memorias extraordinarias: síndrome Savant o síndrome del sabio.

El primer caso documentado del síndrome Savant -o también conocido con el nombre de síndrome del sabio- fue a principios del siglo XIX en el Reino Unido. Éste es el caso de Thomas Fuller. El médico Benjamin Rush lo describió así: " apenas entendía nada, ni de índole teni práctica, que fuera más complejo que contar" apesar de todo era un genio del cálculo. Tener una memoria prodigiosa en un ámbito concreto es característico del síndrome savant. Quienes lo sufren suelen presentar deficiencias y limitaciones graves en la mayoría de las funciones mentales, en contraposición a una extraordinaria competencia en un dominio particular que requiere una memoria fuera de lo común. Las alteraciones de estas personas las pueden hacer dependientes, a la vez capacitados en campos dispares como el cálculo, la música, el lenguaje... Los estudios de Donald Treffert revelan que el síndrome Savant suele ser un trastorno congénito en el 90% de los casos y está relacionado con el autismo. Un 10% aparece en la edad adulta como resultado de una lesión cerebral. Treffert establece una distribución por sexos: hay cuatro veces más savant hombres que mujeres.

La capacidad de memorización que tienen muchos savant no es algo que se pueda conseguir a través de estrategias de asociación. No es algo que se pueda aprender. Las estrategias de asociación que emplean los savant son siempre personales. Los límites de su memoria de trabajo dependen sobre todo de la importancia y significación que asignen a la información memorizada para asociarla e integrarla en los conocimientos que ya posee. El origen de estas capacidades excepcionales no está del todo claro. Se han conjeturado diversas teorías basadas en desarrollos extremos, como un déficit del hemisferio izquierdo que viene a compensar el hemisferio derecho; un mayor desarrollo de áreas visuales en densidad neuronal y en conexiones sinápticas; mayor desarrollo de áreas cerebrales implicadas en las emociones y en la interacción social. No todos los savants van de la mano de una incapacitación para la vida cotidiana. Las investigaciones realizadas sobre savants apuntan a que la actividad cerebral de estos se parece mucho más a la de una persona común que al funcionamiento de un ordenador. 

31 de mayo de 2019

Tipos de Amnesias

Existen diferentes tipos de amnesias:

1. El Estado de fuga es un tipo de amnesia que afecta a personas que aparecen en un lugar alejado de su hogar sin poder recordar qué ha sucedido, a pesar de que el lenguaje y las memorias procedimentales están intactas. La memoria autobiográfica está afectada. Normalmente, estas personas están atravesando algún tipo de conflicto o traumas familiares, problemas económicos, etc. De ahí, el uso de la palabra fuga en el sentido de huida de su vida anterior y de lo que significaba para el afectado. 

2. La amnesia global transitoria es un tipo de amnesia que afecta por primera vez a personas entre 60 y 70 años y que suele durar menos de 24h. La persona no tiene alteraciones sensitivas, motoras, de lenguaje o de razonamiento. El paciente suele repetir las mismas preguntas porque es incapaz de crear recuerdos a corto plazo debido a la amnesia anterógrada que padece, afectándole a lo sucedido después del episodio amnésico. En cambio, su memoria a largo plazo está en perfecto estado. Las causas de la amnesia global transitoria no están claras. La hipótesis más aceptada apunta a una causa de tipo vascular debido a pequeños infartos isquémicos. También hay otros factores de riesgo como la hipertensión vascular, la presencia de migrañas, el estrés y un exceso de esfuerzo físico. La amnesia global transitoria tiene un efecto en ambos hemisferios. En el hemisferio izquierdo, la alteración de la memoria verbal mientras que en el hemisferio derecho se traduce en una pérdida de la memoria visoespacial. 

3. La amnesia diencefálica es un tipo de amnesia que se caracteriza por la fabulación o falsificación de los recuerdos, antes que admitir que no se recuerda un hecho. Las personas con amnesias son poco conscientes de su trastorno de memoria. La causa de esta amnesia es una carencia de vitamina B1, asociada a una ingesta abusiva y prolongada de alcohol. Este déficit en B1 provoca la muerte de células en la línea media del diencéfalo, lo que acaba afectando y originando lesiones en diversas estructuras del diencéfalo, como el tálamo, los cuerpos mamilares o la circunvolución cingulada así como al lóbulo frontal. 

4. Amnesia del lóbulo temporal ( o amnesia hipocámpica) es un tipo de amnesia que está producida por lesiones bilaterales del hipocampo y la amígdala y se manifiesta en forma de una amnesia anterógrada grave que afectan a las memorias semántica y episódica y una amnesia retrógrada que afecta a los 2 o 3 años previos a la lesión. En cambio, la memoria procedimental y la memoria inmediata están bien conservadas. 

5. Amnesia frontal es un tipo de amnesia que se produce debido a lesiones en el lóbulo frontal. Esta amnesia conlleva la pérdida de las funciones ejecutivas fundamentales. Los pacientes que padecen amnesia frontal no son conscientes de sus dificultades de memoria y tienden a sobrevalorar sus capacidades. Tampoco valoran el grado de dificultad de las tareas y las estrategias para abordarlas. La memoria semántica se conserva bastante bien. Mientras que se ven afectadas tanto la memoria episódica como la memoria prospectiva. 

6. Amnesia postraumática es un tipo de amnesia que suele alterar el funcionamiento general del cerebro debido a un traumatismo craneoencefálico. Suelen estar afectados los lóbulos frontales y temporales. La amnesia postraumática suele cursaracompañada de una laguna amnésica, que consiste en un lapso de tiempo, que puede durar minutos previos al accidente hasta días y/ o años atrás, en función de la gravedad de la lesión. También, se da una amnesia anterógrada, cuya afectación depende de la gravedad de la lesión. 

30 de mayo de 2019

Deterioro cognitivo leve y demencias

El deterioro cognitivo leve - DCL- está considerado un síndrome que se se sitúa en la zona intermedia entre los cambios propios del envejecimiento y los síntomas más graves de la demencia. Se caracteriza por una disminución del rendimiento de la memoria, constatado por pruebas cognitivas, en comparación con otras personas de edad y nivel educativo similar. El paciente se suele quejar de problemas en la memoria. Ése es el único síntoma notable, pues la capacidad de razonamiento y juicio se mantienen inalterados. En los diferentes tipos de DCL- Deterioro cognitivo leve- acostumbran a darse los mismos cambios cerebrales que en las demencias, si bien la diferencia está en la extensión y la gravedad que en el DCL es mucho más limitado. Aunque no podemos predecir quien puede padecer de DCL, sí existen factores de riesgo que pueden propiciarlo, como factores genéticos, una tensión arterial alta, diabetes y mantenerse poco activo física, mental y socialmente. Los estudios indican que de un 10% a un 15% de personas diagnosticadas con DCL evolucionan anualmente a demencia y en los 5 años siguientes pueden llegar a ser un 60% a un 70%. Por tanto, el DCL a veces puede ser el inicio de una demencia, pero también puede ser un trastorno permanente estable e incluso puede ser reversible. 

Por otro lado, el diagnóstico de demencia es más grave que el de DCL ya que supone un deterioro de los "procesos cognitivos y comportamentales progresivo." El declive de los procesos cognitivos afecta a diferentes funciones mentales: memoria, atención, orientación espacial y temporal, pensamiento, emociones y lenguaje. Se producen cambios conductuales como la apatía, agitación, irritabilidad y agresividad. Hay muchos tipos de demencias y se pueden clasificar según una serie de criterios: edad de aparición, etiología, signos neurológicos, respuesta a los tratamientos. Con respecto a la etiología se diferencian las demencias degenerativas, las vasculares y las debida a varias causas. Por la zona cerebral afectada se diferencian: las demencias corticales como el alzhéimer, las subcorticales, como el parkinson y las axiales como el síndrome de Korsakoff. 

Sin duda, el Alzheimer es la demencia más frecuente. De hecho, representa el 60% de diagnóstico por demencia en Europa. El 10% de las personas mayores de 65 años y más del 50% de las personas mayores de 85 años en Occidente. Fue el neurólogo alemán Artois Alzheimer quien trató por primera vez un caso de Alzheimer en 1901. La paciente Auguste Deter de 51 años presentó un imparable deterioro cognitivo durante 4 años sin saber qué y por qué sucedía y sin saber cómo diagnosticarla. Su caso no encajaba en ninguna patología conocida. Cuando Deter murió, solicitó permiso para estudiar su cerebro. Los resultados publicados en 1906 dieron a conocer la enfermedad de Alzheimer. Se ha avanzado mucho en el conocimiento del Alzheimer.

Se diferencian tres etapas en la evolución de la enfermedad: la fase amnésica, la fase confusional y la fase demencial. La etapa amnésica se caracteriza por un déficit en la memoria a corto plazo y problemas para almacenar nueva información en la memoria a largo plazo, olvido de palabras, desorientación espacial, dificultades en el cálculo o en el razonamiento, cambios frecuetnes en el estado de ánimo. La etapa confusional se caracteriza por una mayor afectación de las funciones mentales en general, especialmente el lenguaje. Se presenta amnesia anterógrada y retrógrada con más profusión. Las dificultades espaciales, apraxias y agnosias son patentes. Aparecen las dificultades en actividades como viajar en transporte público, hacer la compra, cocinar o gestionar el día a día. La etapa demencial se caracteriza por un grave deterioro intelectual, emocional y comportamental. El deterioro de las facultades mentales reduce la capacidad del enfermo para las actividades diarias, imposibilitando su autonomía. Algunos enfermos llegan al mutismo o a la ecolalia. 


29 de mayo de 2019

Memoria y olvido en el envejecimiento

Siempre se ha creído que a medida que envejecemos, vamos perdiendo capacidades cognitivas. La últimas investigaciones han demostrado que no existe un único y lineal proceso de envejecimiento cerebral, pues la plasticidad neuronal se mantiene a lo largo de la vida y además la evolución de cada cerebro dependerá de lo que hagamos con él. Se han hecho estudios longitudinales en los que se hace un seguimiento de un grupo de personas durante un período de su ciclo vital. La primera conclusión de estos estudios corrobora una disminución de determinadas capacidades cognitivas y perceptivas asociada al envejecimiento, al mismo tiempo algunas funciones mentales permanecen estables a lo largo de la vida e incluso ganan con la edad. En la vejez, se presenta una pérdida de memoria que afecta a todos los tipos de memoria: la memoria de corto plazo, la memoria de trabajo, la memoria implícita y la memoria explícita. Este fenómeno no es igual en todas las personas ni en todas las funciones mentales.

En cuanto a la memoria, la más afectada con el paso de la edad es la memoria de trabajo. Con el paso del tiempo, nos resulta más difícil mantener la atención y gestionar la información en situaciones complejas que requieren rapidez y flexibilidad. Esto sucede porque las neuronas del hipocampo disminuyen, se generan menos neuronas nuevas y las conexiones sinápticas sufren alteraciones. El hipocampo juega un papel central en el aprendizaje y la estabilización de la memoria. Además, el lóbulo frontal experimenta una pérdida de densidad y volumen que parece relacionada no tanto con la pérdida de neuronas como con la disminución de las espinas dendríticas y de las conexiones sinápticas. Ambos procesos repercuten en el funcionamiento de la memoria de trabajo.

Otro estudio examinó la percepción y la cognición relacionados con la edad. Se asignaron varias tareas donde se detectaban velocidad de procesamiento, memoria operativa, memoria a largo plazo y vocabulario a una muestra de 300 adultos de entre 20 y 90 años. En ese estudio, se observó que el declive cognitivo relacionado con la edad no difería de manera significativa en función de la educación, la clase social o los ingresos económicos. Ahora bien, se pueden optimizar las funciones cognitivas y evitar deterioros rápidos y graves. Incluir una alimentación saludable y rica en ácido fólico, sueño reparador, actividad física, interacción social, actividades cognitivas específicas como la lectura. Y, obviamente, evitar factores de riesgo como la diabetes, obesidad, hipertensión y tabaquismo. 

Reserva cognitiva e influencia del entorno.

La organización funcional del cerebro se modifica en función de nuestras experiencias, de lo que se deduce que esas experiencias pueden potenciar o deteriorar nuestras habilidades cognitivas. Las investigaciones apuntan que el ejercicio de estas habilidades puede relentizar el deterioro de la memoria en la tercera edad. Los cambios en el cerebro ya sean por el envejecimiento o por otro tipo de causa específica- enfermedad...- pueden darse en diferentes niveles cerebrales. A la habilidad de tolerar estas modificaciones a nivel estructural sin presentar ningún síntoma se la denomina reserva cognitiva. En la reserva cognitiva está implícita una neuroplasticidad potenciada a través de nuestras experiencias. El cerebro estimulado por nuestras experiencias vitales, se reorganiza, retrasando la manifestación de los síntomas del deterioro cognitivo. Si trabajamos nuestra reserva cognitiva podremos retrasar el deterioro de las funciones cerebrales y la aparición de demencias. En este sentido, los ambientes enriquecidos- con abundantes estímulos- suelen propiciar un mejor ejercicio de nuestras funciones cognitivas, por contra, los ambientes empobrecidos- con carencia de estímulos- actúan en sentido contrario.

Hay numerosas investigaciones que avalan, lo que se ha suscrito anteriormente, tanto con animales como con personas. La investigación de William T. Greenough confirmó la importancia del ambiente para el aprendizaje y la memoria. Sus estudios pusieron de manifiesto que las ratas de laboratorio criadas en entornos complejos tenían un mayor número de sinapsis por neurona que las ratas criadas en un ambiente con carencias, sin juguetes ni compañeros. Las ratas estimuladas aprendían mucho más rápido a recorrer laberintos y retenían en la memoria los recorridos. En  seres humanos, se pudo contrastar en estudios ex post facto en niños nacidos en Rumanía. En estos estudios, revelaron que algunos bebés y niños rumanos, que vivían en condiciones lamentables, y, que fueron adoptados por familias, consiguieron recuperarse cuando la duración del periodo vivido en condiciones extremas no había sido superior a seis meses a partir de este período es más difícil la recuperación de las capacidades cognitivas, de aprendizaje y memoria y de las capacidades emocionales y sociales. En definitiva, se confirmó que los entornos empobrecidos pueden provocar trastornos cognitivos mientras que los entornos enriquecidos y la ejercitación de las habilidades pueden ralentizar el deterioro de la memoria de las personas de la tercera edad. 

27 de mayo de 2019

Alteraciones de la memoria: introducción.

En este tercer- y último- capítulo del libro, Somos nuestra memoria, abordaremos las alteraciones de la memoria más frecuentes. 

El cerebro aprende y memoriza pero también olvida. Olvidamos lo que no es relevante para nosotros e incluso aquello que no rememoramos. Sin embargo, en este proceso de recordar o olvidar se pueden producir alteraciones de la memoria que van más allá del propio proceso de envejecimiento o de un deterioro cognitivo. Hablamos de fenómenos que implican la pérdida de la capacidad de recordar como el deterioro cognitivo leve, las demencias y las amnesias. En ocasiones, las alteraciones de la memoria, no se presentan como alteraciones en la memoria sino en el del deterioro de la capacidad de olvidar, es decir, personas que presentan dificultades o son incapaces de borrar la información especialmente en áreas específicas de la memoria; a menudo son personas con problemas graves de desarrollo como los denominados Savant, que poseen una memoria extraordinaria. 

24 de mayo de 2019

Aprendizaje y memoria a lo largo de la vida.

Antes se creía que sólo los cerebros de los niños eran plásticos pero ahora sabemos que la neuroplasticidad se conserva a largo de la vida de un ser humano. La neuroplasticidad sustenta tanto el aprendizaje como la memoria, aún así existen periodos óptimos - o sensibles- durante los cuales unos aprendizajes concretos pueden ser más efectivos. Véamos a ver en cada una de las etapas vitales de las personas cómo afecta a la memoria ya sea ésta, explícita o implícita y al aprendizaje específico y/o en general. 

Durante el desarrollo fetal, el cerebro experimenta diferentes reorganizaciones, especialmente de su cableado. Tras el nacimiento, el número de conexiones neuronales se incrementa exponencialmente, superando en muchas ocasiones a los niveles del cerebro adulto. El propio cerebro va ajustando el exceso de número de conexiones, las conexiones más utilizadas se refuerzan y las que menos utilizamos se van eliminando. A este proceso se le conoce como la "poda neuronal". Las conexiones que sobreviven o bien desaparecen depende de los genes o de las experiencias en el medio. El desarrollo del cerebro no sigue unas pautas temporales concretas. En la corteza visual se produce durante los 3 primeres meses de vida un aumento muy rápido de sinapsis y después se da una disminución progresiva hasta estabilizarse entorno a los 10 años. En cambio, en la corteza frontal se inicia más tarde el proceso de sinaptogénesis, poda neuronal y mielinización. Su maduración no se inicia hasta la adolescencia y no se estabiliza hasta la tercera década de vida. Disponemos de datos suficientes sobre el desarrollo cerebral que, en todas las culturas se adquieren a la misma edad, siempre que se reciba la estimulación adecuada antes que se inicie la escolarización. 

Si hablamos de los primeros recuerdos de nuestra infancia vienen a la mente episodios y sucesos fragmentados y aislados. Lo normal es no recordar nada de lo vivido antes de los 2 o 3 primeros años de vida debido a la amnesia infantil temprana. La formación de recuerdos autobiográficos no aparece hasta al final del segundo año de vida. De los recuerdos anteriores a los 11 años, menos del 1% de registros eran de antes de los 3 años. Esto es en lo referente a la memoria explícita y autobiográfica porque existen otras memorias que están operativas desde el nacimiento: las memorias implícitas. 

En relación a la memoría implícita en las primeras etapas vitales, en el último trimestre de gestación, el feto es capaz de aprender y recordar a través del uso de las memorias implícitas o procedimentales. El feto es capaz de procesar el sonido del habla de la madre. Es capz de distinguir el lenguaje de la música y aprender a responder a esos estímulos con patadas. El feto es sensible a determinadas características del lenguaje y de la música. Prefieren la voz de su madre tal como la perciben dentro del útero y también fuera de éste a cualquier voz femenina. Los tres primeros días después del nacimiento prefiere escuchar su lengua materna antes que otras lenguas.

Respecto a las memorias en la adolescencia y en la vida adulta, en la corteza frontal de una preadolescente, entre los siete y los trece años, se produce simultáneamente un incremento de la materia gris y un aumento de las sinapsis. En esta etapa, tiene lugar los procesos de poda neuronal y de incremento de la substancia blanca, la mielina, y este incremento continua en la adolescencia hasta la tercera década de vida. Estos cambios en el cerebro adolescente, son los que permiten que aparezcan una serie de capacidades cognitivas como las funciones ejecutivas, como la memoria de trabajo, atención selectiva y sostenida, planificación de tareas futuras, inhibición de conductas inadecuadas, toma de decisiones o resolución de problemas. El cerebro adulto sigue conservando una gran plasticidad que permite aprender habilidades y destrezas y memorizar contenidos y conocimientos necesarios para adaptarse al nuevo entorno. 

La memoria nos engaña.

Normalmente pensamos que nuestra memoria registra y que almacenamos fielmente los objetos, personas y acontecimientos y los recuperamos posteriormente fielmente. Pero, realmente, no es así. Cuando se forman los recuerdos no siempre se ajustan a la realidad y lo mismo ocurre al recordarlos y recuperarlos. Para entenderlo debemos saber que los procesos de codificación intervienen alterando esos recuerdos. Nuestra percepción del mundo no necesariamente corresponde con lo que está sucediendo en la realidad. En la percepción se dan dos tipos de procesos: los ascendentes - bottom-up- de abajo arriba en que los datos de la información que proporcionan los sentidos son determinantes y los descendentes- top-down- en que están presentes los conocimientos y expectativas de la persona en un contexto determinado. En los procesos descendientes- top- down- , los estímulos son ambiguos y el nivel de interpretación de la percepción es mayor. En este caso, la evocación de un recuerdo puede ser poco fiable.

En cuanto a los errores que se producen cuando se transfiere la información de la memoria a corto plazo a la memoria de largo plazo, en el proceso de reconstrucción de ese recuerdo, posterior a la percepción, intervienen los esquemas semánticos que tiene cada persona entre los que se incluyen los estereotipos y los prejuicios que dispogamos. Nuestro cerebro, en vez de percibir y recordar los detalles de una persona, un objeto o acontecimiento se sirve de unos esquemas semánticos previos ya almacenados en nuestra memoria. Eso significa que ese recuerdo concreto es fragmentario, cuando quisiéramos recuperarlo, estaremos obligados a rellenar los huecos que faltan de acuerdo con las expectativas y conocimientos previos que tengamos respeto a esa persona, a ese objeto y a ese acontecimiento. Este proceso estará condicionado por los estereotipos y/o prejuicios que tengamos. El grado de incidencia del estereotipo y/o prejuicio dependerá del si somos nosotros o bien es el esteriotipo y/o prejuicio quien prevalece. También, la información que se nos presente después de un suceso puede alterar o distorcionar un recuerdo de este.

Loftus, estudioso de la memoria humana, analizo la fiabilidad de los recuerdos. Según sus estudios dar a la gente detalles erróneos puede alterar lo que recuerda de eventos pasados. Este fenómeno se conoce como "efecto desinformación." Existen además otros dos fenómenos más sobre el falseamiento de recuerdos: parece ser que la gente tiende a recordarse mejor de lo que era y cuando no hay una sugestión externa que plantee esos recuerdos, lo hacemos solos. 

22 de mayo de 2019

La memoria prospectiva: cómo se crean los recuerdos del futuro.

En 1985, D. H. Ingvar acuñó la expresión "recuerdos del futuro" donde se avanzaba que imaginar el futuro se basa en los mismos mecanismos que se emplean para recordar el pasado. Los seres humanos son prospectivos y propositivos. Nos proponemos metas para el futuro que guían nuestro comportamiento y existen como imágenes mentales del futuro convertidas en la mente. Nuestro comportamiento depende tanto de las memorias del pasado como de las memorias del futuro. Cuando imaginamos y proyectamos acciones o acontecimientos futuros estamos sirviéndonos de la memoria del pasado, de las acciones que nosotros hemos realizado.Toda acción planeada para el futuro requiere el recuerdo de acciones realizadas con anterioridad. Planificar para el futuro es recrear el pasado de una manera nueva; así, la corteza prefrontal convierte el cerebro humano en predictor de las propias acciones y sus consecuencias. 

La memoria prospectiva que nos permite elaborar planes de acción futuro tiene otro componente relevante. Es lo que llama Ramachandran "estar al mando" de nuestras acciones y de creer que habríamos podido actuar de otro modo si así lo hubiéramos decidido. Esta característica de la memoria prospectiva que acabamos de definir juega un papel muy importante en la identidad personal, en las relaciones sociales y en la justicia penal.