El libro ¡Indignaos! de Stéphane Hessel se dirige a las nuevas generaciones de jóvenes europeos, interpelando a su sentido de la dignidad. Hessel apela a los jóvenes a la indignación y a la insurrección pacífica ante la vulneración sistemática de los derechos humanos y las crecientes desigualdades sociales y económicas en el mundo. A los jóvenes de hoy les corresponde defender y mantener “las conquistas sociales de la resistencia”. Si los jóvenes gozan de estas conquistas sociales (seguridad social, educación gratuita,...) que ahora se dan por sentado, se debe en gran medida a la resistencia francesa. Su extraordinaria labor puede convertirse en agua de borrajas por la actual crisis de la sociedad del bienestar, sometida, cada vez más, a los vaivenes de los mercados económicos y financieros del mundo, cuestionando así la sostenibilidad de los sistemas de protección social de los países europeos que se desarrollaron después de la Segunda Guerra Mundial. El propio Hessel denuncia esta situación en una extensa reflexión: “Se atreven a decirnos que el Estado ya no puede garantizar los costes de estas medidas ciudadanas. Pero ¿cómo puede ser que actualmente no haya suficiente dinero para mantener y prolongar estas conquistas cuando la producción de riqueza ha aumentado considerablemente desde la Liberación , un periodo en el que Europa estaba en la ruina? Pues porque el poder del dinero, tan combatido por la Resistencia , nunca había sido tan grande, insolente, egoísta con todos, desde sus propios siervos hasta las más altas esferas del Estado. Los bancos, privatizados, se preocupan en primer lugar de sus dividendos y de los altísimos sueldos de sus dirigentes, pero no del interés general. ” Hessel exhorta a los jóvenes a buscar y a encontrar una razón para la indignación que les impulse a comprometerse con la historia y a no dejarse llevar por la indiferencia. La indiferencia es la peor actitud porque facilita la vulneración de los derechos humanos y porque legitima las desigualdades sociales y económicas sin que nadie asuma ningún tipo de responsabilidad. La indiferencia consiente la complicidad y la connivencia de los poderes: económico, financiero y político locales con los globales y el florecimiento de las ideologías totalitarias en diferentes partes del mundo. Hessel anima a los jóvenes a combatir la indiferencia comprometiéndose y apostando por una insurrección pacífica que abrigue la esperanza en el futuro y no dejarse arrastrar por la desesperanza
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