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22 de diciembre de 2011

Antoni Gutiérrez- Rubí: El espíritu de la política

 "El espíritu originario de la política sólo podrá recuperarse con una política más espiritual, moral y responsable. Es decir: personas( políticos, políticas) con mayor calidad de vida interior; prácticas políticas más coherentes y transparentes, y propuestas más responsables, de nueva civilidad. No hay tiempo que perder. La caída libre de legitimidad es crítica y aguda. La reacción debe ser contundente y ejemplar. Está en juego que la política sea la solución o el problema, por su complicidad, debilidad y falta de autoridad. Está en juego la autoridad democrática porque la política ha perdido la autoritas moral. El deterioro es inequívoco. Un nuevo compromiso entre la política formal y la ciudadanía, una segunda oportunidad de relegitimización, a través de un rearme moral y ético de la práctica política, es imprescindible" (Espiritualidad y política, página 104- 105)
El espíritu de la política de Antoni Gutiérrez- Rubí es el sexto capítulo del libro Espiritualidad y política.

 La política está en crisis. Sufrimos una crisis profunda que afecta a la esencia de la política. Su espíritu "originario" está enfermo y presenta un pronóstico reservado. Sólo podrá recuperarse, si incorporamos y revalorizamos la dimensión espiritual y moral de la política y asumimos la responsabilidad social de la política. Antoni Gutiérrez- Rubí lo expresa nitidamente con estas palabras "Es decir: personas(políticos, políticas) con mayor calidad de vida interior; prácticas políticas más coherentes y transparentes, y propuestas más responsables, de nueva civilidad". Estamos ante una tarea titánica a contrareloj. La legitimidad "moral" y "democrática" de la política está en juego. La política puede convertirse en un problema si no recupera su autoridad moral ante la ciudadanía. La quiebra de la autoridad moral de la política como consecuencia de sus debilidades y complicidades con los poderosos, pone en riesgo su autoridad democrática, y a su vez, puede llegar a poner en peligro su autoridad legal. Debe establecerse un nuevo compromiso entre la política y la ciudadanía a través de un proceso de relegitimización de la práctica política.

El panórama es desolador. Estamos pérdidos y nos sentimos confundidos en este mundo en crisis. Vamos a la deriva. Nuestro barco carece de timón y de brújula. El pasaje está atónito. No sabe cómo afrontar la situación. ¿Qué está sucediendo? Estamos describiendo un mundo en crisis en el que la política ha perdido la capacidad de proyectar y de compartir un horizonte común con la ciudadanía, en el que la política ha perdido el timón de mando de la ágora pública y en el que se ha roto el equilibrio tradicional entre el poder político y el poder económico. Ante esta situación, ¿Qué deberíamos hacer? Antoni Gutiérrez- Rubí propone una alternativa "En mi opinión, el mundo necesita recuperar los valores de la Ilustración, para afrontar el futuro. Aquellos que creen en el progreso humano, de todo la humanidad, a través de la razón, la educación y la acción colectiva." Es evidente que hay que asumir un cambio en la democracia formal representativa. No podemos resignarnos ni conformarnos a elegir representantes cada cuatro años para que resuelvan los problemas de los ciudadanos. Hay que asumir que no puede existir un horizonte común compartido sin la contribución individual a ese horizonte colectivo.

¿Cómo podemos hacer frente a esta crisis de la política? Debemos recuperar a juicio de Antoni Gutiérrez- Rubí tres aspectos esenciales: la espiritualidad, la moralidad y la responsabilidad. Estos aspectos están ausentes en la política actual.

Un primer aspecto es la espiritualidad. Existe la necesidad de recuperar la dimensión espiritual porque somos incapaces de hacer frente al vacío. A través de la espiritualidad creemos poder alejarnos de ese sentimiento de vacío interior y poder alcanzar la felicidad. La búsqueda de espiritualidad nos lleva a la confrontación con los representantes políticos. Se produce entonces una ruptura entre la ciudadanía y la política. Percibimos en los políticos una vida interior pobre. Simultaniamente, observamos el descrédito de la política, y especialmente de sus representantes, como consecuencia del deterioro del lenguaje político.

Un segundo aspecto es la moralidad. La política sufre una crisis moral. La quiebra de esa autoridad moral se debe a la incoherencia de la política. La falta de coherencia en el ejercicio de la política motiva la desconfianza de la ciudadanía que se siente impotente ante los políticos. Deben recapacitar y encontrar un punto de equilibrio entre lo que se piensa, se dice y se hace en política. No puede continuar este divorcio. En palabras de Antoni Gutiérrez- Rubí: "Hay que hacer lo que se dice. Decir lo que se piensa. Pensar lo que se hace." Esta coherencia debe trasladarse a la vida pública y privada de los políticos. La ejemplaridad emerge como requisito imprescindible para desempeñar la función pública. La ejemplaridad obliga a un escrutinio permanente de la política y a un ejercicio de transparencia de la actividad política. En este sentido, el liderazgo político ya no es posible sin el liderazgo moral y sin el liderazgo ejemplar. La exigencia de moralidad a los políticos es la única posibilidad de recuperar el prestigio social de la política. La prueba de que la política- y sus representantes- será capaz de ofrecer resistencia a los poderosos e imponer su legitimidad.

Un ultimo aspecto es la responsabilidad. Si queremos soluciones colectivas y horizontes compartidos, sólo podemos conseguirlo desde convicciones profundas que reequilibren la dimensión espiritual y material del ser humano como parte de un nuevo encuentro- compromiso con el planeta y la humanidad. El espíritu de la política debe volver a la comunidad a través de la política en red. Representa mejor que la jerarquía tradicional ese nuevo espíritu de la política porque conecta con la actual sociedad digital. La responsabilidad debe afectar sin duda al ejercicio de la democracia interna de los partidos políticos y al debate dentro del seno de esas formaciones.

14 de diciembre de 2011

Jordi Pigem: Un mundo nuevo quiere nacer

"El mundo de hoy es insostenible. Se acaba.
Pero un mundo nuevo quiere nacer. Va a nacer.
Va a nacer a través de nosotros.
Y sólo puede nacer con un parto natural. Tendremos que esforzarnos sin tensarnos, con toda nuestra atención y toda nuestra presencia, pero la fuerza que lo hará nacer viene de tan adentro en nuestro interior que ni siquiera podemos conocerla.
Sí podemos sentirla y seguirla y serla." (Espiritualidad y política, página 78)


Un mundo nuevo quiere nacer de Jordi Pigem es el cuarto capítulo del libro Espiritualidad y política.

Con esta hermosa metáfora del tránsito a la nueva vida, a través del canal del parto, Jordi Pigem, filósofo y doctor en filosofía de la ciencia, quiere mostrarnos el camino hacia la transformación de un mundo en crisis. Ese mundo es nuestro modelo de civilización basado en una concepción mecanicista, antropocentrista y materialista del mundo. Es una crisis en la percepción del mundo y de nuestro lugar en él. El cambio debe operar en el ámbito de la percepción y de la comprensión de nosotros mismos, de nuestra relación con la humanidad, con la Tierra y con el Cosmos.

Jordi Pigem despliega en su artículo un conjunto de metáforas sobre el orígen y el desarrollo de la crisis y sobre cómo afrontar y actuar ante el cambio. Crisis y cambio son 2 caras de una misma moneda: un modelo mental del mundo. Ambos se circumscriben a la mentalidad que ha originado un determinado modo de percibir, comprender y actuar en el mundo. Pigem quiere indicarnos las estructuras obsoletas- materialismo, capitalismo, ...- de este modelo mental a través de las cuales hemos intentado dominar la naturaleza y la vida, y, cómo la superación de esta crisis multidimensional- ecológica, social, económica, ...-  que padecemos, pasa por la superación de estas estructuras que nos constriñen y nos paralizan.

 Etimológicamente, la palabra crisis procede del griego. Durante siglos, crisis tuvo sólo un sentido médico: "era el momento decisivo en el curso de una enfermedad, cuando podía cambiar súbitamente: hacia un sentido u otro". Según fuera el resultado, se hablaba de buena crisis o mala crisis. La buena crisis suponía la sanación y la mala crisis, por contra, la muerte. Al principio, la palabra crisis estaba sólo circumscrita a la medicina hasta que lentamente se fue trasladando a todos los ámbitos de la actividad humana- economía, política, medioambiente, sociedad..-, generalizándose su uso.

La actual crisis es una crisis sistémica y multidimensional que responde a una crisis de civilización. Desde el hundimiento de la economía mundial, en el otoño de 2008, a causa del pinchazo de la burbuja especulativa e inmobiliaria en los EE.UU., y posteriormente en Europa, situación que aún continúa, se nos dijo que era una crisis económica puntual, un momento de desaceleración propio de los ciclos de expansión y recesión del capitalismo. Era obvio que la economía no iba a poder seguir creciendo de forma ilimitada. La ecomomía tenía unos límites de crecimiento: los límites ecológicos del planeta. La crisis económica es una crisis ecológica: la economía ha intentado escapar de la regulación de los ciclos de la biosfera y del propio control humano. Esta falta de control de la economía ha conducido a la alteración de esos ciclos. Este desorden nos lleva a una coyuntura: o abandonamos este modelo de crecimiento suicida o nos abocamos a la autodestrucción.

Para Jordi Pigem, el origen de esta crisis está en la burbuja cognitiva. En esta burbuja flota una vision economicista del mundo. La creencia en la economía como un sistema cuantificable, abstracto y autosuficiente, independiente de la biosfera y del propio ser humano. En este sentido, la crisis del sistema económico tiene su origen en una crisis de percepción del mundo. La solución a la crisis económica no puede ser sólo económica sino que debe producirse una revolución mental.

Dependemos excesivamente del imperio de lo económico. Hemos renunciado a una economía sujeta a consideraciones éticas, morales y sociales. Esta renuncia voluntaria ha obligado a las sociedades humanas y al planeta a insertarse forzosamente en la economía global. Hemos decidido inconcientemente- o no-  insertar la sociedad y el planeta en la economía, en vez de integrar la economía en la sociedad y ésta en el planeta. Esta decisión se traduce en la obligación de la sociedad de satisfacer las necesidades de la economía global y a su vez la obligación del planeta de cubrir la demanda de esta economía globalizada. Hemos de cambiar esta tendencia destructiva de la economía, insistiendo en la necesidad de incorporar la economía global como una filial de la biosfera, de lo contrario, corremos el riesgo de poner en peligro la viabilidad de la vida en el planeta. Como pone de manifiesto Jordi Pigem en su artículo:"Aunque se cree por encima de todas las cosas, la economía global es sólo una filial de la biosfera, sin la cual no tendría ni aire ni agua ni vida". La economía global debe integrarse en los ciclos de la biosfera. Debe respetar y actuar a corde a esos ciclos. La economía global no puede intervernir y actuar de forma independiente en los ciclos de la biosfera como hasta ahora.

¿Cómo hemos llegado a considerar la economía como algo que debe permanecer en un plano superior a la biosfera? Nuestra sociedad está organizada con el propósito último del crecimiento. Lo verdadermente trascendente, es el incremento de la riqueza de un país- PIB-, independientemente de cómo crecemos y para qué necesitamos ese crecimiento. En último término, por qué necesitamos crecer y por qué poseemos ese derecho en exclusividad. La economía global es la primera religión verdaderamente universal cuya ciencia económica es la teología de esta nueva religión. Una religión que tiene mucho de adicción, de mentira y de ilusión. Una forma de autoengaño que nos está pasando factura.¡Y, a qué precio!

¿Hay alternativa a este modelo economicista y materialista del mundo? Jordi Pigem propone un modelo basado en el término gandhiano Sarvodaya o "Bienestar Universal", acompañado del desarrollo de la responsabilidad ecológica y social y del fortalecimiento de la cohesión y la armonía social. ¿Qué es el Sarvodaya? Gandhi acuñó este término de Sarvodaya (o Bienestar Universal) después de leer un libro de John Ruskin. Extrajó tres principios:
  1. El bien del individuo es inseparable del bien común.
  2. Todo trabajo tiene el mismo valor.
  3. La vida más digna de vivir es la de quien se dedica a cultivar la tierra o la artesanía.
El bienestar universal implica que el bien del individuo es inseparable del bien común. El auténtico bienestar no depende de la continua acumulación de bienes materiales sino del desarrollo de una vida con sentido en un "contexto social cooperativo" y en "armonía con un entorno natural". Para conseguir una sociedad sostenible, es necesario desvincular nuestra identidad de los bienes materiales y basar nuestra autoestima en el ser, en el desarrollo de una "identidad participativa, fluida y conciente" de nuestra interdependencia con el mundo. Ese bienestar universal sólo puede desplegarse, si podemos cuidar aquello que realmente amamos. Para vivir, en equilibrio con el planeta, es necesario sentir reverancia y amor por la vida. Si no hay amor en nuestra vida, no podemos vivir en armonía con los otros y con la Tierra, no podemos sentir la necesidad de reverenciar la vida, y por tanto, no hay necesidad de cuidar lo que amamos.

Los valores del nuevo mundo son los que contribuyen a la verdadera felicidad y a la cohesión social. En él, no hay que escoger entre sostenibilidad ambiental, armonía social y plenitud personal porque lo que contribuye a la sostenibilidad y a la responsabilidad ecológica contribuye a la armonía social y al bienestar personal. El verdadero bienestar es sentirse bien y fluir en cada instante.

2 de diciembre de 2011

Leonardo Boff: Una revolución todavía por hacer

"¿Por qué es urgente que se incorpore esta revolución paradigmática? Porque ella nos proporcionará la base teórica necesaria para resolver los actuales problemas del sistema- Tierra en proceso acelerado de degradación. Nos permite ver nuestra interdependencia y mutualidad con todos los seres. Formamos, junto con la Tierra viva, la gran comunidad cósmica y vital. Somos la expresión consciente del proceso cósmico y responsables de esta porción de él, la Tierra, sin la cual todo lo que estamos diciendo sería imposible. Porque no nos sentimos parte de la Tierra, la estamos destruyendo. El futuro del siglo XXI y todas las COP dependerá de que asumamos o no esta nueva cosmología. Verdaderamente, sólo ella nos podrá salvar. "
(Espiritualidad y política, página 32)


Una revolución todavía por hacer del teólogo brasileño Leonardo Boff es el primer capítulo del libro Espiritualidad y política que vamos a comentar en este blog.

¿De qué revolución habla Leonardo Boff?¿Por qué urge este cambio de paradigma cosmológico? ¿Qué relación guarda esta necesidad de revolución y cambio paradigmático con la actual crisis global y con el futuro del planeta? ¿Cuál es nuestra responsabilidad en este proceso de cambio? En una revolución todavía por hacer, Leonard Boff intenta definir y trazar este proceso de cambio y de transformación del actual paradigma cosmológico dominante, heredado de la revolución copernicana, que introdujo la modernidad, a la par, que se produce un cambio y una transformación de nuestra conciencia individual y colectiva en una nueva conciencia planetaria, donde prevalezca la unión de los seres humanos entre sí, la unión de la humanidad con la Tierra, con el universo y con la energía que emana del Todo. Estamos hablando de una transformación de las mentes y de los corazones de los seres humanos, a partir de esa unión de mentes y corazones, se origina una unidad de mayor complejidad en el proceso evolutivo, que Leonardo Boff llama Noosfera. De este modo, puede iniciarse una nueva historia: la historia de la Tierra unida con la humanidad y con ello una revolución en la cosmología, en la forma de percibir y comprender a la humanidad, al universo y a la vida. Esta es la cosmovisión de Leonard Boff que vamos a desarrollar más extensamente en los siguientes párrafos.

Estamos ante una bifurcación trascendental para la supervivencia de la especie humana, del conjunto de seres vivos del planeta y de la Tierra como sistema- organismo vivo. Esta bifurcación la expresa Leonardo Boff a través de un mensaje claro y preciso:
"La actual crisis económica está colocando a la humanidad ante una terrible bifurcación: o sigue al G-20 que insiste en revitalizar a un moribundo- el modelo vigente del capitalismo globalizado-  que ha provocado la actual crisis mundial y que, si continúa, podrá llevarnos a una tragedia ecológica y humanitaria, o intenta un nuevo paradigma que coloque a la Tierra, la vida y la humanidad en el centro y a la economía a su servicio, y entonces hará nacer un nuevo estadio de civilización que garantizará más equidad y humanidad en todas las relaciones, comenzando por las productivas."
Veamos, cómo se desarrollo ese dilema entre continuar como estamos o cambiar la cosmovisión dominante en Una revolución todavía por hacer. Pues, empecemos por el comienzo de todo.

¿Cuál será el próximo paso? Esta es la primera pregunta que debemos plantearnos. El actual paradigma basado en la dominación de la naturaleza está agotado. Es un hecho. Hemos explotado los recursos naturales intensivamente estas últimas décadas de una manera irresponsable e insostenible. Indiscutiblemente, hemos de cambiar este paradigma de la dominación. Hemos de hacer frente a dos cambios fundamentales según Leonardo Boff:
  1.  Apostar por la exploración y el cultivo del capital espiritual frente a la explotación del capital material de la Tierra. La centralidad del capital espiritual reside en la vida, en el amor, en la relación con los otros y en la capacidad de trascendencia. 
  2. Dar paso al surgimiento de un ser humano con un capital espiritual inagotable. Descubrir ese capital espiritual inagotable en nosotros y empezar a organizar la vida y la sociedad a partir de él.
¿Cómo hemos llegado hasta esta situación de crisis? ¿A esta ruptura y transformación del paradigma de la dominación? La crisis actual- ecológica, sistémica, cosmológica- es y responde a una crisis de la humanidad. ¿Por qué? El origen de esta crisis subyace en un concepto pobre de la humanidad: sólo contempla su propio ego. La vida humana se desarrolla en condiciones óptimas cuando equilibramos el ego con el nosotros y la competición con la cooperación. Tenemos que guiarnos por un concepto de la humanidad más integrador. De lo contrario, siempre permaneceremos en crisis, que serán menos económicas y financieras, y más de humanidad.

¿Cuáles son los fundamentos de este paradigma cosmológico de la dominación? ¿Cuál es su motor? ¿Hay algo más implicado en esta crisis de paradigma? ¿Cuál es la alternativa a esta cosmología? La crisis del paradigma de la dominación subyace en la ruptura de la cosmología clásica que partía de una visión mecanicista y antropocéntrica del universo. En esta cosmología, las cosas están ahí sin conexión entre sí, regidas por leyes mecánicas. No poseen valor intrínseco per se. El ser humano se sitúa fuera y por encima de la naturaleza. Esta cosmología partía de unos falsos presupuestos:

  1. El hombre podía producir y consumir de forma ilimitada dentro de un planeta limitado.
  2. La competición y la búsqueda del interés individual producirían el bienestar general.
  3. El dinero representaba el valor mayor.
Son estos presupuestos, los que han llevado la crisis al ámbito de la ecología, de la política, de la ética y de la economía. 

El motor de esta cosmología de la dominación es la razón. Es, en palabras de Leonardo Boff, "El mito fundador de la modernidad reside en la razón, que desde el tiempo de los griegos, es el eje estructurador de la sociedad. La razón crea la ciencia, la transforma en técnica de intervención en la naturaleza y se propone dominar todas sus fuerzas. Para esto, según Francis Bacon, el fundador del método científico, se debe torturar a la naturaleza hasta que entregue todos sus secretos. Esta razón cree en el progreso ilimitado y crea una sociedad que se quiere autónoma, de orden y progreso. La razón promovía la pretensión de prever todo, manejar todo, controlar, organizar todo y crear todo. Ocupaba todos los espacios. Envió al limbo otras formas de conocimiento. " La dictadura de la razón ha creado la sociedad del mercado fundamentada en el productivismo y el consumismo. Esta sociedad ha entrado en crisis. Ante este panorama, no debemos abdicar de la razón sino combatir su arrogancia y criticar su estrechez de miras. Con todo esto, quiero expresar que el predominio de la razón instrumental - o si, se quiere expresar de otra manera, el abuso de la instrumentalización de la razón - conduce a esta crisis multidimensional que estamos padeciendo hoy en día. Ese predominio es a mi juicio el origen- el "pecado"- de la crisis multidimensional actual que va más allá de crisis específicas de ámbitos concretos( economía, ecología, sociedad, alimentación...). Lo que está verdaderamente en crisis es el conjunto, el paradigma en sí, tal como apunta el propio Leonardo Boff. La razón "instrumental", como motor de ese paradigma cosmológico de la dominación, entra en cuestión.

¿Hay algo más implicado en esta crisis de paradigma? La crisis actual va más allá de sus distintas dimensiones- ecológica, alimentaria, energética...-. Es además y sobretodo una crisis de la ética. Ha quedado en entredicho la confianza necesaria en el funcionamiento del sistema. Es imprescindible la existencia de valores éticos fundamentales para encontrar un equilibrio aceptable en el sistema. Sin la existencia de estos valores serían impensable la perdurabilidad del sistema. Está en juego la quiebra del sistema por la ausencia - o el cuestionamiento- de la confianza.  Esos dos valores son la buena voluntad y la importancia de la cooperación. La buena voluntad se presupone en cualquier acción: " o la buena voluntad es buena, o no hay buena voluntad". Es el presupuesto primero de toda ética. Entonces, la buena voluntad debe ser reclamada a todos. Al entrar en crisis la buena voluntad, por falta de confianza o credibilidad en el propio sistema, entra en crisis el propio paradigma. La importancia de la cooperación es esencial para el mantenimiento del sistema: "si vivimos uno al  lado de otro(nebeneinander) y no uno junto con el otro(miteinander), acabaremos estando uno contra otro(gegeneinander)." Esta premisa se puede aplicar a la actual crisis: o todos colaboran para alcanzar una solución incluyente o no habrá soluión para nadie. La crisis se profundizará y acabará en tragedia colectiva. Al igual que la buena voluntad, la entrada en crisis de la cooperación - e interdependencia, en el fondo-, por falta de confianza o de credibilidad en el propio sistema, entra en crisis el paradigma subyacente. La crisis de los valores básicos de la ética- la buena voluntad y la importancia de la cooperación- hace zozobrar los propios cimientos del paradigma.

En definitiva, la crisis de los fundamentos, el cuestionamiento de la razón y la crisis de los valores de la ética han precipitado a este paradigma cosmológico de la dominación al vacío. Y, han dado cobijo al nacimiento de un nuevo paradigma alternativo a éste último. Este nuevo paradigma que Leonardo Boff describe en una revolución todavía por hacer y que quiere reemplazar a la actual cosmología de la dominación.

¿En qué consiste este revolucionario paradigma? A mediados del siglo XX, aparece una nueva cosmología. Esta nueva cosmología ve el universo como un todo en el que el espacio, el tiempo, la energía, la información y la materia son dimensiones de un único gran Todo. El cosmos es un organismo vivo que se autorregula, se adapta, evoluciona y, en situación de crisis, busca un nuevo equilibrio. La Tierra- Gaia- es un planeta vivo. El universo y la Tierra se guían por la emergencia de órdenes cada vez más complejos y concientes. Nosotros somos la parte conciente e inteligente del universo y de la Tierra. Por el hecho de ser más concientes, podemos enfrentarnos a las crisis, detectar el agotamiento e inventar nuevas formas de producir, consumir y convivir. Necesitamos abrirnos a esta nueva cosmología. Introducir cambios en el modelo de producción y de consumo que nos salvaría y que sería más conforme a la lógica de la vida, a los cíclos de la Tierra y a las necesidades humanas.

En la actual crisis, está surgiendo una nueva conciencia planetaria. El ser humano está hominizando todo el planeta. La Tierra y la humanidad están formando una única entidad global. Estamos viviendo, en palabras de Leonrdo Boff, "un nuevo proceso evolutivo en el planeta y en la historia de la humanidad." La historia de la humanidad se dirige hacia una etapa más avanzada del proceso evolutivo, la de la Noosfera. Noosfera expresa la unión de mentes y corazones, originando una unidad más compleja. Es, el comienzo de una nueva historia, la historia de la Tierra unida a la humanidad.

Un último aspecto a comentar en una revolución todavía por hacer es la relación entre ecología y economía. Concretamente, se habla de dos tipos de ecologías con sus respectivas economías. Haciendo referencia al trabajo del filósofo noruego Arne Naess en los años 70. Naess establecido un doble distinción entre ecología superficial y ecología profunda. La ecología superficial sería aquella que "separa el ser humano de la naturaleza y lo coloca fuera, y por encima de la misma, presuponiendo que las cosas sólo tienen sentido cuando le son útiles a él." La ecología superficial la podríamos identificar con la cosmología de la dominación. La ecología profunda, en cambio, sería aquella que "ve el entrelazamiento ser humano- naturaleza, afirma el valor intrínseco de cada ser, y se da cuenta de que todo está inmerso en un tejido de relaciones, que forma la comunidad de la vida. Hay un Todo orgánico y lleno de propósito, y el ser humano es capaz de identificar el hilo conductor que lo liga y religa todo, y lo llama Fuente Originaria de todo el ser, base de valores infinitos(veneración, amor, justicia) que llenan de sentido la vida humana." La ecología profunda ayuda a la ecología superficial a autolimitarse y a no ser destructiva. Esta ecología podemos identificarla con el paradigma de Leonardo Boff.

Aplicando estas definiciones de ecología al ámbito de la economía, la economía superficial sería aquella que se centra solamente en ella misma, en una palabra, en el PIB, sin preocuparse por la ruptura de la autorregulación de la Tierra y la dilapidación de los recursos de la naturaleza. Su lógica es la de un sistema cerrado, como si la economía fuese todo en la sociedad. La economía profunda, en cambio, retomaría el sentido originario de la economía como la "técnica y arte de atender a las necesidades de la casa". Extrapolándolo a este caso, la Casa Común sería la Tierra. La economía profunda respectaría los propios ciclos de regeneración de la Tierra. A su vez, habría una nueva forma de organizarse socialmente, de distribuir  el poder y de disponer de un conjunto de valores que darían sentido a la vida social y que humanizaría las relaciones en el seno de las sociedades humanas. El economista profundo pensaría: ¿cómo podemos resolver los problemas de la economía? y no ¿cómo podemos resolver los problemas de la humanidad? El cambio de pregunta implica un cambio de respuesta. Para que se produzca este cambio, debe producirse la quiebra de esta cosmovisión de la dominación que establece la dictadura de la economía como máxima. Sólo así, podemos poner a la economía en su lugar, en el conjunto de la sociedad. Entonces, la economía sería parte de la política, que sería parte de la ética, que a su vez, sería parte de la espiritualidad. La economía superficial sería incorporada dentro de la profunda.

28 de noviembre de 2011

Presentación del libro Espiritualidad y política

 Buscaba un libro que reuniera a una serie de autores y temáticas que me apetecía comentar en mi blog. Cuando conocí la iniciativa de Cristóbal Cervantes de reunir algunos de esos autores en un libro, en el mes de marzo o abril de este año en su muro de facebook, no dude en ponerlo en la lista de libros, que iba a comentar en el blog, antes de acabar este año 2011. Así que, una vez finalizada la lectura del libro, me dispongo a pensar cómo comentarlo.

Antes de entrar de lleno en la presentación del libro, me gustaría hablar del coordinador y editor de  Espiritualidad y Política. Sin la perseverancia y el entusiasmo de Cristóbal Cervantes no se hubiera  materializado este libro. Pero, ¿Quién es Cristóbal Cervantes? Es reconocido por su blog Espiritualidad y política, puesto en marcha en 2007. Es además escritor, tiene publicados casi un centenar de artículos en prensa escrita y en Internet, y conferenciante, ha presentado gran cantidad de ponencias, conferencias, mesas redondas, debates,etc.


Es mi intención seguir un esquema de presentación y de comentario del libro Espiritualidad y política similar a del anterior libro Krishnamurti esencial que recogia una serie de charlas de Jiddu Krishnamurti. En este sentido, siguiendo el modelo de comentario del libro Krishnamurti esencial, seleccionaremos algunos de los capítulos del libro- 20 en total- que a mi modo de ver representan el "espíritu" del libro, las temáticas más atractivas que se desarrollan en él y las ideas, reflexiones y propuestas más interesantes del libro con el fin de que el lector potencial pueda formularse una visión del conjunto de su contenido. El orden de presentación de los capítulos, que he seleccionado para el blog, no corresponde al orden establecido en el libro. Los iré presentando y comentando, agrupándolos según la temática y el enfoque - más teórico o más práctico- del contenido de los capítulos. 

Espiritualidad y política es un ensayo sobre la espiritualidad y la política, en primer término, y, sobre la relación que debe- o debería- haber entre la espiritualidad y la política, plantéandola en el actual marco de crisis cosmológica, sistémica, económica y antropológica en la que la especie humana está inmersa. Una crisis sin precedentes en la historia de la humanidad que requiere de un cambio profundo en las mentes y en los corazones de los seres humanos. Estamos ante una encrucijada trascendental para la supervivencia de la vida en la tierra y de nosotros mismos como civilización. De ahí, la apelación de la portada del libro "Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo". El cambio es necesario. El cambio es obligatorio.

El propósito del libro es tratar de aúnar el arte de vivir - la espiritualidad- con el arte de convivir- la política- . Es en palabras de Cristóbal Cervantes en su introducción al libro "Suelo definir la espiritualidad de manera sencilla como la experiencia de sentir que formas parte de algo más grande y más profundo que tú mismo, algo que te conecta a todo y a todos, que te hace ver a todos los seres humanos como hermanos y al planeta como la casa común que tenemos que cuidar. Esta definición incluye "el arte de vivir" (espiritualidad) y "el arte de convivir" (política). Todos somos uno, todas y todos somos hermanos, ése es el gran cambio, la conciencia planetaria". Este es el sentido de unión que quiere imprimirse en  los 20 capítulos del libro Espiriualidad y política.

El libro Espiritualidad y Política reúne a una serie de personalidades hetereogéneas del mundo de la filosofía, de la religión, de la espiritualidad, de la psicología, de la economía, de la comunicación y de las ciencias. Un total de 20 autores de prestigio nacional e internacional en sus respectivos ámbitos de conocimiento que hacen un magnífico ejercicio de síntesis y de integración de la dimensión espiritual en la política. Entre los nombres, que aparecen en el libro, podemos destacar a Leonardo Boff, Federico Mayor Zaragoza, Jordi Pigem, Antoni Gutiérrez- Rubí, Ervin Laszlo, Ken Wilber, Joan Melé, Koldo Aldai, Dokushô Villalba, Miguel Aguado, Vicento Merlo o Tariq Ramadan, entre otros.


Por último, es mi deseo contribuir al conocimiento y a la difusión de este libro al gran público y especialmente a aquellos lectores que no acceden habitualmente a este tipo de libros. La actual crisis impulsa a la búsqueda de respuestas a preguntas esenciales para el ser humano: ¿Quiénes somos? ¿Cuál es el sentido de la vida?¿Qué necesitamos para vivir con plenitud?¿Cómo podemos organizarnos para alcanzar una sociedad justa, solidaria y feliz?¿Hay algo que trascienda a la vida humana? ¿A dónde pertenecemos? ¿Cuál es nuestra relación con los otros y con el planeta que nos acoge? ¿Qué valores deben regir la política? ¿Cuál es la relación de la espiritualidad con la política y viceversa? La difusión de este libro puede ayudar a plantearnos, en este tiempo de tránsito, hacia quién sabe qué, algunas de estas preguntas por medio de la lectura de este libro.