Mostrando entradas con la etiqueta Límites del planeta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Límites del planeta. Mostrar todas las entradas

26 de octubre de 2014

El mundo con menos de nosotros

Estamos ganando la batalla contra los embarazos no deseados y contra los abortos tanto inducidos como espontáneos a escala global. El 75% de las mujeres sexualmente activas del mundo, que no quieren quedarse embarazadas, están utilizando medios anticonceptivos. Es un éxito para la planificación familiar en los países en desarrollo que previenen 55 millones de nacimientos no deseados. Dado que estamos creciendo a razón de 80 millones de personas más cada año, si la contracepción no llegara a esas mujeres, la población aumentaría a razón "de un millón más de hambrientos seres humanos cada 2,5 días." Eso equivale a añadir cada año el equivalente a 7 ciudades más como Pekín, y no 4 que estamos agregando actualmente. Que las mujeres pueden acceder a los anticonceptivos depende de razones económicas. En los países en vía de desarrollo, se destinan 4.000 millones de dólares al año para abastecerse de medios anticonceptivos. El UNFPA y el Instituto Guttmacher estiman, que sería necesario 8.100 millones de dólares anuales, para cubrir por completo las necesidades de contracepción en los países en desarrollo. Casi 1.000 millones de la cantidad actual provienen del Reino Unido, Países Bajos y Alemania. EE.UU es el mayor donante, pero desde 1984 la cantidad depende de quién resulte ser el presidente. Aunque ayudó a crear el Fondo de Población de las Naciones Unidas en 1969, bajo la presidencia de Richard Nixon, en 1973 se prohibió utilizar la ayuda exterior para financiar el aborto cómo método de planificación familiar.
En 1984, la administración Reagan instauraba lo que todavía hoy se conoce como la "Política de Ciudad de México" que exigía que las ONG extranjeras prometieran no promover el aborto como método de planificación familiar como requisito para recibir la financiación de EE.UU.  Esa medida fue derogado por Bill Clinton, restablecido por George W. Bush y derogado de nuevo por Barack Obama. Sin embargo, la mayoría de las donaciones estadounidenses para programas de población no se canalizan a través de las Naciones Unidas, sino directamente vía USAID, la principal fuente de financiación del mundo en materia de planificación familiar y salud reproductiva. El resto de la financiación proviene de fundaciones privadas, de administraciones locales y de los consumidores. En 2009, el 98% de la financiación del UNFPA procedía de 4 fundaciones privadas estadounidenses, y el 81% provenía de la Fundación Bill y Melinda Gates. Estos datos pone de relieve la dependencia y la fragilidad de la planificación a escala global. Durante la presidencia de Bush hijo, se ha dedicado más dinero a los programas de lucha contra el sida-VIH. Estos programas reciben 10 veces más financiación que la planificación familiar. De que se invierta en políticas de planificación familiar depende el crecimiento total demográfico que la ONU estima de 9.200 millones de personas en 2050. Las previsiones máxima y mínima de la ONU para 2100 depende de la eficacia de los políticos de planificación familiar. La diferencia entre ellas es de solo medio hijo por mujer: "Con medio hijo menos tenemos una cifra mucho más sostenible de 6.200 millones. Con medio hijo más nos ponemos en los 15.800 millones. Esta última posibilidad sería un completo desastre. De modo que lo que hagamos en los diez o quince próximos años marcará plenamente la diferencia en el mundo."

En la década de 1970, se descubrió que Jasper Ridge, situado en la ruta migratoria del Pacífico, tenía la mayor densidad de aves terrestres en época de cría de todo EE.UU. Se encuentran aquí más de 150 especies de aves migratorias y residentes así como multitud de especies. Años antes de la publicación del libro The Population Bomb de Paul Ehrlich, el propio Ehrlich describió en qué consistía la coevolución: el modo en que 2 especies interactúan y como pueden influir mutuamente en su desarrollo. Antes de la Revolución verde, Paul Ehrlich temía una gran hambruna a nivel mundial. Como biólogo de poblaciones, concluyó que en la década de 1970 las hambrunas matarían a 100 millones de personas. A menos que, se pusieran en marcha programas para aumentar la producción de alimento. Pero esos programas sólo proporcionarán más que un aplazamiento al problema al menos que nos esforcemos en el control de la población. Mientras se publicaba su libro, los híbridos enanos de Norman Borlaug empezaron a dar sus primeras cosechas en la India y Pakistán, y se evitaron las hambrunas que Ehrlich predecían para la década de 1970. En las décadas siguientes, los economistas favorables al crecimiento hicieron de Paul Ehrlich, objeto de escarnio, sin perder nunca la oportunidad de ridiculizarlo. Sin embargo, en el nuevo milenio han señalado que el de Ehrilich fue solo un error de tiempo. El improbable milagro agrario que él esperaba en The Population Bomb y que llegó con la revolución verde, pospuso lo que hoy parece cada vez más inevitable: "Dado que los ecólogos agrarios esperan que las cosechas de cereales bajan un 10% por cada 1ºC de aumento de las temperaturas medias, y dado que el mundo está abocado a superar los 2ºC en caso de mantenerse las actuales tasas de emisión, la población aumentará, la producción de alimentos bajará, y es posible que haya que construir diques para proteger la mayor parte de la producción de arroz del planeta."

El mundo con menos de nosotros


Antes de Río+20 - la conferencia de las Naciones Unidas celebrada en junio de 2012- las diferentes academias de ciencias del mundo advirtieron de que habría consecuencias catastróficas para el ser humano, si no se hacía algo con respeto al crecimiento demográfico y el consumo excesivo. En los últimos 50 años la población mundial ha aumentado en más del doble, pero el crecimiento económico se ha multiplicado por siete. Con suerte y con contracepción, la población mundial podría estabilizarse, pero el consumo sigue creciendo, y lo hace casi exponencialmente: "cuanto más tiene la gente, más quiere." En 2008, Jonathan Foley y otros publicaron un artículo en la revista Nature donde identificaron 9 límites planetarios más allá de los cuales el mundo entraría en un cambio catastrófico para la humanidad. Los nueve límites eran: el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la perturbación de los ciclos globales del nitrógeno y el fósforo, la reducción de la capa de ozono, la acidificación de los océanos, el uso del agua dulce, los cambios en el uso de la tierra, la contaminación química y las partículas atmosféricas. Detrás de cada uno de estos límites del planeta estaba la creciente población humana. En tres de esas categorías: cambio climático, cantidad de nitrógeno extraído de la atmósfera para uso humano y pérdida de biodiversidad ya habían sido superados. En 1995, Joel E. Cohen publicó con libro titulado How many people can the Earth Support? donde ofrecía una respuesta numérica concreta a esa pregunta. Hemos de preguntarnos qué vamos hacer y cuántos de nosotros somos necesarios en el planeta. Va a ser este siglo cuando lo hagamos. Sin dramatismos.

el mundo con menos de nosotros