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24 de mayo de 2019

La memoria nos engaña.

Normalmente pensamos que nuestra memoria registra y que almacenamos fielmente los objetos, personas y acontecimientos y los recuperamos posteriormente fielmente. Pero, realmente, no es así. Cuando se forman los recuerdos no siempre se ajustan a la realidad y lo mismo ocurre al recordarlos y recuperarlos. Para entenderlo debemos saber que los procesos de codificación intervienen alterando esos recuerdos. Nuestra percepción del mundo no necesariamente corresponde con lo que está sucediendo en la realidad. En la percepción se dan dos tipos de procesos: los ascendentes - bottom-up- de abajo arriba en que los datos de la información que proporcionan los sentidos son determinantes y los descendentes- top-down- en que están presentes los conocimientos y expectativas de la persona en un contexto determinado. En los procesos descendientes- top- down- , los estímulos son ambiguos y el nivel de interpretación de la percepción es mayor. En este caso, la evocación de un recuerdo puede ser poco fiable.

En cuanto a los errores que se producen cuando se transfiere la información de la memoria a corto plazo a la memoria de largo plazo, en el proceso de reconstrucción de ese recuerdo, posterior a la percepción, intervienen los esquemas semánticos que tiene cada persona entre los que se incluyen los estereotipos y los prejuicios que dispogamos. Nuestro cerebro, en vez de percibir y recordar los detalles de una persona, un objeto o acontecimiento se sirve de unos esquemas semánticos previos ya almacenados en nuestra memoria. Eso significa que ese recuerdo concreto es fragmentario, cuando quisiéramos recuperarlo, estaremos obligados a rellenar los huecos que faltan de acuerdo con las expectativas y conocimientos previos que tengamos respeto a esa persona, a ese objeto y a ese acontecimiento. Este proceso estará condicionado por los estereotipos y/o prejuicios que tengamos. El grado de incidencia del estereotipo y/o prejuicio dependerá del si somos nosotros o bien es el esteriotipo y/o prejuicio quien prevalece. También, la información que se nos presente después de un suceso puede alterar o distorcionar un recuerdo de este.

Loftus, estudioso de la memoria humana, analizo la fiabilidad de los recuerdos. Según sus estudios dar a la gente detalles erróneos puede alterar lo que recuerda de eventos pasados. Este fenómeno se conoce como "efecto desinformación." Existen además otros dos fenómenos más sobre el falseamiento de recuerdos: parece ser que la gente tiende a recordarse mejor de lo que era y cuando no hay una sugestión externa que plantee esos recuerdos, lo hacemos solos.