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10 de junio de 2011

Mensaje de Stéphane Hessel a los jóvenes

El libro ¡Indignaos! de Stéphane Hessel se dirige a las nuevas generaciones de jóvenes europeos, interpelando a su sentido de la dignidad. Hessel apela a los jóvenes a la indignación y a la insurrección pacífica ante la vulneración sistemática de los derechos humanos y  las crecientes desigualdades sociales y económicas en el mundo. A los jóvenes de hoy les corresponde defender y mantener “las conquistas sociales de la resistencia”. Si los jóvenes gozan de estas conquistas sociales (seguridad social, educación gratuita,...) que ahora se dan por sentado, se debe en gran medida a la resistencia francesa. Su extraordinaria labor  puede convertirse en agua de borrajas por la actual crisis de la sociedad del bienestar, sometida, cada vez más, a los vaivenes de los mercados económicos y financieros del mundo, cuestionando así la sostenibilidad de los sistemas de protección social de los países europeos que se desarrollaron después de la Segunda Guerra Mundial. El propio Hessel denuncia esta situación en una extensa reflexión: “Se atreven a decirnos que el Estado ya no puede garantizar los costes de estas medidas ciudadanas. Pero ¿cómo puede ser que actualmente no haya suficiente dinero para mantener y prolongar estas conquistas cuando la producción de riqueza ha aumentado considerablemente desde la Liberación, un  periodo en el que Europa estaba en la ruina? Pues porque el poder del dinero, tan combatido por la Resistencia, nunca había sido tan grande, insolente, egoísta con todos, desde sus propios siervos hasta las más altas esferas del Estado. Los bancos, privatizados, se preocupan en primer lugar de sus dividendos y de los altísimos sueldos de sus dirigentes, pero no del interés general. ” Hessel exhorta a los jóvenes a buscar y a encontrar una razón para la indignación que les impulse a comprometerse con la historia y a no dejarse llevar por la indiferencia. La indiferencia es la peor actitud porque facilita la vulneración de los derechos humanos y porque legitima las desigualdades sociales y económicas sin que nadie asuma ningún tipo de responsabilidad. La indiferencia consiente la complicidad y la connivencia de los poderes: económico, financiero y político locales con los globales y el florecimiento de las ideologías totalitarias en diferentes partes del mundo. Hessel anima a los jóvenes a combatir la indiferencia comprometiéndose y apostando por una insurrección pacífica que abrigue la esperanza en el futuro y no dejarse arrastrar por la desesperanza

6 de junio de 2011

Síntesis del libro de ¡Indignaos! de Stéphane Hessel

El libro ¡Indignaos! Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica de Stéphane Hessel consta de un prólogo de José Luís Sampedro: Yo también, del libro propiamente dicho: ¡Indignaos!, de las notas del editor con el autor y del epílogo de los editores.

Vamos a resumir el contenido de los capítulos del libro ¡Indignaos! a continuación:
En la introducción, Stéphane Hessel habla sobre los cimientos de su compromiso político en el Consejo Nacional de la Resistencia en la Francia ocupada de la Segunda Guerra Mundial. Menciona y enumera las principales conquistas que a partir de 1945 el Consejo Nacional de la Resistencia logró para los ciudadanos franceses:
Se creó la seguridad social, se nacionalizó los bancos y las fuentes energéticas, se creó una prensa independiente y una enseñanza no discriminatoria. Cada una de estas conquistas sociales de la resistencia es lo que hoy está en peligro y en tela de juicio.

En El motivo de la resistencia es la indignación, el motivo fundamental del movimiento de la resistencia francesa fue la indignación. Apela a los jóvenes a dar vida y transmitir la herencia de la Resistencia y sus ideales. Los responsables políticos y el conjunto de la sociedad no pueden claudicar ante la dictadura actual de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia en el mundo.

En Dos visiones de la historia, existen dos visiones de la historia según Stéphane Hessel. La concepción hegeliana interpreta que la historia de la humanidad tiene un sentido. La historia está hilvanada de conflictos que se suceden los unos a los otros y de la aceptación de desafíos a esos conflictos. La historia de las sociedades progresa y cuando el hombre ha alcanzado su libertad completa, se obtiene el estado democrático. Por el contrario, existe otra concepción de la historia en la que los progresos alcanzados por la libertad pueden vivirse como algo destructivo. El sentido de la historia es la marcha inevitable e inexorable de tragedia a tragedia, de horror a horror. Es la concepción de la historia propuesta por Walter Benjamín.

En La indiferencia: la peor de las actitudes, las razones para indignarse parecen hoy menos nítidas. El mundo es más complejo. ¿Quién manda? ¿Quién decide? Ya no se trata de una elite reducida. Vivimos en un mundo donde existe una interconectividad e interdependencia creciente. Hay que encontrar pues un motivo para la indignación. La peor actitud es la indiferencia ante lo que sucede en el mundo. Si mostramos indiferencia, perdemos uno de los componentes esenciales que caracterizan al hombre: la facultad de indignación y el compromiso que la sigue. Stéphane Hessel identifica 2 nuevos grandes desafíos:

1- La distancia entre pobres y ricos no para de aumentar. Es un producto de los siglos XX y XXI. No podemos permitir que esta distancia siga creciente. Esta constatación debe suscitar de por sí un compromiso.

2- Los derechos humanos y la situación del planeta. Stéphane Hessel después de la liberación participó en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Asumió el cargo de secretario en la Tercera Comisión de la Asamblea General. Decidirse por los derechos humanos es emanciparse de las amenazas que el totalitarismo ha impuesto a la humanidad. Para ello, es necesario que los estados miembros de la ONU se comprometan a respetar los derechos humanos. Eso impedía que un estado puede hacer valer su soberanía para cometer crímenes contra la humanidad en su territorio. Éste fue el caso de Hitler. La Declaración Universal de los Derechos Humanos le debe a la reacción universal contra el nazismo, el fascismo y el totalitarismo. Aunque la declaración tiene un alcance declarativo y no jurídico.

En Mi indignación a propósito de Palestina, la principal indignación de Stéphane Hessel concierne a Palestina: la Franja de Gaza. Hessel y su mujer se desplazaron a la franja en 2002 y luego cinco veces más hasta 2009. Quería comprobar la consistencia del informe Richard Goldstone sobre Gaza de 2009 donde acusa al ejército israelí de haber cometido “actos asimilables a crímenes de guerra y quizás, en determinadas circunstancias, a crímenes contra la humanidad” durante la operación Plomo Fundido. En 2009, visita los campos de refugiados palestinos creados en 1948 donde más de 3 millones de palestinos expulsados por Israel esperan su regreso a Palestina. Gaza es una prisión para 1,5 millones de palestinos. Los judíos pueden “perpetrar crímenes de guerra” según Hessel. La historia “da pocos ejemplos de pueblos que saquen lecciones de su propia historia”. El terrorismo es inaceptable pero comprensible para Stéphane Hessel. Cuando un pueblo está ocupado militarmente, la reacción popular no puede ser únicamente no violenta. No sirve de nada lanzar cohetes a Israel pero se entiende explicar estos actos por la exasperación de los habitantes de Gaza. En la noción d exasperación, se entiende la violencia como una lamentable conclusión ante situaciones inaceptables para quienes las sufren. El terrorismo es una forma de exasperación. La exasperación es una negación de la esperanza. La exasperación no permite obtener los resultados que puede producir la esperanza

En la No violencia, el camino que debemos aprender a seguir, la no violencia es un medio más eficaz de solucionar las injusticias y la violación de derechos humanos. No podemos apoyar a los terroristas. Decir “la violencia no es eficaz” es más importante que saber si se debe condenar o no a quienes se entregan a ella. El terrorismo no es eficaz. Hay que comprender que la violencia da la espalda a la esperanza. Hay que dotar a la esperanza de la confianza en la no violencia. Es un mensaje de esperanza relativo a la capacidad de las sociedades para lograr la superación de los conflictos a través de una comprensión mutua. 

Y, por último, Por una insurrección pacífica, apela a una insurrección pacífica contra cualquier manifestación del fascismo o del totalitarismo. Debemos luchar porque no prevalezcan las ideologías que sostienen estas manifestaciones fascistas o totalitarias.