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26 de julio de 2019

Populismo. Una breve introducción. Prefacio a la edición española(II)

Respecto al segundo tema, del prefacio a la edición en lengua española del libro Populismo. Una breve introducción, la distinción entre populismos de derechas y populismo de izquierda. El motivo es porque el debate sobre el populismo en Europa está marcado por partidos populistas de extrema derecha. Y, con esto pareciera que el populismo fuese sinónimo de fascismo. Para comprender, este debate acerca del populismo en el contexto europeo, hay que remontarse a las décadas de los años 70 y 80, cuando emergieron movimientos sociales que promovían el multiculturalismo y el ecologismo. El resultado fue que se instaló en la agenda pública el imaginario de la izquierda. Los partidos políticos fueron adoptando el liberalismo cultural como nueva centralidad. Este proceso de adopción, dejó huérfanos a ciertos grupos de votantes que no estaban de acuerdo con el multiculturalismo. Esto fue aprovechado por las nuevas fuerzas políticas populistas de derechas que empezaron a ganarse un espacio. Los ejemplos más claros son los casos del Frente Nacional en Francia y del Partido de la Libertad en Austria, en los años 80. Estos partidos políticos defienden una versión "chovinista" y xenófoba del "pueblo" según la cual solo pertenecen a la comunidad política aquéllos que poseen determinados "rasgos" y "valores" adscritos a una nación determinada. Al mismo tiempo, estos partidos atacan el establishment por su supuesta alianza con la inmigración, al empresario, que se beneficiaría de esa inmigración por la posibilidad de mantener salarios bajos, y a la clase política, que lograría ganar nuevos votantes. 

Si bien, la mayoría de los partidos políticos populistas en Europa son mayoritariamente de derechas, a partir de la Gran Recesión económica, ha favorecido la irrupción de partidos políticos populistas de izquierda como Syriza en Grecia o Podemos en España. Tanto las fuerzas populistas de izquierda como las de derecha han venido ganando peso electoral en el sistema democrático de muchos de los países de la UE. Este hecho ha generado un estrés añadido al sistema político. Se ha traducido en algunos casos en una serie de reformas institucionales que han erosionado el Estado de derecho, abriendo la puerta a una "democracía iliberal" como es el caso de Hungría o Polonia en Europa. También, ha puesto a prueba la resiliencia de las instituciones democráticas en EE.UU. donde la derecha populista no solo ha polarizado la sociedad sino que también ha legitimado ciertas ideas que atentan contra la democracia liberal. 




25 de julio de 2012

La educación y la Paz Mundial: Cuarto capítulo

La educación y la paz mundial es el cuarto capítulo del libro La educación y el significado de la vida. 

 Debemos entender cómo se ha generado la actual crisis mundial. Para Krishnamurti responde a dos causas principales: los "falsos valores" que rigen nuestras relaciones con las personas, con la propiedad y con las ideas. Los "falsos valores" hacen referencia al "predominio y la expansión de los valores" que crean el "nacionalismo", las "fronteras económicas", los "gobiernos soberanos" y el "espíritu patiótrico". Y, nuestra dependencia de la autoridad. Cuando seguimos a otro, a un grupo o a una organización, sólo hay sometimiento y temor que da pie al estado totalitario o al dogmatismo de la religión organizada. Los falsos valores y la dependencia de la autoridad están en el origen de la actual crisis y, por tanto, también de la guerra.

Es un error depositar toda nuestra confianza en los gobiernos como portadores de la paz. La paz como sugiere Krishnamurti sólo puede empezar con la comprensión de quienes somos. ¿Queremos realmente la paz? En realidad, no queremos la paz sino que "queremos que las cosas continuen como están, que las modificaciones sean solo superficiales". La paz no se puede alcanzar por ningún medio, sólo a través de la comprensión de uno mismo. Las creencias, las ideologías y las religiones organizadas no ayudan al ser humano sino que nos enfrentan a nuestros semejantes.

Hay obstáculos que entorpecen la consecución de la paz, a saber, el sentimiento patriótico y el nacionalismo. Se nos alienta constantemente y habilmente a ser patriotas. Cada uno de nosotros debemos tener una "mente libre de prejuicios", es decir, una mente que no se identifica con ningún país. El nacionalismo es una expresión del yo. El anhelo de identificarse con algo más grande que nosotros crea el nacionalismo y éste a su vez engendra la guerra. El nacionalismo es, en palabras de Krishnamurti,  "una enfemedad y jamás logrará la unidad mundial; tenemos que librarnos de la enfermedad primero."  Es el hecho de ser nacionalistas, de estar siempre dispuestos a "defender nuestros Estados soberanos, nuestras creencias y posesiones," lo que nos obliga a estar perpetualmente armados. Krishnamurti afirma contudentemente que "el nacionalismo y los gobiernos soberanos son las causas y los instrumentos de la guerra". 


No puede haber paz mientras la educación sirva al Estado o a las religiones organizadas. El condicionamiento de la mente para que se ajuste a una determinada ideología o religión engendra enemistad. Lo esencial en la educación, es contar con personas comprensivas y afectuosas. Si deseamos construir una sociedad inteligente, debemos tener educadores íntegros y que sean capaces de transmitirlo. Estos educadores son un peligro para el sistema. Cualquier educador que perciba el significado de la paz, señalará las implicaciones del nacionalismo y la inutilidad de la guerra.

La paz tiene un componente interno ineludible. Para vivir en paz, debemos estar libres de toda "lucha con nosotros mismos" y, por consiguiente, con los otros. Cuando no estamos en conflicto con nosotros mismos, no estamos en conflicto con los otros. Es la lucha interna, proyectada en el exterior, "la que se convierte en conflicto mundial". Como sugiere Krishnamurti: "La guerra es una proyección espectacular y sangrienta de nuestro vivir cotidiano. Precipitamos la guerra con nuestra manera de vivir. Luego, sin una transformación interna de cada uno de nosotros, forzosamente seguirán existiendo los antagonismos raciales y nacionales,las infantiles disputas a causa de nuestras ideologías, la multiplicación de soldados, los saludos a la banderas y todas las numerosas brutalidades que contribuyen a crear el asesinato organizado."Tenemos que crear un gobierno mundial que no esté cimentado en la fuerza, en el nacionalismo ni en ninguna ideología. El gobierno es "lo que somos" y las ideologías no son sino proyecciones de nosotros mismos. Y, al menos que "cambiemos fundamentalmente, no puede haber ni verdadera educación ni un mundo en paz."

En definitiva, la paz no se puede conseguir jamás con reformas ni con la reorganización de viejas estructuras sociales como afirma Krishnamurti sino que" solo habrá paz cuando comprendamos lo que está más allá de la superficie y detengamos así esta ola de destrucción que se ha desatado a causa de nuestra agresividad y de nuestros temores; y solo entonces habrá esperanza para nuestros hijos y salvación para el mundo."