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5 de mayo de 2017

Modelos de Estado del bienestar(III): El modelo conservador(II): países mediterráneos.

Dentro del modelo conservador del Estado de bienestar, está una serie de países del sur de Europa- España, Italia, Portugal y Grecia-, que constituyen el modelo conservador del Sur del Mediterráneo. Este modelo conservador del sur del mediterráneo tiene unas características comunes: la financiación del Estado de bienestar se realiza a través de las contribuciones de los salarios de los trabajadores. Sin embargo, también tiene una serie de particularidades históricas, que lo hace estar a medio camino de todos los modelos del Estado de bienestar sin pertenecer completamente a ninguno. Portugal y España, por ejemplo, crearon sus Estados de bienestar a partir de los años 70 después de que finalizarán sus respectivas dictaduras. Por este motivo, el sistema de bienestar es muy reducido en comparación con los países escandinavos y del centro de Europa, y el subsidio por desempleo suele ser más corto, aunque mayor que en los países anglosajones. Por otra parte, los trabajadores disfrutan de una buena protección ante los despidos y las pensiones suelen ser elevadas. La sanidad es de carácter universal y está financiada mayoritariamente con contribuciones. Existe, además, un llamado "tercer sector" que desempeña un papel importante en la prestación del bienestar.

España se caracteriza por un sistema de bienestar lastrado por un alto desempleo. Las primeras iniciativas relacionadas con el Estado del bienestar son de finales del siglo XIX. Durante la Segunda República se intentó establecer seguros por accidentes y de retiro para los trabajadores pero se topó con la oposición. Con la dictadura franquista, el gasto social nunca fue superior al 8% del PIB. Tras la recuperación de la democracia, el gobierno socialista emprendieron la construcción del Estado del bienestar. La ley General de Sanidad de 1986 creó un Sistema Nacional de Salud descentralizado. En cuento a las pensiones, se fijaron en el Pacto de Toledo- 1995- donde se garantizó la sostenibilidad del sistema, amenazado hoy por la evolución demográfico del país. Esto ha obligado a elevar la edad de jubilación a los 67 años. Los altos niveles del paro ha hecho que la protección por desempleo sea una de las partidas más importantes del gasto social en España. En 1999, se legisló a favor para la conciliación entre empleo y la vida privada fijando la duración de la baja de maternidad y la nulidad de despido laboral por discriminación de sexo. También, se estableció ayudas a familias numerosas y a monoparentales. En cuanto a la educación, el gasto público se situó por encima del 4% del PIB. Las políticas públicas se complementan con la participación del tercer sector.

El Estado del bienestar en Italia dedica el 25% de su PIB al gasto social. La protección de la salud es universal mientras que la protección del empleo es baja y se financia a través de las contribuciones de los trabajadores y de los impuestos. Al igual que España, en Italia el tercer sector es fundamental en la provisión del bienestar. Este tercer sector tiene una gran relevancia en la protección social junto a las familias. En Italia, existe un alto porcentaje de economía sumergida- 25% del PIB- y una diferencia entre el norte y el sur de Italia. También, Italia ha experimentado cambios en su Estado del bienestar desde 1990. La primera, obligó a reconsiderar como consecuencia del tratado de Maastricht. Entre 1992 y 1995 se incrementó y se flexibilizó la edad de jubilación - 57 a 65 años- se introdujeron los "cuasi-mercados" en el servicio de salud. La segunda, provocado por la crisis económica de 2008. Ante el peligro de no poder pagar su deuda pública- 110% del PIB en 2009- el BCE salió en su apoyo, pero a cambio de reducir en gasto social y así ayudar a reducir su déficit público, favoreciendo el crecimiento económico. Por último, el gobierno de Mario Monti asentó el sistema de pensiones sobre tres pilares: un sistema de reparto, uno voluntario de capitalización a través de las empresas y otro privado e individual. 

20 de abril de 2017

Modelos de Estado de bienestar(III): El modelo conservador(I): Alemania y Francia.

El modelo conservador del Estado del bienestar presenta tres grandes rasgos. A saber: El primero es cómo se financia. La financiación se realiza a través de las contribuciones de los trabajadores y de sus salarios. Las cotizaciones de los trabajadores crean un derecho que es difícil de eliminar o reducir por los gobiernos. El segundo considera a la familia como la unidad responsable de proveer bienestar. Los programas sociales se han centrado en el apoyo de la cabeza de la familia- el hombre- como sostén de la familia, mientras que el papel social de la mujer se ha centrado en el cuidado de los hijos. Tercero, los intermediarios entre los trabajadores y el Estado, tienen un papel fundamental. Los sindicatos y las asociaciones empresariales participan en ese sistema de intermediación proporcionando servicios sociales- programas destinados a los trabajadores, por ejemplo- y, por tanto, limitando la influencia del Estado, respondiendo al principio de subsidiaridad. El problema del modelo conservador del Estado del bienestar es la transformación de la familia desde los años 80: la incorporación de la mujer en el mercado laboral y el aumento de los divorcios y parejas de hecho, con el consiguiente aumento de las familias monoparentales.

Alemania se ha considerado como prototipo del modelo conservador del Estado del bienestar junto a Francia. Después de la II Guerra Mundial, el Estado de bienestar alemán se centró fundamentalmente en proporcionar un buen nivel de vida a las familias alemanas. Todo cambió, con los gobiernos democristianos de Helmut Kohl en los años 80 y 90. Su gobierno fue el responsable de elevar la edad de jubilación hasta los 65 años y la aprobación del Pflegeversicherung. Además de lidiar con las implicaciones económicas de la reunificación de Alemania. Las transformaciones del Estado de bienestar alemán revirtieron en el propio Estado de bienestar: incentivando el trabajo indefinido o evitando los cambios de actividad a lo largo de la carrera laboral. Sin embargo, la globalización, el progreso tecnológico y la competencia internacional han erosionado la estabilidad de los puestos de trabajo sin que se haya tocado la estructura favorable a los trabajos a tiempo completo y para toda la vida. El resultado se ha traducido en un alto desempleo entre los jóvenes y las mujeres. La legislación beneficia a los trabajadores de los sectores manufactureros y a los funcionarios del Estado pero no así a los jóvenes y mujeres. Entre 1998 y 2002, Gerhard Schröder impulso una gran reforma de las pensiones, en el que se permitió que los trabajadores ahorraran en un sistema privado que se premiaba con incentivos fiscales y que se añadía a las cotizaciones a la seguridad social, debido a una situación demográfica que amenazaba el sistema de reparto. En 2003, se introdujo políticas activas de empleo y requisitos más estrictos para acceder a las prestaciones de desempleo y se impulso iniciativas de formación.

El Estado del bienestar francés se inició durante la Tercera República durante los años 20 y 30 a través de sociedades de ayuda mutua de origen católico. En 1928, se aprobó leyes para proteger a los trabajadores de los accidentes, de la invalidez y de las enfermedades. Pero, no fue hasta después de la II Guerra Mundial, cuando se instituyó un sistema de seguridad social. El sistema de protección social francés siempre ha sido muy conservador pero ha sufrido reformas desde los años 90, y se incrementó desde la crisis económica de 2008, y especialmente a partir de 2010. Se centraron en las pensiones y en las reformas en el mercado laboral. En Francia, el sistema de pensiones es público y se debe cotizar 41,5 años para acceder a la pensión máxima. Se ha incrementado la cuantía de las contribuciones y la edad de jubilaciones, que ha pasado de los 65 a los 67 años. La protección al desempleo está vinculado a las políticas activas de empleo desde los años 90. Se hace a través del servicio público Pôle Emploi. La duración del subsidio de desempleo depende del tiempo cotizado, un mínimo de cuatro meses para tener derecho a la prestación, y un máximo de tres años.

Como he dicho antes, tanto en el caso alemán como el francés, el Estado de bienestar conservador se ha resentido en las últimas décadas debido a la globalización y para mantener la competitividad, y así, el crecimiento económico, de Alemania y Francia.


21 de febrero de 2017

Modelos de Estado de bienestar(I): clasificación y tipología.

Las políticas del Estado del bienestar no han sido iguales en todos los países por diferentes razones. Por un lado, los países presentan divergencias a la hora de implementar un sistema de bienestar. Por otro lado, por motivos históricos y/o geográficos no parten en condiciones de igualdad para el crecimiento económico. Tampoco, es igual su concepción del mundo ni la ideología que está detrás de la acción política.

Los diferentes modelos de Estado de bienestar se pueden clasificar atendiendo a dos dimensiones, que propuso el economista y sociólogo danés Gosta Esping-Andersen, en su libro los tres mundos del Estado del bienestar en 1990. Una primera dimensión, el grado de desmercantilización, es decir, el grado en que los servicios sociales se proveen al margen de los mercados. Y, una segunda dimensión, la estratificación social, es decir, en la medida en que los sistemas de bienestar ayudan a reducir las desigualdades sociales. Según el propio Esping- Anderson, el proceso histórico, que transformo a los agricultores en asalariados, el trabajo se convirtió en una mercancía más y los trabajadores pasaron a depender de su salario para satisfacer sus necesidades básicas. Desde esa perspectiva, existen diferentes modelos de Estado de bienestar según el grado de responsabilidad del Estado a la hora de abastecer ciertos servicios sociales básicos. A mayor desmercantilización, mayor grado de Estado del bienestar.

Partiendo de este supuesto, Gosta Esping- Andersen diferencia tres tipos de Estados del bienestar: el modelo socialdemócrata que posee un nivel de desmercantilización alto. El Estado proporciona un alto nivel de bienes y servicios. Se financia con impuestos, trata a todos los ciudadanos por igual y tiene un carácter universalista. El modelo liberal que se caracteriza por un nivel alto de mercantilización donde el bienestar depende del mercado. La intervención del Estado se limita a transferir rentas a aquellas personas que no son capaces de satisfacer sus necesidades básicas a través del mercado. La financiación se hace a través de la imposición fiscal. Y, por último, el modelo conservador que se caracteriza por una desmercantización media. Este modelo no incluía al mercado, pero no lo consideraba como la única vía para satisfacer las necesidades básicas. En los países donde predomina este modelo conservador, existe diferentes tipos de seguro social, fuertes sindicatos, seguros de desempleo y cotizaciones empresariales altas.