"La política, un elevado servicio a la comunidad" de
Koldo Aldai es el duodécimo artículo del libro
Espiritualidad y política.
En el presente artículo,
La política, un elevado servicio a la comunidad, Koldo Aldai desarrolla el concepto de "
política espiritual": qué es la política espiritual, cuáles deben ser las claves de la "nueva acción política", cómo debe ser el político "orientado espiritualmente", qué relación debe guardar la política con la religión, cómo debemos concebir la espiritualidad en relación a la política, cómo debe organizarse esta nueva política espiritual y qué valores y principios deben articular esta política espiritual.
No podemos negar la crisis política actual tanto en su
dimensión conceptual- qué entendemos por política- como en su
dimensión práctica- cómo se ejerce la política-. Nuestro mundo ha cambiado profundamente. Esto es una evidencia: está emergiendo una nueva
conciencia planetaria y ésta exige un
cambio radical en el
planteamiento de la política, y, al mismo tiempo, un
nuevo perfil humano- y espiritual-
del político.
Para
Koldo Aldai, "
la política debe estar al servicio de la comunidad". Sin duda, desde el ejercicio de la política, se puede ser muy útil y se puede contribuir al bienestar colectivo. Para poder servir a la comunidad, es imprescindible un cierto nivel de
desarrollo espiritual y la necesidad de
servir al prójimo. Ambos aspectos son fonamentales para el ejercicio de la política. Además, la política reclama una gran dosis de
sacrificio personal y de
entrega incondicional al servicio de la comunidad. En este sentido, la genuina espiritualidad comparte con la política: el olvido de
nosotros mismos para el servicio al otro, a la humanidad. El servicio a la comunidad es la razón primordial de la política. Su acción se sustenta en el servicio comunitario: la política es
"el arte del servicio con mayúsculas", tal como sugiere Koldo Aldai.
Por otro lado, debemos
ennoblecer la
acción política porque está muy desprestigiada por la "clase política". La política espiritual puede recuperar el carácter noble de la política. Para Koldo Aldai, la
política espiritual es
"sinónimo de política en su ejercicio más noble, es decir, llamada a alcanzar una visión precisa y neutral y a desarrollar acción responsable". Su
objetivo es
"el mayor bien para el mayor número de personas".
Esta
política espiritual se articula entorno a
seis aspectos claves que orientan la
acción política:
- Política planetaria: El político de orientación espiritual trata de "deshacer el espejismo de la separatividad". La separatividad es una ilusión originada por la mente. No existe la separación sino la unión basada en la relación. Alienta el espíritu de "unidad en la diversidad" y fomenta la idea de "la humanidad es una". En la política planetaria, no hay espacio para el "egoísmo nacional" que está llamado a desaparecer. El peso de "lo nacional" ha de mermar en aras del fortalecimiento de "lo internacional".
- Política ecológica: El político de orientación espiritual afirma que el destino de la humanidad está indisolublemente unido al de la Madre Tierra. La Tierra puede sostener las necesidades de todos, pero no así, los excesos. El cuidado y la protección de la Tierra ha de ser una máxima fundamental de la política espiritual.
- Política de Paz: El mayor desafío de la humanidad es el de la superación del viejo paradigma de la confrontación y del odio.
- Política de justicia: Instaurar la igualdad de oportunidades a la hora de acceder a la cultura, a la educación, a la sanidad y a otros servicios públicos.
- Política de consenso: El político con principios espirituales es áquel que persigue el más amplio consenso social en el mayor número de temas. La política de consenso consiste en saber cohesionar, en saber dibujar y expresar objectivos y horizontes comunes.
- Política responsable: Una política responsable no es necesariamente una política popular. La responsabilidad en su amplio sentido:
- Con respecto a las libertades y derechos fundamentales en general.
- Con respecto a la Tierra y su no agresión o contaminación.
- Con respecto a las futuras generaciones.
El político espiritual implementa políticas justas y responsables no siempre bien acogidas.
Koldo Aldai reflexiona sobre la relación entre
política,
religión y
espiritualidad. Llama a diferenciar entre
espiritualidad y
religiosidad:
"el hecho de que el/la político/a esté imbuido de valores espirituales no implica para nada que esté vinculado a instituciones." Debe establecerse un línea divisoria entre ambos términos: la
espiritualidad se referiría
a
" valores elevados inmanentes a las diferentes tradiciones religiosas como nobleza, generosidad, altruismo, discernimiento...," y la
religiosidad haría referencia a
"instituciones humanas con toda su virtual carga de aciertos y errores". Koldo Aldai apela a la importancia de trabajar por la
aconfesionalidad del Estado. A su modo, un estado laico- que no laicista- es garante de la
imparcialidad y
neutralidad del estado en materia religiosa.
Por otro lado, establece un vínculo de unión entre
política y
espiritualidad. Vivimos un nuevo despertar de la espiritualidad,
una espiritualidad Universal. Cada vez más gente vive un despertar de su espiritualidad.
Espiritualidad y política se reencuentran, en este escenario, gracias a una mayor concienciación con respecto a la humanidad y a la Tierra.
Espiritualidad y política se aúnan con el nacimiento del sentimiento de "unidad en la diversidad", dando importantes pasos en la instauración del ideal de la
fraternidad humana. Este sentimiento de fraternidad ayudará a la superación de la separación entre nosotros y la Madre Tierra. En palabras de Koldo Aldai
"Más pronto que tarde llegará un día por supuesto sin ejércitos, pero también sin cárceles, sin bancos, sin instituciones y empresas que medran a costa de la alienación de terceros... Lo pequeño volverá a ser hermoso. Se clausararán las factorías contaminantes, la agricultura industrial, los grandes hospitales, las grandes ciudades... Retornaremos a la naturaleza y con ello también a unas relaciones más cercanas y verdaderas. Nos agruparemos en comunidades, en ecoaldeas con importante grado de autosuficiencia, que estarán a su vez vinculadas entre sí formando redes. Compartiremos excedentes agrarios, fruta, tomates, artesanía, pero también software, arte y cultura... Nadie pasará necesidad y cuidaremos para que así sea".
En este nuevo contexto, la
política se transformará. Viviremos una
redimensión de la
acción política: dejará de ser una política lejana, pasando a ser una política cercana a la gente y de pequeño tamaño. La humanidad no necesitará de una clase
política dirigente. Las
redes sociales irán poco a poco reemplazando a las jerarquías de los gobiernos. Las
relaciones humanas irán superando el egoísmo, centrándose en la promoción y en el establecimiento de
relaciones positivas.