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10 de julio de 2019

La neuroanatomía de la memoria II: estructuras corticales

Las principales estructuras corticales de la memoria son fundamentalmente cuatro: el lóbulo frontal, el lóbulo temporal, el lóbulo parietal y el lóbulo occipital. 

Los lóbulos frontales se ubican al frente en ambos hemisferios cerebrales, delante de los lóbulos parietales, que controla los movimientos voluntarios de diferentes partes del cuerpo, participa en la capacidad para realizar actividades complejas como la planificación, la organización, prestar atención a los detalles o controlar los movimientos de las extremidades superiores e inferiores. Con respecto a la memoria, los lóbulos frontales juegan un papel importante en la memoria de trabajo. Los lóbulos frontales ayudan a escoger los recuerdos que son relevantes para una situación concreta. Pueden coordinar diferentes tipos de información dentro de un razonamiento memorístico coherente. A esto, lo llamamos monitorización de fuente. A veces, sucede que recordamos algo pero no sabemos el origen de esa información, produciéndose lo que se denomina error de monitorización de fuente. Por último, los lóbulos frontales tienen un paper clave en la memoria proyectiva, es decir, en aquello que queremos hacer en el futuro.

Los lóbulos temporales se ubican bajo la cisura de Silvio en ambos hemisferios cerebrales. Esta zona está estrechamente relacionada con la memoria autobiográfica. Los lóbulos temporales están implicados en la memoria de reconocimiento. La memoria de reconocimiento consiste en la capacidad de reconocer un objeto que ha sido percibido anteriormente. Esta memoria está compuesta por dos elementos: un componente familiar y otro componente recolectivo. El primero consiste en la sensación de conocer algo y el segundo tiene que ver con la identificación del origen del recuerdo. Los daños en los lóbulos temporales tienen una incidencia en diferentes funciones cognitivas del individuo tales como problemas en la atención selectiva de determinados estímulos visuales o auditivos, trastornos en la percepción visual o auditiva, deterioro de la capacidad de organizar y categorizar la información verbal, trastornos en la comprensión del lenguaje y alteraciones en la personalidad. También el daño de los lóbulos frontales pueden causar un deterioro de la memoria a largo plazo, viéndose afectados tanto los conocimientos semánticos generales de los que disponemos como de recuerdos episódicos concretos.

El lóbulo parietal se localiza detrás del surco central, encima del lóbulo occipital y detrás del lóbulo frontal. Se halla en la parte trasera de la cabeza en su parte superior. El lóbulo parietal tiene múltiples funciones cerebrales. Las funciones principales son: Primera, sensación y percepción. Dos, construcción de un sistema de coordinación espacial. El lóbulo parietal proporciona una conciencia espacial y habilidades de navegación y orientación. Sirve también como centro de integración de toda la información sensorial para crear una única percepción. Además, participa en la memoria verbal a corto plazo y el daño de el giro supramarginal del lóbulo parietal puede provocar pérdida de memoria a corto plazo. Los daños en el lóbulo parietal provocan el síndrome de negligencia en que los afectados tratan partes de su cuerpo u objetos que se encuentran en determinadas áreas de su campo visual como si no existieron. Cuando los daños afectan al lado izquierdo del lóbulo temporal pueden causar el síndrome de Gerstmann que cursa con desorientación izquierda- derecha, agrafia, agnosia y acalculia. También puede llegar a causar trastornos del lenguaje- afasia-. Los daños en la parte derecha del lóbulo parietal provocan dificultades para llevar a cabo tareas o movimientos- apraxia-, falta de conciencia de las incapacidades sobrevenidas- anasognosia- y dificultades en el dibujo.

Y, por último, el lóbulo occipital es el más pequeño de los cuatro lóbulos del cerebro. Es el centro de la percepción visual, siendo su principal función. Se localiza en la parte inferior de la cabeza, sobre el cerebelo y en la parte superior del surco parietal- occipital. Como hemos dicho antes, la función principal del lóbulo occipital es la visión. Cualquier daño en el lóbulo occipital se traducirá, con mayor o menor intensidad, en daños en la percepción visual. Estos daños se pueden traducir en pérdida de visión en determinadas áreas del campo visual, problemas en la percepción del color o del movimiento, alucinaciones o ilusiones y la incapacidad de reconocer palabras, dependiendo si está afectado el lado izquierdo o derecho del lóbulo occipital. 


27 de junio de 2019

La neuroanatomía de la memoria I: estructuras subcorticales

Existen diferentes estructuras anatómicas del cerebro que juegan un papel fundamental y clave para la memoria. Es donde podemos localizar los diferentes tipos de memoria así como donde se producen los procesos básicos de la memoria- fijación/codificación, consolidación/almacenaje, evocación/recuperación de recuerdos.

Fundamentalmente, estamos hablando de dos grandes estructuras neuroanatómicas: las estructuras subcorticales y las estructuras corticales. En las estructuras subcorticales hablaríamos del hipocampo, el cerebelo, la amígdala y los ganglios basales mientras que en las estructuras corticales hablaríamos del lóbulo frontal, el lóbulo temporal, el lóbulo parietal y el lóbulo occipital todas estas estructuras cerebrales se encargarían de los procesos básicos de memoria - ya mencionados- y albergarían las diferentes memorias.

El hipocampo es una estructura cerebral que forma parte de las estructuras subcorticales del cerebro. Así mismo, el hipocampo forma parte del sistema límbico y se localiza junto al lóbulo temporial medial. Estaría integrado- como hemos dicho antes- en el sistema límbico que es parte del cerebro que incluye el tálamo, el hipocampo, la amígdala, el cuerpo calloso, el sesto y el mesencéfalo que regula las emociones, la memoria, la atención, el hambre, los instintos sexuales o la conducta. El hipocampo, a su vez, está compuesto por otras dos estructuras, el Asta de Amnon y el giro dentado. El hipocampo está involucrado en la codificación de los recuerdos así como implicado en la consolidación de la memoria a través de la transformación de los recuerdos al pasar de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Daños en el hipocampo pueden producir amnesia anterógrada, impidiendo la creación de nuevos recuerdos, y por tanto, dificultando la codificación de recuerdos.

El cerebelo es una estructura subcortical que se localiza en la parte posterior del cerebro, cerca de la médula espinal. El cerebelo desempeña un papel central en el aprendizaje motor y en el aprendizaje de recuerdos procedimentales, esto es, de aquellas habilidades que requieren de un cierto grado de coordinación y control de la motricidad fina como conducir un coche o tocar un instrumento. El cerebelo está involucrado en el aprendizaje motor a un nivel general, y los daños que puede sufrir redundarán en dificultades para ejecutar movimientos. Es el responsable de la coordinación de la precisión y organización temporal de los movimientos así como de cambios destinados a mejorar estas habilidades. Por último, el cerebelo juega un papel relevante en la memoria procedimental o implícita.

La amígdala - o también denominada como cuerpo amigdalino o complejo amigdalino- es un conjunto de núcleos cerebrales que está presente en ambos hemisferios cerebrales y que se localiza en los lóbulos temporales. La amigdala está asociada con el aprendizaje emocional y la memoria emocional, en la medida que es responsable de dar respuesta a estímulos emocionales, especialmente el miedo. También, está asociada con las emociones en general y con el hambre y el deseo sexual. La amígdala está involucrada en la consolidación de la memoria, es decir, en el proceso de transferir la información desde la memoria a corto plazo o la memoria de trabajo hasta la memoria a largo plazo. A este proceso, se le denomina "modulación de la memoria". La amígdala trabaja para codificar en la memoria la información emocional reciente. Cuanto mayor sea el nivel de activación emocional de la amígdala respecto a un suceso concreto, mayor será la probabilidad de que éste sea recordado posteriormente. Por tanto, los recuerdos serán procesados a un nivel más profundo y serán más resistentes al olvido.

Y, por último, Los ganglios basales- o también llamados núcleos basales- son un grupo de núcleos cerebrales formados por los núcleos subtalámicos, el globo pálido, la sustancia negra, el estriado ventral y el estriado, éste, a su vez, formado por el putamen y el caudado. Los ganglios basales están interconectados con el tálamo, la corteza cerebral y el tronco encefálico y están localizados en el lóbulo temporal medial. Las funciones básicas de los ganglios basales son fundamentalemente tres: la cognición, el aprendizaje y el control de actividades motoras. Los ganglios basales también están relacionados con la memorización de procesos inconscientes relacionados con la memoria implícita. Se cree muy concretamente que el caudado está implicado en el aprendizaje basado en el condicionamiento operante, al permitir el aprendizaje y el recuerdo de las asociaciones de nuevas conductas en función de sus consecuencias. Se han asociado los daños en los ganglios basales a una disfunción en el aprendizaje y la adquisición de habilidades perceptivas- motoras. Daños que también afectan a la memoria de trabajo que presenta déficits a la hora de alternar la ejecución de distintas tareas simultáneas.







6 de junio de 2019

¿Quién es Emilio García García?

Emilio García García es el autor del libro "Somos nuestra memoria. Recordar y olvidar" que está dentro de la colección de Neurociencia y Psicología del Periódico el País del año 2018. Es profesor de Psicología Cognitiva, Psicolingüística, Neuropsicología y Neurociencia en la Universidad Complutense de Madrid. Es autor o coautor de más de 60 libros y más de 90 artículos científicos en revistas especializadas en psicología, educación y/o pedagogía. Ha ocupado diferentes cargados en instituciones españolas como la vicepresidencia de la Junta Directiva de la Sociedad de Historia y Filosofía de la Psiquiatria, el secretariado de la Sociedad Española de Historia de la Psicología, coeditor de la Revista Psicología Argumento, miembro del Comité científico de la Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado y de la Revista Psicología Educativa del Colegio Oficial de Psicólogos, Vocal de la Junta Directiva de la Asociación Universitaria de Formación del Profesorado. Además, de desempeñar estos cargos institucionales, ha sido evaluador de publicaciones científicas a nivel nacional y a nivel iberoamericano. Entre las que destaca revistas como Revista de Psicología General y Aplicada, Revista Psicothema, Revista de Psicología Educativa o Revista de Historia de la Psicología. 

4 de junio de 2019

El efecto google: ¿qué alteraciones implica el uso de internet para la memoria?

B. Sparrow, J. Liu y D. Wegner publicaron en 2011 un estudio sobre los efectos del uso de Google en la memoria y las consecuencias que puede tener en la cognición el disponer de información rápidamente, a golpe de clic. El "efecto Google" lo podríamos definir como la tendencia a no guardar y almacenar en nuestra memoria las informaciones que podemos encontrar fácilmente en internet. Buscadores como Google puede hacernos creer innecesarios los esfuerzos para codificar y almacenar determinados datos. De esta manera, internet se está convirtiendo en la extensión de la propia memoria, en una "memoria expandida que no tiene límites. Una prótesis mnemónica digital, omnipotente para nuestra memoria personal limitada y con tantos déficits." Si tenemos plena confianza en Google para encontrar los datos que nos interesan, delegaremos en el buscador y nos ahorraremos el esfuerzo de aprenderlos y recordarlos. De esta manera, la información no se registra en nuestra memoria personal biológica y neuronal, sino que se registra en la memoria externa, digital y artificial. ¿Qué consecuencias tiene esto? En 1980, D. Wegner teorizó lo que llamó "procesos de delegación de la memoria." Propusó el concepto de "memoria transactiva" que "tiene lugar cuando en un grupo de trabajo, una persona se despreocupa de aprender y retener los conocimientos que otra persona del grupo posee." La memoria transactiva es una delegación de la memoria personal para optimizar la resolución de problemas y la toma de decisiones. Sin embargo, cuando confiamos en internet no estamos delegando en otra persona, no estamos delegando en una inteligencia natural sino artificial. 

La memoria externa y artificial es muy distinta de la memoria personal biológica. Como lo es el cerebro digital del cerebro biológico. El cerebro digital absorbe la información, la guarda de inmediato en su memoria, y la recupera íntegramente, cuantas veces se quiera, sin modificación alguna. En cambio, el cerebro humano continuamente está elaborando la información, reconstruyendo los recuerdos. El cerebro que recuerda ya no es el mismo que elaboró los recuerdos. Por otra parte, las conexiones de la red no se parecen en absoluto a las conexiones neuronales. Dado que ambas memorias- personal- biológica- y digital- artificial- son tan diferentes, es normal que el abuso de la segunda acabe provocando disfunciones en la primera. Actualmente, podemos hablar de una sobrecarga cognitiva de la memoria de trabajo y esto supone la pérdida de control de la atención sostenida dificultando los procesos de memoria y aprendizaje. La navegación por internet hace uso intensivo de la multitarea lo que supone la interrupción de la atención sostenida y focalizada. Constantemente, estamos cambiando de objetivos, manteniendo una atención dividida y controlando la interferencia de estímulos. Con tanta interferencia y distracción no resulta fácil mantener focalizada la atención y la memoria de trabajo .

Actualmente, la neurociencia investiga si las nuevas tecnologías están modificandonuestro cerebro, pero aún no disponemos de una investigación concluyente al respecto, como sí ocurre con la lectura. El cerebro del lector es diferente del cerebro de una persona analfabeta. La lectura y la escritura hicieron su aparición hace 60.000 años y cambiaron los cerebros de las personas. Áreas cerebrales que hasta hacia poco se dedicaban a otras funciones, se tuvieron que "reciclar" para realizar las nuevas tareas de lectura y escritura. De igual forma, las nuevas tecnologías deben de estar cambiando el cerebro, pero que aún no se ha manifestado esos cambios. Además, esas modificaciones serán diferentes en los nativos digitales que en los emigrantes digitales que se han socializado más tarde con las nuevas tecnologías. Evidentemente, los cambios suponen ganancias y pérdidas: entre las ganancias encontraremos el rendimiento multitarea, la localización, clasificación y la evaluación de información, la percepción, imaginación y habilidades visoespaciales y entre las pérdidas destacaremos la atención focalizada y sostenida, el pensamiento crítico, reflexivo y argumentativo. Para acabar, está claro que las nuevas tecnologías no sólo pueden llegar a alterar los procesos de memorización sino también nos pueden ayudar a entender mejor los trastornos de la memoria. 

3 de junio de 2019

Memorias extraordinarias: síndrome Savant o síndrome del sabio.

El primer caso documentado del síndrome Savant -o también conocido con el nombre de síndrome del sabio- fue a principios del siglo XIX en el Reino Unido. Éste es el caso de Thomas Fuller. El médico Benjamin Rush lo describió así: " apenas entendía nada, ni de índole teni práctica, que fuera más complejo que contar" apesar de todo era un genio del cálculo. Tener una memoria prodigiosa en un ámbito concreto es característico del síndrome savant. Quienes lo sufren suelen presentar deficiencias y limitaciones graves en la mayoría de las funciones mentales, en contraposición a una extraordinaria competencia en un dominio particular que requiere una memoria fuera de lo común. Las alteraciones de estas personas las pueden hacer dependientes, a la vez capacitados en campos dispares como el cálculo, la música, el lenguaje... Los estudios de Donald Treffert revelan que el síndrome Savant suele ser un trastorno congénito en el 90% de los casos y está relacionado con el autismo. Un 10% aparece en la edad adulta como resultado de una lesión cerebral. Treffert establece una distribución por sexos: hay cuatro veces más savant hombres que mujeres.

La capacidad de memorización que tienen muchos savant no es algo que se pueda conseguir a través de estrategias de asociación. No es algo que se pueda aprender. Las estrategias de asociación que emplean los savant son siempre personales. Los límites de su memoria de trabajo dependen sobre todo de la importancia y significación que asignen a la información memorizada para asociarla e integrarla en los conocimientos que ya posee. El origen de estas capacidades excepcionales no está del todo claro. Se han conjeturado diversas teorías basadas en desarrollos extremos, como un déficit del hemisferio izquierdo que viene a compensar el hemisferio derecho; un mayor desarrollo de áreas visuales en densidad neuronal y en conexiones sinápticas; mayor desarrollo de áreas cerebrales implicadas en las emociones y en la interacción social. No todos los savants van de la mano de una incapacitación para la vida cotidiana. Las investigaciones realizadas sobre savants apuntan a que la actividad cerebral de estos se parece mucho más a la de una persona común que al funcionamiento de un ordenador. 

31 de mayo de 2019

Tipos de Amnesias

Existen diferentes tipos de amnesias:

1. El Estado de fuga es un tipo de amnesia que afecta a personas que aparecen en un lugar alejado de su hogar sin poder recordar qué ha sucedido, a pesar de que el lenguaje y las memorias procedimentales están intactas. La memoria autobiográfica está afectada. Normalmente, estas personas están atravesando algún tipo de conflicto o traumas familiares, problemas económicos, etc. De ahí, el uso de la palabra fuga en el sentido de huida de su vida anterior y de lo que significaba para el afectado. 

2. La amnesia global transitoria es un tipo de amnesia que afecta por primera vez a personas entre 60 y 70 años y que suele durar menos de 24h. La persona no tiene alteraciones sensitivas, motoras, de lenguaje o de razonamiento. El paciente suele repetir las mismas preguntas porque es incapaz de crear recuerdos a corto plazo debido a la amnesia anterógrada que padece, afectándole a lo sucedido después del episodio amnésico. En cambio, su memoria a largo plazo está en perfecto estado. Las causas de la amnesia global transitoria no están claras. La hipótesis más aceptada apunta a una causa de tipo vascular debido a pequeños infartos isquémicos. También hay otros factores de riesgo como la hipertensión vascular, la presencia de migrañas, el estrés y un exceso de esfuerzo físico. La amnesia global transitoria tiene un efecto en ambos hemisferios. En el hemisferio izquierdo, la alteración de la memoria verbal mientras que en el hemisferio derecho se traduce en una pérdida de la memoria visoespacial. 

3. La amnesia diencefálica es un tipo de amnesia que se caracteriza por la fabulación o falsificación de los recuerdos, antes que admitir que no se recuerda un hecho. Las personas con amnesias son poco conscientes de su trastorno de memoria. La causa de esta amnesia es una carencia de vitamina B1, asociada a una ingesta abusiva y prolongada de alcohol. Este déficit en B1 provoca la muerte de células en la línea media del diencéfalo, lo que acaba afectando y originando lesiones en diversas estructuras del diencéfalo, como el tálamo, los cuerpos mamilares o la circunvolución cingulada así como al lóbulo frontal. 

4. Amnesia del lóbulo temporal ( o amnesia hipocámpica) es un tipo de amnesia que está producida por lesiones bilaterales del hipocampo y la amígdala y se manifiesta en forma de una amnesia anterógrada grave que afectan a las memorias semántica y episódica y una amnesia retrógrada que afecta a los 2 o 3 años previos a la lesión. En cambio, la memoria procedimental y la memoria inmediata están bien conservadas. 

5. Amnesia frontal es un tipo de amnesia que se produce debido a lesiones en el lóbulo frontal. Esta amnesia conlleva la pérdida de las funciones ejecutivas fundamentales. Los pacientes que padecen amnesia frontal no son conscientes de sus dificultades de memoria y tienden a sobrevalorar sus capacidades. Tampoco valoran el grado de dificultad de las tareas y las estrategias para abordarlas. La memoria semántica se conserva bastante bien. Mientras que se ven afectadas tanto la memoria episódica como la memoria prospectiva. 

6. Amnesia postraumática es un tipo de amnesia que suele alterar el funcionamiento general del cerebro debido a un traumatismo craneoencefálico. Suelen estar afectados los lóbulos frontales y temporales. La amnesia postraumática suele cursaracompañada de una laguna amnésica, que consiste en un lapso de tiempo, que puede durar minutos previos al accidente hasta días y/ o años atrás, en función de la gravedad de la lesión. También, se da una amnesia anterógrada, cuya afectación depende de la gravedad de la lesión. 

30 de mayo de 2019

Deterioro cognitivo leve y demencias

El deterioro cognitivo leve - DCL- está considerado un síndrome que se se sitúa en la zona intermedia entre los cambios propios del envejecimiento y los síntomas más graves de la demencia. Se caracteriza por una disminución del rendimiento de la memoria, constatado por pruebas cognitivas, en comparación con otras personas de edad y nivel educativo similar. El paciente se suele quejar de problemas en la memoria. Ése es el único síntoma notable, pues la capacidad de razonamiento y juicio se mantienen inalterados. En los diferentes tipos de DCL- Deterioro cognitivo leve- acostumbran a darse los mismos cambios cerebrales que en las demencias, si bien la diferencia está en la extensión y la gravedad que en el DCL es mucho más limitado. Aunque no podemos predecir quien puede padecer de DCL, sí existen factores de riesgo que pueden propiciarlo, como factores genéticos, una tensión arterial alta, diabetes y mantenerse poco activo física, mental y socialmente. Los estudios indican que de un 10% a un 15% de personas diagnosticadas con DCL evolucionan anualmente a demencia y en los 5 años siguientes pueden llegar a ser un 60% a un 70%. Por tanto, el DCL a veces puede ser el inicio de una demencia, pero también puede ser un trastorno permanente estable e incluso puede ser reversible. 

Por otro lado, el diagnóstico de demencia es más grave que el de DCL ya que supone un deterioro de los "procesos cognitivos y comportamentales progresivo." El declive de los procesos cognitivos afecta a diferentes funciones mentales: memoria, atención, orientación espacial y temporal, pensamiento, emociones y lenguaje. Se producen cambios conductuales como la apatía, agitación, irritabilidad y agresividad. Hay muchos tipos de demencias y se pueden clasificar según una serie de criterios: edad de aparición, etiología, signos neurológicos, respuesta a los tratamientos. Con respecto a la etiología se diferencian las demencias degenerativas, las vasculares y las debida a varias causas. Por la zona cerebral afectada se diferencian: las demencias corticales como el alzhéimer, las subcorticales, como el parkinson y las axiales como el síndrome de Korsakoff. 

Sin duda, el Alzheimer es la demencia más frecuente. De hecho, representa el 60% de diagnóstico por demencia en Europa. El 10% de las personas mayores de 65 años y más del 50% de las personas mayores de 85 años en Occidente. Fue el neurólogo alemán Artois Alzheimer quien trató por primera vez un caso de Alzheimer en 1901. La paciente Auguste Deter de 51 años presentó un imparable deterioro cognitivo durante 4 años sin saber qué y por qué sucedía y sin saber cómo diagnosticarla. Su caso no encajaba en ninguna patología conocida. Cuando Deter murió, solicitó permiso para estudiar su cerebro. Los resultados publicados en 1906 dieron a conocer la enfermedad de Alzheimer. Se ha avanzado mucho en el conocimiento del Alzheimer.

Se diferencian tres etapas en la evolución de la enfermedad: la fase amnésica, la fase confusional y la fase demencial. La etapa amnésica se caracteriza por un déficit en la memoria a corto plazo y problemas para almacenar nueva información en la memoria a largo plazo, olvido de palabras, desorientación espacial, dificultades en el cálculo o en el razonamiento, cambios frecuetnes en el estado de ánimo. La etapa confusional se caracteriza por una mayor afectación de las funciones mentales en general, especialmente el lenguaje. Se presenta amnesia anterógrada y retrógrada con más profusión. Las dificultades espaciales, apraxias y agnosias son patentes. Aparecen las dificultades en actividades como viajar en transporte público, hacer la compra, cocinar o gestionar el día a día. La etapa demencial se caracteriza por un grave deterioro intelectual, emocional y comportamental. El deterioro de las facultades mentales reduce la capacidad del enfermo para las actividades diarias, imposibilitando su autonomía. Algunos enfermos llegan al mutismo o a la ecolalia. 


29 de mayo de 2019

Memoria y olvido en el envejecimiento

Siempre se ha creído que a medida que envejecemos, vamos perdiendo capacidades cognitivas. La últimas investigaciones han demostrado que no existe un único y lineal proceso de envejecimiento cerebral, pues la plasticidad neuronal se mantiene a lo largo de la vida y además la evolución de cada cerebro dependerá de lo que hagamos con él. Se han hecho estudios longitudinales en los que se hace un seguimiento de un grupo de personas durante un período de su ciclo vital. La primera conclusión de estos estudios corrobora una disminución de determinadas capacidades cognitivas y perceptivas asociada al envejecimiento, al mismo tiempo algunas funciones mentales permanecen estables a lo largo de la vida e incluso ganan con la edad. En la vejez, se presenta una pérdida de memoria que afecta a todos los tipos de memoria: la memoria de corto plazo, la memoria de trabajo, la memoria implícita y la memoria explícita. Este fenómeno no es igual en todas las personas ni en todas las funciones mentales.

En cuanto a la memoria, la más afectada con el paso de la edad es la memoria de trabajo. Con el paso del tiempo, nos resulta más difícil mantener la atención y gestionar la información en situaciones complejas que requieren rapidez y flexibilidad. Esto sucede porque las neuronas del hipocampo disminuyen, se generan menos neuronas nuevas y las conexiones sinápticas sufren alteraciones. El hipocampo juega un papel central en el aprendizaje y la estabilización de la memoria. Además, el lóbulo frontal experimenta una pérdida de densidad y volumen que parece relacionada no tanto con la pérdida de neuronas como con la disminución de las espinas dendríticas y de las conexiones sinápticas. Ambos procesos repercuten en el funcionamiento de la memoria de trabajo.

Otro estudio examinó la percepción y la cognición relacionados con la edad. Se asignaron varias tareas donde se detectaban velocidad de procesamiento, memoria operativa, memoria a largo plazo y vocabulario a una muestra de 300 adultos de entre 20 y 90 años. En ese estudio, se observó que el declive cognitivo relacionado con la edad no difería de manera significativa en función de la educación, la clase social o los ingresos económicos. Ahora bien, se pueden optimizar las funciones cognitivas y evitar deterioros rápidos y graves. Incluir una alimentación saludable y rica en ácido fólico, sueño reparador, actividad física, interacción social, actividades cognitivas específicas como la lectura. Y, obviamente, evitar factores de riesgo como la diabetes, obesidad, hipertensión y tabaquismo. 

Reserva cognitiva e influencia del entorno.

La organización funcional del cerebro se modifica en función de nuestras experiencias, de lo que se deduce que esas experiencias pueden potenciar o deteriorar nuestras habilidades cognitivas. Las investigaciones apuntan que el ejercicio de estas habilidades puede relentizar el deterioro de la memoria en la tercera edad. Los cambios en el cerebro ya sean por el envejecimiento o por otro tipo de causa específica- enfermedad...- pueden darse en diferentes niveles cerebrales. A la habilidad de tolerar estas modificaciones a nivel estructural sin presentar ningún síntoma se la denomina reserva cognitiva. En la reserva cognitiva está implícita una neuroplasticidad potenciada a través de nuestras experiencias. El cerebro estimulado por nuestras experiencias vitales, se reorganiza, retrasando la manifestación de los síntomas del deterioro cognitivo. Si trabajamos nuestra reserva cognitiva podremos retrasar el deterioro de las funciones cerebrales y la aparición de demencias. En este sentido, los ambientes enriquecidos- con abundantes estímulos- suelen propiciar un mejor ejercicio de nuestras funciones cognitivas, por contra, los ambientes empobrecidos- con carencia de estímulos- actúan en sentido contrario.

Hay numerosas investigaciones que avalan, lo que se ha suscrito anteriormente, tanto con animales como con personas. La investigación de William T. Greenough confirmó la importancia del ambiente para el aprendizaje y la memoria. Sus estudios pusieron de manifiesto que las ratas de laboratorio criadas en entornos complejos tenían un mayor número de sinapsis por neurona que las ratas criadas en un ambiente con carencias, sin juguetes ni compañeros. Las ratas estimuladas aprendían mucho más rápido a recorrer laberintos y retenían en la memoria los recorridos. En  seres humanos, se pudo contrastar en estudios ex post facto en niños nacidos en Rumanía. En estos estudios, revelaron que algunos bebés y niños rumanos, que vivían en condiciones lamentables, y, que fueron adoptados por familias, consiguieron recuperarse cuando la duración del periodo vivido en condiciones extremas no había sido superior a seis meses a partir de este período es más difícil la recuperación de las capacidades cognitivas, de aprendizaje y memoria y de las capacidades emocionales y sociales. En definitiva, se confirmó que los entornos empobrecidos pueden provocar trastornos cognitivos mientras que los entornos enriquecidos y la ejercitación de las habilidades pueden ralentizar el deterioro de la memoria de las personas de la tercera edad. 

27 de mayo de 2019

Alteraciones de la memoria: introducción.

En este tercer- y último- capítulo del libro, Somos nuestra memoria, abordaremos las alteraciones de la memoria más frecuentes. 

El cerebro aprende y memoriza pero también olvida. Olvidamos lo que no es relevante para nosotros e incluso aquello que no rememoramos. Sin embargo, en este proceso de recordar o olvidar se pueden producir alteraciones de la memoria que van más allá del propio proceso de envejecimiento o de un deterioro cognitivo. Hablamos de fenómenos que implican la pérdida de la capacidad de recordar como el deterioro cognitivo leve, las demencias y las amnesias. En ocasiones, las alteraciones de la memoria, no se presentan como alteraciones en la memoria sino en el del deterioro de la capacidad de olvidar, es decir, personas que presentan dificultades o son incapaces de borrar la información especialmente en áreas específicas de la memoria; a menudo son personas con problemas graves de desarrollo como los denominados Savant, que poseen una memoria extraordinaria. 

24 de mayo de 2019

Aprendizaje y memoria a lo largo de la vida.

Antes se creía que sólo los cerebros de los niños eran plásticos pero ahora sabemos que la neuroplasticidad se conserva a largo de la vida de un ser humano. La neuroplasticidad sustenta tanto el aprendizaje como la memoria, aún así existen periodos óptimos - o sensibles- durante los cuales unos aprendizajes concretos pueden ser más efectivos. Véamos a ver en cada una de las etapas vitales de las personas cómo afecta a la memoria ya sea ésta, explícita o implícita y al aprendizaje específico y/o en general. 

Durante el desarrollo fetal, el cerebro experimenta diferentes reorganizaciones, especialmente de su cableado. Tras el nacimiento, el número de conexiones neuronales se incrementa exponencialmente, superando en muchas ocasiones a los niveles del cerebro adulto. El propio cerebro va ajustando el exceso de número de conexiones, las conexiones más utilizadas se refuerzan y las que menos utilizamos se van eliminando. A este proceso se le conoce como la "poda neuronal". Las conexiones que sobreviven o bien desaparecen depende de los genes o de las experiencias en el medio. El desarrollo del cerebro no sigue unas pautas temporales concretas. En la corteza visual se produce durante los 3 primeres meses de vida un aumento muy rápido de sinapsis y después se da una disminución progresiva hasta estabilizarse entorno a los 10 años. En cambio, en la corteza frontal se inicia más tarde el proceso de sinaptogénesis, poda neuronal y mielinización. Su maduración no se inicia hasta la adolescencia y no se estabiliza hasta la tercera década de vida. Disponemos de datos suficientes sobre el desarrollo cerebral que, en todas las culturas se adquieren a la misma edad, siempre que se reciba la estimulación adecuada antes que se inicie la escolarización. 

Si hablamos de los primeros recuerdos de nuestra infancia vienen a la mente episodios y sucesos fragmentados y aislados. Lo normal es no recordar nada de lo vivido antes de los 2 o 3 primeros años de vida debido a la amnesia infantil temprana. La formación de recuerdos autobiográficos no aparece hasta al final del segundo año de vida. De los recuerdos anteriores a los 11 años, menos del 1% de registros eran de antes de los 3 años. Esto es en lo referente a la memoria explícita y autobiográfica porque existen otras memorias que están operativas desde el nacimiento: las memorias implícitas. 

En relación a la memoría implícita en las primeras etapas vitales, en el último trimestre de gestación, el feto es capaz de aprender y recordar a través del uso de las memorias implícitas o procedimentales. El feto es capaz de procesar el sonido del habla de la madre. Es capz de distinguir el lenguaje de la música y aprender a responder a esos estímulos con patadas. El feto es sensible a determinadas características del lenguaje y de la música. Prefieren la voz de su madre tal como la perciben dentro del útero y también fuera de éste a cualquier voz femenina. Los tres primeros días después del nacimiento prefiere escuchar su lengua materna antes que otras lenguas.

Respecto a las memorias en la adolescencia y en la vida adulta, en la corteza frontal de una preadolescente, entre los siete y los trece años, se produce simultáneamente un incremento de la materia gris y un aumento de las sinapsis. En esta etapa, tiene lugar los procesos de poda neuronal y de incremento de la substancia blanca, la mielina, y este incremento continua en la adolescencia hasta la tercera década de vida. Estos cambios en el cerebro adolescente, son los que permiten que aparezcan una serie de capacidades cognitivas como las funciones ejecutivas, como la memoria de trabajo, atención selectiva y sostenida, planificación de tareas futuras, inhibición de conductas inadecuadas, toma de decisiones o resolución de problemas. El cerebro adulto sigue conservando una gran plasticidad que permite aprender habilidades y destrezas y memorizar contenidos y conocimientos necesarios para adaptarse al nuevo entorno. 

La memoria nos engaña.

Normalmente pensamos que nuestra memoria registra y que almacenamos fielmente los objetos, personas y acontecimientos y los recuperamos posteriormente fielmente. Pero, realmente, no es así. Cuando se forman los recuerdos no siempre se ajustan a la realidad y lo mismo ocurre al recordarlos y recuperarlos. Para entenderlo debemos saber que los procesos de codificación intervienen alterando esos recuerdos. Nuestra percepción del mundo no necesariamente corresponde con lo que está sucediendo en la realidad. En la percepción se dan dos tipos de procesos: los ascendentes - bottom-up- de abajo arriba en que los datos de la información que proporcionan los sentidos son determinantes y los descendentes- top-down- en que están presentes los conocimientos y expectativas de la persona en un contexto determinado. En los procesos descendientes- top- down- , los estímulos son ambiguos y el nivel de interpretación de la percepción es mayor. En este caso, la evocación de un recuerdo puede ser poco fiable.

En cuanto a los errores que se producen cuando se transfiere la información de la memoria a corto plazo a la memoria de largo plazo, en el proceso de reconstrucción de ese recuerdo, posterior a la percepción, intervienen los esquemas semánticos que tiene cada persona entre los que se incluyen los estereotipos y los prejuicios que dispogamos. Nuestro cerebro, en vez de percibir y recordar los detalles de una persona, un objeto o acontecimiento se sirve de unos esquemas semánticos previos ya almacenados en nuestra memoria. Eso significa que ese recuerdo concreto es fragmentario, cuando quisiéramos recuperarlo, estaremos obligados a rellenar los huecos que faltan de acuerdo con las expectativas y conocimientos previos que tengamos respeto a esa persona, a ese objeto y a ese acontecimiento. Este proceso estará condicionado por los estereotipos y/o prejuicios que tengamos. El grado de incidencia del estereotipo y/o prejuicio dependerá del si somos nosotros o bien es el esteriotipo y/o prejuicio quien prevalece. También, la información que se nos presente después de un suceso puede alterar o distorcionar un recuerdo de este.

Loftus, estudioso de la memoria humana, analizo la fiabilidad de los recuerdos. Según sus estudios dar a la gente detalles erróneos puede alterar lo que recuerda de eventos pasados. Este fenómeno se conoce como "efecto desinformación." Existen además otros dos fenómenos más sobre el falseamiento de recuerdos: parece ser que la gente tiende a recordarse mejor de lo que era y cuando no hay una sugestión externa que plantee esos recuerdos, lo hacemos solos. 

22 de mayo de 2019

La memoria prospectiva: cómo se crean los recuerdos del futuro.

En 1985, D. H. Ingvar acuñó la expresión "recuerdos del futuro" donde se avanzaba que imaginar el futuro se basa en los mismos mecanismos que se emplean para recordar el pasado. Los seres humanos son prospectivos y propositivos. Nos proponemos metas para el futuro que guían nuestro comportamiento y existen como imágenes mentales del futuro convertidas en la mente. Nuestro comportamiento depende tanto de las memorias del pasado como de las memorias del futuro. Cuando imaginamos y proyectamos acciones o acontecimientos futuros estamos sirviéndonos de la memoria del pasado, de las acciones que nosotros hemos realizado.Toda acción planeada para el futuro requiere el recuerdo de acciones realizadas con anterioridad. Planificar para el futuro es recrear el pasado de una manera nueva; así, la corteza prefrontal convierte el cerebro humano en predictor de las propias acciones y sus consecuencias. 

La memoria prospectiva que nos permite elaborar planes de acción futuro tiene otro componente relevante. Es lo que llama Ramachandran "estar al mando" de nuestras acciones y de creer que habríamos podido actuar de otro modo si así lo hubiéramos decidido. Esta característica de la memoria prospectiva que acabamos de definir juega un papel muy importante en la identidad personal, en las relaciones sociales y en la justicia penal. 

La memoria de trabajo: los recuerdos que no se consolidan.

Kandel también descubrió las claves de la transformación de la memoria a corto plazo en la memoria de largo plazo. Sin embargo, existe un tipo de memoria, la memoria de trabajo que nos permite realizar actividades cognitivas básicas como la comprensión, el razonamiento o la resolución de probblemas que no requieren esa transformación de la memoria a corto plazo a memoria a largo plazo. Antes de analizar la memoria de trabajo, recordemos que existe tres tipos de memoria según el criterio temporal y el modelo multialmacén de Atkinson y Shiffrin(1968): memorias sensoriales, memoria a corto plazo y memoria a largo plazo. 

En las memorias sensoriales, la información sensorial es retenida brevemente - escasos segundos- en la memoria sensorial. Allí se registran las sensaciones y se exploran las características de los estímulos. Parte de esta información es recodificada en memoria a corto plazo, donde puede retenerse durante 20 segundos a través de la repetición. Cuanto más tiempo permanezca en la memoria a corto plazo, más posibilidades tiene de ser transferida a la memoria a largo plazo. Ahora vamos a hablar de la memoria a corto plazo que es aquélla que debe mantenerse activa durante esos veinte segundos de los que hablábamos. La duración de la memoria a corto plazo tiene que ver con el relieve de la información, con la motivación y con la calidad de la misma. La memoria a corto plazo consiste en un sistema de almacenamiento de la información con características como la capacidad de almacenar siete elementos, más o menos dos, y la duración de hasta unos 20 segundos. En cambio, la memoria de trabajo hace referencia a las operaciones que mentalmente realizamos con la información, elaborándola y reorganizándola para resolver problemas. Podríamos decir que la memoria de trabajo supone un plus en relación con la memoria a corto plazo: además de ser un sistema de almacenamiento de información, opera con ella, la organiza y elabora continuamente y la recupera cuando conviene. La memoria de trabajo está comprometida cuando tenemos que realizar dos tareas simultáneas que requieren recuperar e intercambiar información de las dos tareas. La corteza prefrontal tiene un papel crítico en la memoria de trabajo. Lesiones en esta área cerebral constata déficit de la memoria de trabajo. Por último, la memoria de trabajo no es solo una memoria operativa en el presente; también opera en el futuro, tiene un carácter prospectivo, anticipa objetivos, planes y acontecimientos que se desean o que se piensan que ocurrirán. 

14 de mayo de 2019

Eric Kandel: las claves de la codificación y el almacenamiento de la memoria

Eric Kandel, neurofisiólogo estadounidense, estudió los mecanismos neuronales del aprendizaje de un organismo muy simple, la Aplysia. Le interesó muy concretamente el reflejo comportamental - la retracción de la branquia- aparentemente modificable por habituación y sensibilización que recordemos que son las formas más elementales de aprendizaje. Kandel comprobó que un leve estímulo en la piel activaba neuronas sensoriales, que generaban en un conjunto una señal, un potencial sináptico, en cada de las neuronas motoras, haciéndolas disparar potenciales de acción que producían a su vez un comportamiento: la retracción de la branquia. Kandel afirmó además que dependiendo del tipo de estímulo a la que fuera expuesta la Aplysia, las respuestas de su sistema nervioso sería diferente, sus conexiones sinápticas se debilitarían o bien se fortalecerían. Reformuló así la hipótesis de Cajal: la experiencia es capaz de modificar la intensidad de las conexiones sinápticas interneuronales. Kandel abrió ventanas en el estudio neurobiológico de la memoria y con sus estudios constato que la anatomía del circuito neuronal "estructura apriorística", es decir, anterior a la experiencia, mientras que las modificaciones de conexiones neuronales dentro del circuito neuronal refleja la influencia de la experiencia. La persistencia de las modificaciones neuronales son la base de la memoria. Kandel investigó los pasos genéticos y moleculares intermediados, los mecanismos de formación y consolidación de la memoria.

Respecto a la fase de construcción o codificación de la memoria, defendió que tanto la memoria implícita com la memoria explícita existen diferentes etapas donde se codifican los recuerdos. Tras la codificación de los recuerdos, estudia su almacenamiento. Ambos procesos están estrechamente relacionados. La consolidación de un recuerdo a largo plazo requiere de un cierto tiempo. Kandel formuló 3 principios del almacenamiento de la memoria a largo plazo: El primer principio, para que la memoria a largo plazo se ponga en acción es necesario que se expresen ciertos genes, es decir, que la información que guarda cada gen se transcriba en proteínas. El segundo principio, hay limitaciones biológicas respecto a las experiencias que se pueden almacenar en la memoria. El tercer principio, el desarrollo y el mantenimiento de las nuevas terminales sinápticas de la memoria a largo plazo hacen que la memoria persista. 

13 de mayo de 2019

Cómo funciona la memoria: Neuroplasticidad y memoria.

En este capítulo, cómo funciona la memoria, vamos a analizar qué sabemos sobre cómo codificamos y almacenamos los estímulos que nos llegan del exterior y cómo, posteriormente, evocamos nuestros recuerdos. 

Vamos a empezar por hablar sobre neuroplasticidad y memoria. Ya Santiago Ramón y Cajal a finales del siglo XIX expuso cómo las modificaciones en las sinapsis eran la base del aprendizaje y también de la memoria. La plasticidad neuronal tenía un papel central en los mecanismos de aprendizaje y de memoria. Cajal intuía que la memoria está estrechamente relacionada , así como los cambios y procesos, con el funcionamiento interno de las sinapsis, es decir, de los cambios que se producen dentro de las sinapsis. No es hasta los trabajos de Donald Hebb y su trabajo "La organización de la conducta" donde se establecerá las bases neuronales del aprendizaje y de la memoria y se introducirá una serie de ideas nuevas. A saber: Donald Hebb propuso el principio básico de la formación de la memoria: "tras un estímulo provocado por una percepción o una experiencia se producen cambios químicos en la neurona, que se excita más cuando esos estímulos coinciden en el tiempo repetidamente." Además, de explicar cómo se forma la memoria también intenta explicar cómo podemos recuperar un recuerdo que hemos almacenado: " cuando dos estímulos llegan simultáneamente por vías separadas a una neurona producen cambios sinápticos en su membrana, unas modificaciones que facilitarán la transmisión de impulsos a través de la misma". El hallazgo novedoso es que uno de esos estímulos por sí solo, sin necesidad de la presencia del otro, sería capaz de excitar a la neurona y activar nuevamente la red neuronal. Donald Hebb apuntaba al sistema nervioso como base del aprendizaje y la memoria y realizó una serie de experimentos para conocer cuáles eran los efectos de la experiencia sobre el cerebro y la conducta. Unos de sus primeros estudios fue con un grupo de ratas jóvenes. Las dividió en dos grupos: El primer grupo crecieron en la cocina de su casa y el segundo grupo, el de grupo de control, se criaron en jaulas de laboratorio. Al finalizar el experimento, Donald Hebb les realizó un "test de inteligencia" a las ratas. Ese test consistía en resolver una serie de laberintos. Las ratas de casa obtuvieron resultados mucho mejores que las de laboratorio, concluyendo que la inteligencia y la conducta en general están influidas por la experiencia. Una idea revolucionaria para su época. Donald Hebb extrajo la idea de que las personas criadas en ambientes estimulantes alcanzarían un mejor nivel de desarrollo intelectual, mientras que personas criadas en ambientes empobrecidos sufrirían limitaciones en ese desarrollo. Un ambiente es más o menos empobrecido en función de la cantidad y la calidad de los estímulos recibidos.

El segundo gran hito en los estudios sobre neuroplasticidad y memoria fue los estudios de Michael M. Merzenich en 1972. A partir de los estudios de Wilder Penfield, se sabía que en una determinada zona del cerebro se encuentra representado un mapa de nuestro cuerpo. Eso permitió que Penfield desarrollará el famoso "homúnculo de Penfield": "un mapa motor cortical que representa el cuerpo como un pequeño hombre distorsionado." Con los estudios de Penfield, Merzenich se propuso completar las investigaciones de Penfield, utilizando primates. Para cartografiar mejor el córtex cerebral de los primates, introducía un electrodo en la corteza cerebral que registraba las sensaciones de la mano, logrando un mapa de las neuronas responsables de esas sensaciones o bien cuando seccionó el nervio sensorial de diversos primates con la intención de observar qué sucedía cuando se producía una lesión en el sistema nervioso. Descubrió que los nervios sensoriales volvían a desarrollarse y el cerebro recuperaba su funcionamiento normal. Este descubrimiento rompió con la concepción, hasta ahora vigente, según la cual la estructura del cerebro adulto era fija e inalterable. Merzenich demostró que el cerebro adulto podían darse "restructuraciones neuronales rápidas." Merzenich prosiguió con sus investigaciones sobre la plasticidad neuronal en el cerebro de primates adultos. Buscaba conocer cuál era el papel relevante de los genes y la experiencia en la neuroplasticidad. Uno de sus experimentos le dió la clave: la experiencia modifica el cerebro de esos animales. Por último, los estudios de Thomas Ebert demostraron cómo el tamaño de la representación de una zona corporal en la corteza depende de la intensidad y duración de su estimulación. Las investigaciones de Ebert demostraron que los cambios estructurales del cerebro se llevan a cabo más fácilmente durante los primeros años de vida. 

8 de marzo de 2019

¿Cómo se distribuye nuestra memoria en el cerebro?

En el estudio de la memoria, se ha producido un cambio de paradigma: el paso de la teorías modulares del cerebro a los modelos de redes neuronales. También, el paso de modelos experimentales que pretendían localizar la memoria en áreas cerebrales muy concretas a otros modelos que consideran la memoria como una propiedad de todas las redes y sistemas neuronales. En paralelo se han descubierto redes neuronales- nodos- específicas para diferentes tipos de memoria y se han propuestos modelos de arquitectura neuronal que recogen tanto las características de los sistemas neuronales interactivos y distribuidos por todo el cerebro como las características de los de dominios corticales más propios de memorias concretas.

El neurocientífico Joaquín Fuster fue uno de los primeros en cuestionar la teoría modular del cerebro. Para este autor, la memoria surgía de la "gran red que es el cerebro" y propuso un nuevo paradigma para explicar cómo funciona la memoria. Estableció tres principios:
- El primer principio, las memorias son redes de neuronas interconectadas, distribuidas por la corteza cerebral.
- El segundo principio, propone un modelo jerárquico que organiza los diferentes tipos de memoria en dos grandes grupos en función de si se encargan de guardar la información sensorial- memoria perceptiva- o bien por las áreas motoras, responsables de la conducta, del "hacer" - memoria ejecutiva-.
- El tercer principio, es que una sola neurona o grupos de neuronas puede formar parte de muchas memorias y que pueden encontrarse en cualquier punto de la corteza cerebral. De ahí, las redes neuronales estén superpuestas y entrecruzadas y que sus extensiones e interconexiones puedan llegar a ocupar amplias regiones del córtex.

En los dos tipos de memoria, que propone en su paradigma, la memoria perceptiva y la memoria ejecutiva, podemos distinguir diferentes subtipos ordenados jerárquicamente. Con respeto a la memoria perceptiva, están repartidas principalmente por la corteza- lóbulos temporales, parietales y occipitales- e incluyen las experiencias sensoriales, todos los recuerdos y conocimientos adquiridos por estas memorias perceptivas. Desde el punto de vista jerárquico, la memoria perceptiva va desde lo sensorial a lo conceptual en general. Con respecto a la memoria ejecutiva, están distribuidas  sobre todo por el córtex frontal. Incluye conocimientos y el recuerdo de acciones adquiridas por la experiencia al actuar sobre el entorno físico y social. En el nivel inferior reside la corteza motora primaria, que es la memoria motora filogenética, encargada de coordinar los movimientos más simples, aquellos que son innatos y producto de la evolución, y sobre ello se formarán las distintas memorias motoras y ejecutivas del individuo. En el nivel superior, hallaremos los planes de conducta, la creatividad y las decisiones. Ambas memorias se retroalimentan en el denominado "ciclo percepción- acción". En este ciclo, recibimos unos estímulos perceptivos que procesamos y a través de los cuales ejecutamos unas acciones que modifican nuestro entorno. Estos cambios producirán a su vez nuevas percepciones que generaran nuevas acciones. Y así, incesantemente. 

17 de febrero de 2019

Tipos de memoria implícita II: Los aprendizajes por condicionamiento.

Un tipo de memoria implícita es la llamada memoria condicionada. Es un tipo de memoria que no somos conscientes de su existencia así como de su control. En el siglo XX, se ha estudiado el aprendizaje que conlleva la memoria condicionada: el condicionamiento clásico de Pavlov y el condicionamiento operante de Skinner. 

Para la supervivencia de cualquier especie es necesario saber qué estímulos ambientales son peligrosos y cuáles son inofensivos. Pavlov a través del condicionamiento clásico pudo demostrar como organismos vivos- perros- aprendían a responder a estímulos neutros o débiles como si fueran peligrosos o dañinos. A este proceso de aprendizaje, se le conoce con el nombre de sensibilización. La sensibilización no es permanente sino que dependerá de si vuelve o no a producirse el estímulo o bien si éste se presenta repetidas veces como inofensivo. A esto, se le conoce como habituación. Tanto la habituación como la sensibilización son tipos de conducta que implican procesos de memoria implícita. Algunos autores no consideran que sean formas de aprendizaje porque no son procesos asociativos como si lo serían el condicionamiento clásico o el condicionamiento operante. Otros, sin embargo, sí los consideran formas de aprendizaje. Son formas primitivas y elementales de aprendizaje porque son modificaciones de la conducta como resultado de la experiencia. En cualquier caso, podríamos establecer una distinción entre aprendizaje no asociativo - sensibilización y habituación - y aprendizaje asociativo- el condicionamiento clásico y operante- tanto unos como otros siguen los mecanismos de la memoria implícita. 

12 de febrero de 2019

Tipos de memoria implícita I: Las habilidades motoras y las cognitivas.

En la memoria implícita, existen una serie de destrezas motoras que nos permiten recuperar sin necesidad de atención consciente, información de cómo realizar actividades como la conducción de coches, caminar o escribir. Este tipo de habilidades motoras se desarrollan a partir del repertorio de la propia especie y de las capacidades de cada individuo. Aunque, nacemos con esas estructuras cerebrales específicas, donde se albergará esas habilidades motoras, es a partir del tercer mes de vida cuando ya están funcionando. Dada la importancia del aprendizaje de esas habilidades motoras es lógico que ocupe amplias regiones de nuestro cerebro.

En el aprendizaje de estas habilidades motoras está implicado los sistemas neuronales corticales inicialmente, pero, con la práctica, la memoria se desplaza a otros sistemas neuronales como los ganglios basales, que se activan cuando existen y se consolidan los automatismos. Es entonces cuando la ejecución de una destreza motora va a requerir de menos atención y control y se va a ejecutar con mayor velocidad y precisión. En determinadas ocasiones, el aprendizaje inicial de una destreza motora se hace imprescindible la observación. No es fácil adquirir un hábito motor, como por ejemplo, aprender a bailar el tango a través de instrucciones verbales. Resulta más sencillo si observamos a personas bailar y después las imitamos. De esa manera, aprendemos observando.

Por último, dentro de la memoria implícita, encontramos además de las destrezas motoras también habilidades cognitivas como el cálculo mental y las operaciones mentales repetitivas cuyo proceso de aprendizaje también observamos el desplazamientos de los sistemas corticales y frontales durante el aprendizaje de esas habilidades cognitivas, a los ganglios basales y al cerebelo al alcanzar su automatización. 

30 de enero de 2019

La memoria y sus características: La memoria emocional, a caballo entre la memoria explícita y la memoria implícita.

La memoria emocional puede considerarse una categoría de transición entre la memoria explícita y la memoria implícita. No queda muy claro si la memoria emocional es una variedad de la memoria implícita, o bien, es una memoria específica en sí misma, pero sí, podemos decir que ocupa un lugar propio entre la memoria implícita y la memoria explícita. Este tipo de memoria está a caballo entre ambas memorias. Por ejemplo, podemos sentir miedo ante determinadas situaciones de forma consciente pero también en otras circunstancias en las que no somos conscientes de ello. 

La amígdala desempeña un papel clave en la memoria emocional. La amígdala está estrechamente conectada con diferentes regiones del cerebro como las estructuras corticales temporales y con el resto de la corteza cerebral. También envían señales al hipotálamo y al tronco encefálico. Establece conexiones con el córtex prefrontal, permitiéndole valorar las consecuencias positivas o negativas de los estímulos que recibe y los acontecimientos. La extirpación de la amígdala provoca el llamado síndrome Klüver- Bucy, demostrando el papel central que juega la amígdala en las emociones. 

Por último, el neurocientífico Joseph Le Doux, especialista en el estudio del cerebro emocional, estudió como la consciencia del peligro tiene un componente innato y otro aprendido. El miedo es una emoción fundamental para la supervivencia de los seres vivos gracias a él minimizan su expansión a animales, objetos o lugares peligrosos. El componente innato del miedo es el procesamiento automático de la información sensorial que recibimos, desencadenando como respuesta una reacción vegetativa como la sudoración de las manos, las taquicardias o los temblores de piernas o manos. Mientras que, el componente aprendido del miedo consistiría en evitar animales, lugares u objetos específicos que asociamos con el riesgo. Una lesión en la amígdala interferiría tanto en el componente innato como en el componente aprendido del miedo que hemos descrito, incapacitando tanto dar respuestas innatas como adquiridas.