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18 de marzo de 2015

Primer fallo de mercado en la integración transfronteriza: la concentración global.

¿Cómo debería afectar el redescubrimiento de los fallos del mercado cuando contemplamos la integración transfronteriza de dichos mercados? En este capítulo del libro, la concentración global, se centra en uno de los fallos de la integración de mercado dentro del contexto de la globalización: el escaso número de competidores o la alta concentración del mercado. Tanto los partidarios como los detractores de la globalización "creen que la mayoría de las industrias están cada vez más dominadas por un número no reducido de competidores, a medida que los mercados están cada vez más integrados." Según Pankaj Ghemawat, "parte de la retórica sobre la globalización que supuestamente conduce a monopolios u oligopolios globales es, como veremos, exagerada." ¿Por qué preocupa tanto la concentración global? Un nivel alto de concentración puede perjudicar la iniciativa empresarial:
"¿ por qué intentar fundar una nueva empresa si mandan cuatro peces gordos?" Además, también preocupa la manera en la que la concentración empresarial puede afectar a la política. No hay pruebas claras de que la globalización lleve a una concentración industrial creciente. De hecho, la globalización parece fomentar una mayor competencia, no una mayor concentración. Y cuando se diagnostica un problema de concentración, la regulación suele ser "la respuesta política recomendada en vez de las restricciones de la competencia transfronteriza."

Uno de los sectores, "que para mucha gente personifica las grandes empresas globales", y, que se percibe una alta concentración global, es la industria del coche. En 2010, las seis principales compañías automovilísticas representaban el 50% de la producción mundial. En la década de 1970, eran cinco compañías, en 1950, dos, y sólo una, en la década de 1920. Parece que no encaja con una historia de una concentración. En la industria automovilística, la integración de los mercados ha intensificado la competencia en vez de reducirla, y, por tanto, favoreciendo una mayor concentración.

Si vamos más allá de la industria automovilística, ¿cómo de concentradas globalmente están las industrias? Pankaj Ghemawat pone en duda los niveles de concentración global en diferentes industrias: "En el año 2000, Ghadar y yo publicamos datos detallados de la concentración en tres industrias: la producción automovilística, la petrolera y la fundición de aluminio. Alegábamos que a pesar de la ferviente actividad de fusiones y adquisiciones en estos sectores, parecía haber un bombo exagerado sobre la consolidación global. Aunque las tres industrias parecían haber experimentado cierto incremento de concentración entre finales de los años 80 y finales de los noventa, esta tendencia parecía modesta en comparación con los grandes descensos de concentración experimentados por las mismas industrias desde principios de la década de los setenta y los todavía más grandes desde la segunda guerra mundial." Y continúa: "en un artículo de 2006, Ghadar y yo proseguimos añadiendo ocho industrias más a las tres que hemos comentado antes. Estas ocho fueron seleccionadas porque había datos de concentración global disponibles en términos de volumen de entre diez y quince años a lo largo de los años 80 y los noventa. De ellas, cuatro mostraban aumentos en la ratio de concentración en cinco empresas- bebidas carbonatadas, papel y cartón, cemento y acero-, y cuatro experimentaban descensos- líneas aéreas de mercancías, de pasajeros, cobre y mineral de hierro-. En conjunto, la concentración global en la muestra de once industrias aumentó ligeramente entre la década de los ochenta y finales de los noventa: del 35 al 38%. Pero, como en el caso de la automoción, los cambios desde los años ochenta quedaron muy ensombrecidos por los descensos presentados desde 1950 por las siete industrias, de las once, de las cuales teníamos datos. Llegamos a la conclusión de que el creciente bombo sobre la consolidación global no coincidía con los cambios reales en los niveles de concentración, y que a lo largo de períodos más amplios, la concentración parecía haber caído en picado." Podemos extraer la conclusión que el mundo no se dirige a una mayor concentración de las industrias sino más bien hacia una mayor diversificación global.

Mas allá de los cambios en la concentración global, ¿qué podemos encontrar? Cada vez menos competidores tendrán el control de los mercados como resultado de la integración. Esto significa  que debemos mirar más allá de los niveles de concentración global y "examinar cómo las nociones del Mundo 3.0 de las diferencias entre países y la sensibilidad a la distancia pueden ayudar en este aspecto. Así, en vez de observar solamente los cambios en los niveles de concentración de las diferentes industrias, debemos tener en cuenta dichos niveles y la distancia "puesto que las situaciones problemáticas son aquellas en las que el nivel de concentración es alta y los efectos de la distancia, bajos." También subrayan la necesidad de tener en cuenta "las múltiples dimensiones de la distancia a la hora de decidir si calcular la concentración a nivel global, regional o nacional." Desde el punto de vista de la globalización, la apertura afecta a la concentración industrial, a la competitividad y al mercado. Es importante porque la competitividad puede aumentar la concentración, "más que estar inversamente relacionadas."

Hemos empezado diciendo que la percepción sobre la concentración global, que tienen los partidarios como los detractores de la globalización, a medida que los mercados "se van volviendo más integrados", era falsa. Pankaj Ghemawat ha aportado pruebas que apuntan lo contrario: "aunque hay sectores que muestran un aumento de concentración global, otros muestran un descenso, lo cual deja los niveles medios de concentración más o menos iguales desde la década de los ochenta. Y si miramos todavía más atrás en el tiempo a las industrias de las cuales hay datos disponibles, aparecen declives muy pronunciados de concentración global desde 1950." Además, aunque la concentración global sea alta o vaya en aumento, eso no indica necesariamente una ausencia de competencia. La clave estaría en cómo la apertura va afectar a la competitividad y no sólo a la concentración. La integración transfronteriza intensifica la competitividad que se traduce en "mejoras en eficiencia de costes, calidad y diseño." Por otro lado, no debemos olvidar del papel que juega el gobierno en la intervención en el mercado para preservar la competencia, "ha de ir con mucho cuidado para no acabar convirtiéndose en la principal restricción a la misma." La apertura "no es parte del problema, sino una parte clave de la solución" como apunta Pankaj Ghemawat. Así, la apertura reduce la necesidad de regulación. Cualquier problema de concentración "en sectores muy sensibles a la distancia, puede corregirse generalmente dentro del ámbito doméstico." Este énfasis en la apertura diferencia el Mundo 3.0 del Mundo 1.0 y el énfasis en la regulación lo diferencia del Mundo 2.0: "adviértase el principio amplio de que, en el Mundo 3.0, el gobierno tiene funciones duales." Lejos de ser perjudicial, la globalización es en general "una gran ayuda a la hora de tratar con problemas de escasa concentración industrial."