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18 de septiembre de 2014

Capacidad de carga de la Tierra y demografía

José Figueres Ferrer, que fue presidente de Costa Rica, durante los años 50, consiguió enormes éxitos: "había nacionalizado los bancos costarricenses, había otorgado el derecho de voto a las mujeres y a los negros, había ampliado los servicios de salud pública y había garantizado la enseñanza superior." Esto atrajó a la USAID a Costa Rica y enormes cantidades de capitales extranjeros. Por entonces, Costa Rica tenía una de las poblaciones de más rápido crecimiento del mundo y sus familias tenían una media entre 7 y 8 hijos. Gracias a la mejora de la atención sanitaria pública, la mayoría sobrevivía. La incursión de los EE.UU en la planificación familiar de Costa Rica se concretó con el envío de las píldoras anticonceptivas que distribuía entre la población. Pero, la píldora anticonceptiva no estaba excepta de controversia. Se habían experimentado en la década de 1950 en mujeres puertorriqueñas: "centenares de mujeres puertorriqueñas que tomaron las píldoras originales de alta dosificación experimentaron náuseas, vértigo, dolores de cabeza, visión borrosa, hinchazón o vómitos. Algunas sufrieron trombos y apoplejías." Esta política se enmarcaba dentro de la corriente eugenésica. En EE.UU, la eugenesia se convirtió en "el pretexto para legitimar los prejuicios raciales, incluida la promulgación de leyes contra el mestizaje en varios estados. Engendró organizaciones como la Fundación para la Mejora de la Raza de J.H. Kellogg, que promovía la mejora de la humanidad mediante la reproducción selectiva a través de la segregación racial, a fin de evitar que el acervo genético se contaminara."

En ese contexto se desarrolló el trabajo de Margaret Sanger. Margaret Sanger creó la organización Planned Parenthood. A través de esta organización se llevó la contracepción a grupos minoritarios. También ayudaría en la financiación que condujo al desarrollo de la píldora y sus pruebas en mujeres puertorriqueñas. La aceptación de la eugenesia contribuyó a que en EE.UU se extendiera el prejuicio de que los puertorriqueños eran inferiores. A esto hay que sumar que Puerto Rico se estaba convirtiendo en un país superpoblado. En 1934, se abrió en la isla 67 clínicas de control de la natalidad con financiación federal a través de un Fondo Puertorriqueño de Ayuda de Emergencia específica. En Puerto Rico se consideró que la esterilización era más sencilla y fiable que los anticonceptivos o los preservativos. Por lo general, se realizaba después de un parto. A mediados de la década de 1960, 1/3 parte de las mujeres puertorriqueños habían sido esterilizados. Hoy la tasa de fecundidad de Puerto Rico ha bajado a 1,62 hijos por mujer. Hacerse la ligadura de trompas es más fácil que conseguir que los hombres usen preservativos o que llevar el control de o comprar píldoras anticonceptivas. En Costa Rica, se introdujo a partir de 1966 las píldoras anticonceptivas en las clínicas, además de dinero para desarrollar la organización Asociación Demográfica Costarricense. No fue casualidad que esto ocurriera poco después de que terminara el Concilio Vaticano II. La introducción de anticonceptivos orales en Costa Rica se encontró solo con una oposición simbólica por parte del clero católico. En 1968, las píldoras estaban ya en todas partes. Por esas fechas, se popularizó un programa de planificación familiar: "se trataba de un programa de educación sexual que contaba con la aprobación de la Iglesia, y que incluía información acerca de cómo adquirir y utilizar anticonceptivos. Pero el clero que había detrás de las emisiones no era católicos sino evangélicos: pentecostales, baptistas, wesloyanos, metodistas, moravianos, menonitas, presbiterianos y otros que se habían unido para formar la Alianza Evangélica Costarricense tras el golpe pacífico de José Figueres." Tener menos hijos, decían, significaba tener más posibilidades de escapar de la pobreza. Prevenir el embarazo era el mejor modo de evitar tener que abortar, derrotando así a los católicos en su propio terreno. Para explicar en parte el increíble retroceso de las tasas de fecundidad en Costa Rica- que pasaron de 7,3 hijos por familia en 1960 a 3,7 en 1975 y 1,93 en 2011- hay que apuntar a la desafección hacia el catolicismo en estos últimos 50 años y la consolidación de las confesiones evangélicas.

Hasta los años 50, las selvas del sur de Costa Rica apenas habían sido dañadas por la presencia humana, una década más tarde, a causa de la explosión demográfica, empujó a muchos costarricenses a las selvas:"la mejor forma de reclamar la propiedad de un trozo de tierra era despejarlo, algo que solían hacer del modo más rápido posible." A finales de la década de 1970 habían desaparecido las 3/4 partes de la selva tropical. El futuro de la biodiversidad vendrá determinado por "lo que ocurra en los terrenos agrícolas situados a lo largo de los trópicos." En 1969, un año después de publicarse el libro, The Population Bomb, Paul Ehrlich y John Holdren respondieron en la revista BioScience sobre si la tecnología solucionaría "la escasez de comida, agua, energía y recursos pesqueros que Paul y Anne Ehrlich habían predicho si la población seguía creciendo." Holdren aportaba cálculos matemáticos que preveían la necesidad de una enorme cantidad de fertilizante sintético para alimentar a una población mundial en constante expansión "con sus inevitables consecuencias químicas." También menciona otro hecho que había pasado inadvertido en la década de 1960: "el CO2 atmosférico había aumentado un 10% desde principios de siglo. Combinando ese dato con la enorme demanda energética y el calor residual que emiten las plantas que utilizan combustibles fósiles, incluidos los de los vehículos, él y Ehrlich calculaban que en menos de un siglo la Tierra se vería abocada a cambios climatológicos drásticos, si no catastróficos." Durante los dos años siguientes, Ehrlich y Holdren resumieron en qué consistía el impacto humano sobre el medio ambiente bajo una fórmula: I=PAT(Impacto= población x abundancia x tecnología) Reducían el impacto humano sobre el medio ambiente a una única expresión. La ecuación resultante es hoy un clásico en la ecología. En 1977, Paul Ehrlich junto a su mujer Anne Ehrlich, publicaron un libro titulado Ecoscience: Population, Resources, Environment. Constaba con más de 1000 páginas y era un compendio acerca de cómo interactúan la tierra, el mar y la atmósfera del planeta. Ecoscience "especulaba acerca de la rapidez con la que tenía que evolucionar la tecnología para mantener un nivel de vida decente si la población humana seguía creciendo." Tuvo un gran éxito dentro y fuera del mundo académico respecto a cómo se podía ralentizar el crecimiento de la población mundial. Un año después de la publicación de Ecoscience, China anunciaba su política del hijo único. ¿Cuál sería la población óptima, entonces? La población óptima "no designaba el número máximo de personas que podían apiñarse en el planeta como pollos en granjas industriales, sino cuántas podían vivir bien sin comprometer la posibilidad de que las generaciones futuras pudieran hacer lo mismo." Como mínimo, habría que garantizar a todo el mundo sustento, techo, educación, asistencia médica y oportunidades para ganarse la vida. Esto no significa poner fin a la desigualdad. La cifra de población óptima "debería ser lo bastante grande para mantener la diversidad cultural humana" y en algunos lugares lo suficientemente densa para permitir "una masa crítica de creatividad intelectual, artística y tecnológica", suficientes personas para tener ciudades grandes y apasionantes, y aun así mantener sustanciales extensiones de tierras vírgenes." Sin embargo, a la vez debería ser lo bastante pequeña para asegurar que se conservara la biodiversidad.

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