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21 de octubre de 2014

Japón: decrecimiento demográfico y prosperidad económica

Japón es el primer país que afronta el inevitable destino del envejecimiento de la población. Japón crece por debajo de la tasa de sustitución. El crecimiento demográfico continuo de la población japonesa, antes que cayera en picado su tasa de fecundidad, ha llegado a su fin. En el caso de Japón, no hubo ningún programa deliberado para frenar su crecimiento demográfico. En 1931, Japón se encontraba en una situación sin precedentes: su población había aumentado a 65 millones de habitantes, muchos más que los que podía alimentar. Japón vio que Manchuria era un territorio poco poblado adonde podía desplazar su propio excedente de población. En 1937 el expansionismo japonés había ocupado más territorio chino. Después de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, los sueños imperiales de Japón se desvanecieron. Los soldados japoneses volvieron a Japón y se produjó una explosión demográfica. A diferencia de los EE.UU, la economía japonesa estaba arruinada. Pese a ello, durante los 5 años siguientes la población de 72 millones de habitantes que tenía durante la guerra se disparó hasta alcanzar los 83 millones. El país que 2 décadas antes no podía alimentarse ahora tenía a millones de personas al borde de la inanición. A finales de la década de 1940, muchas japonesas que no podían alimentar a sus hijos, buscaban formas de abortar. En 1948, Japón aprobó la Ley de Protección Eugenésica, legalizando la contracepción, el aborto y la esterilización por motivos de salud. Un año después, se amplió la ley para incluir el aborto y la planificación familiar por razones económicas. Así fue como Japón cortó la explosión demográfica de la posguerra. Pronto las tasas de natalidad se acercaron al nivel de sustitución.

Volviendo a la actualidad, el mundo está observando a Japón cómo va afrontar la transición demográfica hacia tasas de natalidad y de mortalidad bajas. La primera generación decreciente de Japón está llegando ahora a la edad de jubilación. Con la esperanza de vida más alta del mundo, su población anciana seguirá aumentando. En 2040, había en Japón un centenario por cada nuevo bebé. Pero antes, que esto suceda, las cifras de Japón se desplomarán de golpe. Este "destino demográfico" no se puede revertir, y ya ha comenzado. En 2006, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, Japón registró más fallecimientos que nacimientos. La población alcanzó un máximo de 128 millones de habitantes. Desde entonces ha ido descendiendo año tras año. Antes de 2060, Japón volverá a estar entorno a los 86 millones de personas, las que había en 1950. Habría una solución rápida a los problemas demográficos de Japón. La inmigración podría ser una solución a corto plazo. Pero para Japón no es una opción real porque valora la homogeneidad de su población. Sólo el 2% ha nacido en el extranjero.
decrecimiento demográfico Japón

Japón se está convirtiendo en un laboratorio con respecto a cómo se va a afrontar, si decidimos que, para disminuir el impacto de los seres humanos en el medio ambiente, debemos reducir nuestra presencia en el planeta. El ser humano no nos contentamos simplemente con prosperar. Siempre queremos más. La economía se concibe bajo un crecimiento perpetuo: "Las noticias económicas juzgan cuán saludable es la economía en función de si, por ejemplo, ese mes la vivienda ha empezado a subir o a bajar; no importa que cada nueva vivienda extiende la aglomeración urbana aún más lejos, destruya el paisaje y exista más recursos para dotarla de fontanería, alcantarillado, electricidad y carreteras. Esa vivienda representa un beneficio para los promotores inmobiliarios y agentes de la propiedad, y puestos de trabajo. El mantenimiento durante toda su vida útil creará aún más empleos. Y la economía seguirá creciendo." Pero, ¿Qué sucederá durante la transición hacia una sociedad más pequeña, con menos consumidores y menos trabajadores que paguen la seguridad social, y por tanto, con un aumento constante de ancianos improductivos y personas dependientes? ¿Y qué sucederá si llegamos a una cifra óptima de seres humanos que pueda utilizar recursos a un ritmo renovable, de modo que alcancemos un equilibrio con el planeta? Mantener un nivel así, significaría no crecer nunca por encima de él. ¿Podemos hacer eso? ¿Podemos tener prosperidad sin crecimiento?

Japón no tiene otra opción más que convertirse en la primera sociedad moderna en intentarlo. Esta situación de decrecimiento podría terminar siendo beneficiosa para Japón. Matsutani, profesor emérito del Instituto Nacional de Posgrado de Estudios Políticos, lleva diciendo que la economía de Japón está demográficamente condenada a reducir su tamaño. Matsutani es el autor del libro Shrinking- Population Economics: Lessons from Japan. En él, Matsutani dice "una vez que la burbuja de la edad estalle por la parte de los ancianos y mueran las generaciones de elevada fecundidad, las generaciones posteriores se nivelarán, y la pirámide se irá convirtiendo en un cuadrado a medida que el número de niños se aproxime más al de los fallecidos. La gente no dejará de tener bebés, y si la fecundidad se reajusta hacia los 2 hijos por pareja, la población se estabilizará."
Sin embargo, reconfigurar la demografía de un triángulo a un cuadrado en un país con una esperanza de vida tan elevada, requiere al menos un siglo. Sea como fuere, la población no crecerá, lo que nos lleva a plantearnos: ¿qué pasa con la economía? La economía capitalista predica el crecimiento perpetuo "como una verdad patente". Aunque fuera posible una economía en permanente expansión, hay dos formas de lograrlo: la primera, inventando constantemente productos nuevos y la segundo, encontrando consumidores nuevos. Akihiko Matsutani está convencido que Japón puede tener una economía viable porque no tiene otra opción. Aunque Matsutani está de acuerdo que una población más pequeña significa menos presión sobre los recursos y la tierra, advierte que la transición hacia un número menor de gente generará "presiones distintas sobre el medio ambiente."

decrecimiento demográfico Japón

¿Puede existir una prosperidad sin crecimiento? Los economistas llevan décadas reflexionando entorno a la idea de una economía de prosperidad sin crecimiento, sobre todo a partir de la publicación del libro Los límites del crecimiento. Para Herman Doly, profesor de economía de la Universidad de Maryland, e, impulsor y creador del concepto de estado estacionario, "se trata simplemente de la ley de los rendimientos decrecientes: si produces demasiados bienes, estos ya no serán tan buenos." Según Herman Doly, superado un nivel óptimo de crecimiento, "el crecimiento se vuelve estúpido a corto plazo e imposible de mantener a largo plazo." Pero una cosa es identificar lo que no funciona y otra muy distinta, descubrir qué funcionaría y cómo hacer la transición hacia una economía estancionaria. Existe un modelo para la economía del estado estacionario: la propia Tierra. Ni la superficie ni la masa de la Tierra crecen. La actual economía globalizada significa literalmente "una economía del tamaño de nuestro planeta" pero que ya no tiene espacio para expandirse. En una economía del estado estacionario no buscaríamos formas de alimentar el crecimiento porque viviríamos según los recursos de nuestro planeta. En una economía del estadio estacionario, la población permanecería más o menos estable, al igual que, el consumo. Pero, solo la transición, hacia una economía estacionaria, da vértigo "porque a lo largo de toda la historia humana hemos estado haciendo exactamente lo contrario, y casi todas las personas que hoy están vivas no conocen ninguna otra forma de actuar."

Herman Doly, junto a Joshua Farley, ha pasado mucho tiempo reflexionando sobre la política monetaria. La mayoría de la gente no sabe de donde viene el dinero ni cómo se crea. Cuando el dinero estaba respaldado por su valor nominal, en plata o en oro, había límites a la cantidad de riqueza que podía fluir en todo el mundo. Hoy, se trata de "dinero virtual" que el banco crea al prestarlo en una "pantalla de ordenador." Y, al menos que la economía crezca constantemente, "no hay ningún nuevo flujo de dinero que permita pagar el principal más los intereses." En el marco de nuestro sistema monetario, la única alternativa a esto es un crecimiento infinito. De modo que tenemos que cambiar radicalmente el actual sistema monetario. ¿Y cómo podríamos hacerlo? El cambio parece bastante sencillo. Se trata de negar a los bancos el derecho a crear dinero. En lugar de ello, la creación del dinero volvería a estar en manos del Estado. Éste puede crear dinero gastándolo en bienes públicos o puede crear dinero prestándolo a administraciones locales o a industrias esenciales a un interés cero. A un interés cero, cuando el dinero se devuelve, se destruye. De ese modo, no hay un incremento de la masa monetaria. El Estado no tendría que pedir dinero prestado y por tanto, no sería necesario subir los impuestos para devolver el dinero más los intereses. En una economía estacionaria, el gobierno gastaría en cosas que beneficiaran al 100% de la gente, creando puestos de trabajo y redistribuyendo el dinero de forma igualitaria entre el conjunto de la sociedad. A escala global, una redistribución más equitativa de la riqueza más una reducción de la población, constituye las dos caras de la misma moneda. ¿Cuál sería el coste de esa transición hacia la economía estacionaria? La transición a una economía estacionaria,"implicaría un enorme cambio de mentalidad y de sensibilidad por parte de los economistas, los políticos y los votantes. Pero la alternativa a una economía estacionaria resulta biofísicamente imposible." Un mundo, donde la mayoría disfrutaría de un estilo de vida europeo, requeriría menos gente. Si queremos un mundo más próspero, hemos de reducir el tamaño de la población. Ambas cosas van de la mano.

Eso es exactamente lo que el economista Akihiko Matsutani ve, la prosperidad en la reducción de la población. La transición a una población más pequeña con una proporción alta de ancianos no será fácil. En una economía decreciente con una población que envejece, la gente tendrá que ahorrar más para su propia jubilación y arreglárselas con unos ingresos reducidos. Akihiko Matsutani considera que esos ahorros ayudarían a financiar las necesidades de los ancianos. También, el tamaño del Estado se reduciría, eso supondría unos ahorros que se podrán invertir allí donde se necesite. Otro beneficio de una población más anciana es que la sociedad se volverá más pacífica y no habría guerras por los recursos. En definitiva, habría más recursos para cuidar a los ancianos "hasta que las diferentes edades volvieran al equilibrio, nivelándose con el paso de cada generación hasta llegar a una población más pequeña, más frugal y con más espacio para saborear la vida."

ancianos japoneses

15 de abril de 2012

Dinero: consumo, ahorro, donación ¿Dónde pones tu dinero? Primera Parte

Vamos a sintetizar el capítulo Dinero: consumo, ahorro, donación ¿Dónde pones tu dinero? del libro Dinero y conciencia ¿A quién sirve mi dinero?

Dada la extensión del capítulo, vamos a dividirlo en tres entregas. En esta primera, ofreceremos el punto uno 3.1 Economía y el punto dos 3.2 Dinero.

¿Qué es la economía? La economía es "la relación entre seres humanos, su trabajo y el planeta".La economía es relación entre seres humanos que viven en un planeta que nos da sustento. El centro de interés de la economía debe ser el ser humano y no el beneficio. Esto no significa que el beneficio haya de desaparecer; El beneficio tiene que existir pero al final de la cadena. El beneficio no es el objetivo sino que es un indicador de creación de riqueza. Si somos capaces de entender esto, empezaremos a cambiar el mundo.

¿Cuál debe ser el objetivo de la economía? ¿Qué relación debe establecerse entre objetivo y resultado?Ya lo hemos apuntado anteriormente, el beneficio es un tema secundario aunque necesario en la economía. El objetivo primordial de la economía es "hacer algo importante para uno y para el mundo, si se hace bien, se creará riqueza y el resultado será un beneficio". Si se hace bien, el resultado será ganar dinero. Cuando se invierten los términos, nos convertimos en esclavos de una economía que exige resultados y cuyo objetivo es ganar dinero a toda costa.

¿Qué relación debería existir entre economía y desarrollo humano?"No es posible seguir creciendo indefinidamente porque ni el planeta lo permite, ni hay demanda suficiente."No podemos seguir creciendo económicamente porque el planeta impone sus propios límites y porque no hay suficiente demanda que cubra un crecimiento incesante. La economía no debe estar al servicio del crecimiento sino que debe contenerse para promover un desarrollo humano compatible con el planeta.

¿Qué es el dinero? ¿Cómo surgió? ¿Cuál es nuestra relación con el dinero? El dinero está intimamente relacionado con la economía: "porque hablar de economía es también hablar de dinero". El dinero nació como medio de intercambio entre personas. Surgió en los templos como algo religioso "relacionado con la divinidad, es decir, como una conciencia de que hay algo superior que nos relaciona como seres humanos". Hemos perdido esa conciencia del dinero como medio de intercambio. Si queremos cambiar esta tendencia, hemos de tomar conciencia del uso del dinero. El dinero está vinculado al miedo, la codicia o al ansía de poder. Cuando las personas nos relacionamos con el dinero se ponen en juego estas emociones. La actitud frente al dinero es la llave del cambio.Es nuestra carta de presentación al mundo.

5 de septiembre de 2011

Mi reflexión sobre Crecimiento y Desarrollo económico

Quisiera antes de finalizar con el libro, el decrecimiento explicado con sencillez de Carlos Taibo, aportar mi propia reflexión sobre la relación entre crecimiento y desarrollo económico. De la lectura del libro se extrae la conclusión de que el decrecimiento no es una alternativa al actual modelo de crecimiento económico sino que es la única opción factible para no llevar al colapso a las sociedades occidentales y dar así una oportunidad a otras sociedades. El crecimiento económico, basado en el consumo de recursos naturales no renovables para el desarrollo de las economías de los países ricos, es hoy insostenible ecológicamente. Hemos superado con creces los límites ecológicos del planeta: la capacidad de regeneración de los recursos naturales está amenazada por nuestro crecimiento y desarrollo económico. Concretamente, por un modelo económico depravador y suicida basado en la ilusión de un crecimiento ilimitado independiente de los límites de la propia ecología. Una economía desligada de la ecología del planeta. Ese grado de independencia del sistema económico está detrás de la explotación irracional del medio ambiente con fines económicos sin reparar en las consecuencias devastadoras para los ecosistemas del planeta y para las generaciones futuras.

El planeta es un mundo finito. En un planeta finito no podemos crecer y crecer sin que en algún momento no se detenga dicho crecimiento. El crecimiento tiene un límite, llegado a ese límite, no podemos incrementarlo indefinidamente sin entrar en un colapso. Los movimientos decrecentistas son conscientes de este hecho:
El crecimiento económico debe respetar los límites ecológicos del planeta y debe estar supeditada a la disponibilidad y a las necesidades ecológicas del planeta. Debemos ser responsables del uso que hacemos de esos recursos naturales no sólo ahora sino también en el futuro. Adoptar una visión ecológica implica comprometerse con todo el ciclo desde la extracción hasta la regeneración de esos recursos naturales. Algo inviable en una economía basada en el crecimiento continuo e indefinido en un mundo finito.

El uso- o abuso- de los recursos naturales del planeta por parte de un sistema económico basado en el crecimiento continuo- y en cierta medida exponencial-  para promover un falso desarrollo de los países ricos del hemisferio norte a costa de la mayoría de la población de los países pobres del sur, nos lleva a cuestionar la consistencia de un sistema de creencias que nos aboca a la destrucción del planeta y a la propia autodestrucción. Hay que cuestionar el sistema de creencias que sostiene la ideología del crecimiento- y por consiguiente la del desarrollo-. Cuestionar esa ideología implica denunciar la forma de vida que hemos estado llevando durante decenios sin consecuencias para nuestro bienestar material. Y, ahí es, donde reside la clave: la denuncia activa de la forma de vida occidental, especialmente la norteamericana. El estilo de vida hiperconsumista, derrochador e individualista es el que ha consolidado y expandido la ideología del crecimiento, condenando a la extinción a otras formas de vida no occidental. El éxito de la ideología del crecimiento estriba en ese proceso de consolidación y expansión de ese estilo de vida primeramente en los países occidentales y posteriormente en los países emergentes y no occidentales, instaurándose como doctrina a seguir tanto para alcanzar ese estilo de vida como para mantenerlo. El decrecimiento quiere invertir esta tendencia no sólo del proceso de occidentalización del mundo sino sobre todo de la imposición de la ideología del crecimiento como la única que puede promover el desarrollo en los países pobres.

7 de agosto de 2011

Serge Latouche ¿Qué es el Decrecimiento? Segunda Parte

Vamos a mostrar 2 vídeos del filósofo y economista Serge Latouche, uno de los teóricos franceses del decrecimiento para esclarecer y ampliar el contenido del decrecimiento. Serge Latouche expone en ambos vídeos qué es el decrecimiento; qué relación guarda con el crecimiento económico; qué es la huella ecológica y la deuda del crecimiento; analiza el modelo de desarrollo neoliberal y sus efectos en el medio ambiente y, por último, plantea cómo será el mundo en el proceso de transición hacia una economía local, cooperativa y solidaria en unos decinios vista.




5 de agosto de 2011

Carlos Taibo: ¿Qué es el Decrecimiento?

El libro El decrecimiento explicado con sencillez de Carlos Taibo tiene como principal objetivo dar a conocer el término Decrecimiento al público no familiarizado con este concepto. ¿Qué es el decrecimiento? ¿Con qué conceptos se relaciona? ¿A qué se opone el decrecimiento? 

El decrecimiento no es un concepto sino un movimiento de contestación a la ideología del crecimiento económico. No existen teorías del decrecimiento como si las hay del crecimiento. El decrecimiento podemos definirlo como un movimiento político, económico y social favorable a una progresiva disminución de los niveles de producción y de consumo con el objetivo de reestablecer un nuevo equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, alterado por el proceso de industrialización y de urbanización, desde hace más de dos siglos, y entre los propios seres humanos.

El decrecimiento se asocia a otros términos como “acrecimiento”. Los movimientos decrecentistas han adoptado el caracol como logo distintivo en referencia a las palabras de uno de los impulsores del decrecimiento, Iván Illich, sobre la “lógica del Caracol”.

 
"El caracol construye la delicada arquitectura de su concha añadiendo una tras otra las espiras cada vez más amplias;después cesa bruscamente y comienza a enroscarse esta vez en decrecimiento, ya que una sola espira más daría a la concha una dimensión 16 veces más grande, lo que en lugar de contribuir al bienestar del animal, lo sobrecargaría. Y desde entonces, cualquier aumento de su productividad serviría sólo para paliar las dificultades creadas por esta ampliación de la concha, fuera de los límites fijados por su finalidad. Pasado el punto límite de la ampliación de las espiras, los problemas del sobrecrecimiento se multiplican en progresión geométrica, mientras que la capcidad biológica del caracol sólo puede, en el mejor de los casos, seguir una progresión aritmética" IVAN ILLICH.

El decrecimiento cuestiona el sistema económico capitalista y el modelo de desarrollo económico de los países del Norte que se fundamenta en un crecimiento ilimitado e insostenible que "consume" los recursos y las materias primas de los países del Sur, a un ritmo que no permite su regeneración, poniendo en peligro la salud del Planeta y el bienestar de las futuras generaciones. El decrecimiento se opone al crecimiento económico indefinido, a su mentalidad consumista, competitiva y productivista en particular y a la noción de “desarrollo sostenible” ya que desarrollo y sostenibilidad serían, hoy por hoy, incompatibles. Rechaza el objetivo de crecimiento económico en sí del liberalismo cuyo objetivo es “el crecimiento por el crecimiento”, promoviendo la objeción ante el crecimiento y el desarrollo irresponsable, y, apostando por políticas de codesarrollo entre el Norte y el Sur y por políticas de postdesarrollo que superen la ideología del desarrollo.

27 de julio de 2011

Síntesis del libro el decrecimiento explicado con sencillez. 3 parte

En esta tercera entrega de la síntesis del libro El decrecimiento explicado con sencillez vamos a resumir los capítulos: ¿Qué podemos hacer?; Decrecimiento y Países del Sur; Salir del capitalismo; Las críticas al decrecimiento y La tecnología salvadora.

En ¿Qué podemos hacer? Antes de proponer cualquier tipo de práctica de acorde con el decrecimiento, vamos a mencionar 2 ideas importantes, a saber:
1- El decrecimiento es un proyecto que tiene que combinar por fuerza lo individual y lo colectivo.
2- La propuesta del decrecimiento se enfrenta a una sociedad competitiva y agresiva y pretende sustituirla por otra basada en la cooperación y la solidaridad.

Carlos Taibo menciona una serie de prácticas decrecentista que deberíamos tomar prestado. En total son ocho:
1-Hay que reducir el consumo, premiando el uso razonable de los recursos.
2-Hay que reducir los desplazamientos que implican un consumo importante de energía. En este sentido es preferible caminar y moverse en bicicleta que emplear el automóvil, como es preferible compartir este último antes que utilizarlo en solitario. El transporte público debe ser una prioridad.
3-Hay que alejarse de los medios de comunicación tradicionales y de las campañas comerciales que nos exhortan a comprar.
4-Hay que comprar productos generados en el ámbito local. Debemos pensar en lo que comemos y dedicar a la comida más tiempo, otorgándole una dimensión social de la que carece hoy día.
5-Hay que reutilizar y reciclar los bienes así como intercambiarlos y promover su donación en provecho de quienes los precisan.
6-Hay que huir del sistema bancario y buscar iniciativas locales y éticas de financiación y ahorro.
7-Hay que procurar consumir menos y disponer de más tiempo libre.
8-Hay que abrir nuevos espacios de autonomía que reduzcan las dependencias en todos los ámbitos. Pueden promoverse iniciativas vinculadas con el cooperativismo, las redes de consumo, los bancos de tiempo, las monedas sociales o los bancos de alimentos.

En Decrecimiento y Países del Sur, se debería aplicar el proyecto del decrecimiento en los países del Sur. La respuesta es No, Pero. Lo del no parece que se justifica por si solo, sin embargo, hay que justificar el pero: los habitantes de los países del Sur deben tomar nota de lo que hemos hecho mal, sino quieren repetir nuestros mismos errores. Si países como China y la India empiezan a alcanzar los niveles de consumo propios de las sociedades occidentales, pronto se hará evidente que la Tierra, con sus recursos, no podrá atender a las demandas correspondientes. Más razonable parece decrecer en producción y consumo en los países del Norte rico para de esta manera disponer de un argumento moral, que invite a pedir a otros conductas más moderadas y que huyan del hiperconsumismo.


Cuando se afirma que el crecimiento de los países ricos es vital, para que sigan creciendo los pobres, es ignorar una realidad muy diferente: la del expolio de los recursos humanos y materiales de los países pobres en provecho de los primeros y de la dependencia consiguiente de los países pobres con respecto a las decisiones de los países ricos que reducen a la nada su soberanía. Quienes cuestionan el proyecto del decrecimiento son aquellos que han propiciado el asentamiento de intercambios desiguales entre los países del Norte y del Sur y la dependencia de estos últimos.

En los países del Sur han empezado a manifestarse movimientos por el decrecimiento. Su origen es triple. Un primer origen lo constituyen los países que se hallan a mitad de camino entre el mundo opulento y el sur pobre. Un segundo origen se vincula con la existencia de gigantescas desigualdades en las sociedades del sur donde se aprecia los efectos nocivos del crecimiento económico. Y, un tercer origen que remite a la necesidad urgente de reavivar tradiciones autóctonas arrinconadas por el imperialismo y el colonialismo occidentales.

En Salir del Capitalismo, la propuesta del decrecimiento implica salir del capitalismo.  La urgencia de salir del capitalismo no sólo surge de las consecuencias de la propuesta del decrecimiento sino de la corrosión que acosa al propio capitalismo. Si bien el capitalismo ha tenido una gran capacidad de adaptación a los retos, esa capacidad está hoy en entredicho. En un mismo sentido, la eficacia innegable que el capitalismo demostró en el pasado parece haberse diluido rápidamente. Más allá de lo anterior, sobran las razonas para afirmar que el capitalismo es manifiestamente incapaz de encarar el problema de los límites medioambientales y de recursos de tal forma que la crisis ecológica se ahondará. La propuesta del decrecimiento pretende sustituir del capitalismo existente. Cualquier proyecto de contestación del capitalismo tiene que ser por fuerza decrecentista, autogestionario y antipatriarcal.

En las Críticas al decrecimiento, el proyecto del decrecimiento ha suscitado críticas. Podemos organizar estas críticas en 3 grandes posiciones:
1- Nace de los circuitos oficiales del sistema capitalismo. Se ignoran las aportaciones del movimiento decrecentista. En algunos casos, se reconocen buenas intenciones en el decrecimiento. Son críticos con el diagnóstico catastrofista del decrececimiento: muchos diagnósticos en el pasado no se han ajustado a la realidad, creen que el decrecimiento es literalmente irrealizable y que la aparición de nuevas tecnologías permitiran resolver los problemas que hoy se consideran inabordables.
2-Nace en el marco de determinados segmentos de la izquierda que se vinculan con el pensamiento de Marx.
3- La tercera posición crítica procede de la llamada izquierda insurreccionalista. Subrayan el caracter reformista del proyecto del decrecimiento que no aspiraría a otra cosa que "adelgazar" el capitalismo. Los sectores insurreccionistas parecen esperar un colapso del sistema capitalista que se verá acompañado de una revolución.

En La tecnología salvadora, el discurso oficial presenta a las tecnologías como solucionadoras de los problemas actuales. Al margen de esto, tenemos que preguntarnos si nuestro estilo de vida hiperconsumista y despilfarrador nos hace realmente felices y justifica que decidamos arriesgarnos aún a costa de poder perderlo todo. Pero conviene llamar la atención sobre varias circunstancias que rodean el debate sobre la tecnología: El desarrollo y el despliegue de tecnologías visiblemente dañinas para el medio ambiente y la inversión en tecnología de alto nivel cuya dimensión social es nula.

22 de julio de 2011

Síntesis del libro El decrecimiento explicado con sencillez. 2 Parte

En esta segunda entrega de la síntesis del libro El decrecimiento explicado con sencillez de Carlos Taibo vamos a resumir los capítulos del 6 al 10, ambos incluidos. Estos capítulos que aludimos son: Crecimiento, Consumo y Bienestar; La propuesta del decrecimiento; El arraigo de los Principios del decrecimiento; Menos complejos, menos urbanos y Decrecimiento y Demografía.

En Crecimiento, consumo y bienestar, la renta per cápita en EE.UU. hoy es tres veces superior a la que registraba al terminar la Segunda Guerra Mundial. Y, sin embargo, el porcentaje de norteamericanos que confiesa ser cada vez menos feliz ha ascendido. No obstante, en estadios inferiores del desarrollo la disposición de dinero es vital y guarda una relación estrecha con el bienestar. Parece demostrable que dejados atrás esos estadios iniciales del desarrollo el consumo excesivo es un indicador de infelicidad más que una señal de bienestar. Por otro lado, damos por descontado que cada nueva generación vive mejor que la anterior. Aunque esta percepción tiene su fundamento, parece que se acumulan argumentos que concluyen que ha dejado de servirnos. En un terreno parecido, cada vez hay más gente que no añora la vida de antes y que no hay ningún motivo para idolatrar el crecimiento económico. En los últimos decenios hemos asistido a la consolidación de 2 hechos singulares: los obreros de antaño se han transformado en algo diferente: aunque presumen de su rechazo al capitalismo prefieren ignorar que sus prácticas de consumo son las de la burguesía al tiempo que prefieren olvidar su incapacidad para abandonarlas. Y, un segundo hecho es que mientras los niveles de consumo son altos, la pobreza se ha ido extendiendo.

En La propuesta del decrecimiento, es importante formular 2 precisiones en relación con la propuesta del decrecimiento:
1- No se trata de llevar a cero los niveles de producción y de consumo: se trata restaurar el equilibrio con el medio ambiente que la industrialización, la urbanización y el colonialismo ha roto.
2- El proyecto del decrecimiento no es un proyecto “puritano”. En la propuesta de crecimiento se reivindica una vida social frente a una vida marcada obsesivamente por el consumo, la productividad y la competitividad que nos ofrece en nuestra sociedad.

Hay que señalar que la propuesta del decrecimiento no se agota en la demanda de la reducción en los niveles de consumo y de producción en el norte. Implica la defensa de principios y valores muy diferentes de los que impera hoy. Vamos a enumerarlos:
1- La primacía de la vida social frente a la lógica de la producción, el consumo y la competitividad. Es difícil que eso suceda sino se sale del capitalismo.
2-  El decrecimiento acarrea una crítica a la mayoría de las formas de ocio vinculados con el consumo y con el dinero. Apuesta por un ocio creativo.
3- El reparto del trabajo.
4- El establecimiento de una renta básica de ciudadanía para atender a los problemas, que se revelarán cuando se aplique un programa de decrecimiento.

5- La reducción del tamaño de las infraestructuras productivas, administrativas y de transporte.
6- La recuperación de los elementos de la vida local frente a la lógica de la globalización. Esa recuperación se debe asentar en la descentralización y la descomplejización y debe traducirse en un renacer de la vida rural frente a las megalópolis.
7- En el terreno individual, la sobriedad y la sencillez deben presidir la vida. No está de más incluir en este apartado la defensa de la lentitud como elemento articulador de la vida social.

En El Arraigo de los principios del decaimiento, los principios y los valores del decrecimiento los podemos encontrar en el pasado y en el presente actual:

1- Muchos de esos principios y de esos valores los podemos ver en las prácticas del movimiento obrero de siempre.
2- Un segundo ámbito de la filosofía del decrecimiento es el que aporta la llamada economía de cuidados. Protagonizada por mujeres fundamentalmente, se manifiesta a través del cuidado de niños y ancianos. Se asienta en la gratuidad y en la entrega y tiene una honda dimensión ecológica.
3- La propia institución familiar refleja la influencia de los principios y los valores del decrecimiento. En la institución familiar impera la lógica del don, del regalo y de la gratuidad.
4- Los abuelos han hecho gala de una austeridad y de una búsqueda del saber vivir.
5- Muchos de esos pueblos que nos empeñamos en descalificar como primitivos y atrasados, sin embargo, su primitivismo y atraso los sitúan muy por encima de nosotros en lo que hace referencia a la vida social y al respecto al medio ambiente.

En Menos complejos, menos urbanos, detrás del decrecimiento es fácil de apreciar la influencia de 2 grandes proyectos:
1- Sociedades menos complejas: Empecemos por la descomplejización: las sociedades capitalistas han tendido a perfilar sociedades cada vez más complejas. La dependencia de estas sociedades a factores externos ha sido cada vez mayor y la posibilidad de sortear estos factores resulta ser cada vez más reducida.
2- Cuestionamiento de las virtudes que se atribuyen a las ciudades y reclama la vuelta al mundo rural. Parece que hubiera empezado a desvanecerse todo aquello que atrajo a las ciudades a tanta gente del campo.


En Decrecimiento y demografía, el proyecto del decrecimiento incluye una dimensión demográfica. Si en términos generales afirmamos que vivimos en un planeta con recursos limitados, no tiene ningún sentido crecer ilimitadamente. Este mismo argumento debe aplicarse a  la población. En el discurso oficial se nos repite que el problema demográfico se halla en vías de solución: habrá una reducción en el ritmo de crecimiento de la población que conducirá a su estabilización entorno  a los 10000 – 12000 millones de habitantes. Es preciso señalar que el problema que nos planteamos no es estrictamente demográfico sino que remite a cómo construimos nuestras sociedades desde el punto de vista político, económico, social o ecológico. A la pregunta cuántos seres humanos pueden vivir en el planeta hay que responder con un depende. Depende de cuál sea el modelo de ser humano que tomemos en consideración.
Mas allá de esto, resulta evidente que la propuesta del decrecimiento tiene que traducirse en activas políticas de control de la natalidad. Esas políticas de control no deben guardar ninguna relación con un proyecto de exclusión, y en su caso de exterminio, de una buena parte de la población mundial.

21 de julio de 2011

Síntesis del libro El decrecimiento explicado con sencillez. 1 Parte


Como es algo habitual, vamos a sintetizar los diferentes capítulos del libro, El decrecimiento explicado con sencillez, y, a presentarlos en sucesivas entradas del blog para facilitar la lectura. En esta primera entrega, vamos a resumir los 5 primeros capítulos del libro- de un total de 20-.  

Los capítulos de esta primera entrega son: ¿Tan bueno y saludable es el Crecimiento Económico?; El hechizo de las Grandes cifras; Las miserias del Producto Interior Bruto; Las Grandes Problemas de Principios del siglo XXI y La Huella ecológica.

En ¿Tan bueno y saludable es el Crecimiento Económico? existe la creencia extendida que "dónde hay crecimiento económico hay cohesión social, los servicios públicos están asentados, la pobreza desaparece y, en fin, la igualdad gana terreno." Aunque no podemos negar que en algunos momentos se han derivado consecuencias positivas del crecimiento económico, lo que hay que preguntarse, es, si lo que pudo ser verdad en el pasado, sigue siéndolo en el presente o si el crecimiento es el principal problema que tenemos hoy.

Carlos Taibo cuestiona las virtudes que se atribuyen al crecimiento económico, recogiendo una docena de hechos:
1- El crecimiento económico no genera cohesión social.
2- El crecimiento no se vincula con la creación de puestos de trabajo y no permite reducir el paro.
3- El crecimiento económico implica agresiones medioambientales irreversibles. La preservación del nivel de vida de los países ricos ha supuesto agresiones contra el medio natural de los países del sur.
4- Una consecuencia del crecimiento económico es el agotamiento de recursos naturales.
5- Señalar que el crecimiento económico de los países ricos depende del expolio de los recursos humanos y materiales de los países del Sur. Nuestro bienestar nace de una dramática reducción de los derechos de los habitantes de los países pobres.
6- El crecimiento nos conduce a un modo de vida esclavo. Tendemos a pensar que seremos más felices cuantas más horas trabajemos, más dinero ganemos y más bienes consumamos. Hay una falsa identificación entre consumo y felicidad y bienestar.

 En El hechizo de las grandes cifras, las grandes cifras muy a menudo son fuente de engaños y manipulaciones. Carlos Taibo pone 2 ejemplos donde identifica estas trampas que rodean a los indicadores económicos. El primero hace referencia al estudio de los sistemas de transporte de EE.UU y China del premio nobel Wassily Leontieff en los años 70. Leontieff comparó ambos sistemas y calibró cómo esos sistemas de transporte satisfacían las necesidades reales de la población. El sistema chino satisfacía más las necesidades de sus ciudadanos que el sistema americano. El segundo hace referencia al gasto sanitario anual per cápita entre Cuba y EE.UU. Por cada dólar per cápita que se destinaba a la sanidad cubana se desembolsaban algo más de 20 dólares en EE.UU. Pese a ello, las cifras cubanas en materia de esperanza de vida al nacer y mortalidad infantil resultaban ser muy similares a las norteamericanas. Esto demuestra que si se dedica 20 veces más recursos que otro a determinadas actividades no se obtiene resultados superiores.
                                                            
En Las miserias del Producto Interior Bruto, los indicadores económicos que el sistema capitalista maneja, lo que contabiliza como crecimiento, es todo aquello que supone producción y gasto. El indicador por excelencia es el Producto Interior Bruto (PIB). En los indicadores oficiales, se da por descontado que la distribución de la riqueza es equitativa, de manera que, se identifica en el PIB un termómetro decisivo para evaluar los niveles de vida y de salarios de los ciudadanos de un país. Es inevitable que, hayan proliferado instrumentos de medición alternativos, que toman en consideración los aspectos olvidados por los indicadores oficiales. Un ejemplo es el índice de Bienestar Económico Sostenible (IBES) que recoge una veintena de aspectos ignorados por el capitalismo.

En Los grandes problemas de principios del siglo XXI,  los grandes problemas del siglo XXI son - para Carlos Taibo-:
1-El endurecimiento de las condiciones de trabajo: Como resultado del proceso de globalización se ha registrado en todo el planeta, un endurecimiento de las condiciones laborales. Detrás de ese endurecimiento es fácil apreciar la influencia de 2 grandes mitos: Productividad y Competitividad obedecen a los intereses empresariales y son los fundamentos principales de una globalización que se desentiende de los problemas sociales y medioambientales.
2- La pervivencia de la relación Norte- Sur: La relación entre el Norte y el Sur sigue marcando la vida del planeta. Su efecto principal es la existencia de enormes diferencias entre ambas partes. Existe un intercambio desigual y una dependencia del Sur con respecto a los intereses de las grandes empresas transnacionales del norte.
3- El agotamiento de las principales materias primas energéticas: Estas materias se hallan en rápido proceso de agotamiento con lo cual es evidente que empezarán a escasear y sus precios subirán. Fuera del ámbito de las materias primas los problemas no faltan. Por ejemplo, los niveles de agua potable por habitante se reducirán en un tercio en los próximos veinte años y caerán a la mitad de los actuales de aquí a 40 años.
4- El cambio climático: El último de los grandes problemas es el cambio climático. Los signos del cambio climático son varios. El primero es un ascenso de las temperaturas en el siglo XXI entre un 1,4 y un 5,6ºC. El segundo es la subida del nivel del mar. En este caso los pronósticos anuncian un ascenso entre 20 y 88 cm en el siglo XXI. Por otro lado, un informe encargado por el Pentágono identifica diferentes consecuencias: escasez de alimentos, descenso de la cantidad del agua dulce y acceso limitado a las materias primas estratégicas debido al deshielo y a las tempestades. Las migraciones que muchos de estos procesos pueden generar serán enormes.

En La huella ecológica, la huella ecológica mide la superficie que necesitamos para mantener las actividades económicas hoy existentes. Todos los estudios concluyen que el crecimiento imparable de la huella ecológica se debe a que los países del norte viven muy por encima de sus posibilidades. Por decirlo de una manera, desde el siglo XVIII estamos acrecentando sin pausa nuestra deuda ecológica. Si en 1960 empleábamos el 70% del planeta, en 1999 hacíamos lo propio con un 120% y el 2050 lo haremos con un 200%. La huella ecológica remite directamente a un problema: los límites medioambientales y de recursos del planeta. Ante este escenario, es conveniente rescatar 2 opiniones de Cornelius Castoriadis. Respecto a la primera, Castoriadis confesó su perplejidad ante un hecho: quienes piden reformas son tildados de soñadores, y en cambio, nuestros dirigentes políticos se nos presentan como personas ecuánimes que tienen respuestas objetivas a todos los problemas. El segundo, Castoriadis consideraba que ante una situación tan preocupante como la que se nos viene encima deberíamos actuar como lo haría un padre de familia diligente. Él definía a ese padre de la siguiente manera “Ese padre sólo podrá reaccionar- parece- de una manera: colocando a su hijo en manos de los mejores médicos para que determinen si el diagnóstico se ajusta o no a la realidad. Lo que no podrá hacer, en cambio, es quedarse cruzado de brazos sobre la base de la idea de que, si es posible que su hijo tenga una gravísima enfermedad, también es posible que no la tenga… ”.