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25 de julio de 2012

La educación y la Paz Mundial: Cuarto capítulo

La educación y la paz mundial es el cuarto capítulo del libro La educación y el significado de la vida. 

 Debemos entender cómo se ha generado la actual crisis mundial. Para Krishnamurti responde a dos causas principales: los "falsos valores" que rigen nuestras relaciones con las personas, con la propiedad y con las ideas. Los "falsos valores" hacen referencia al "predominio y la expansión de los valores" que crean el "nacionalismo", las "fronteras económicas", los "gobiernos soberanos" y el "espíritu patiótrico". Y, nuestra dependencia de la autoridad. Cuando seguimos a otro, a un grupo o a una organización, sólo hay sometimiento y temor que da pie al estado totalitario o al dogmatismo de la religión organizada. Los falsos valores y la dependencia de la autoridad están en el origen de la actual crisis y, por tanto, también de la guerra.

Es un error depositar toda nuestra confianza en los gobiernos como portadores de la paz. La paz como sugiere Krishnamurti sólo puede empezar con la comprensión de quienes somos. ¿Queremos realmente la paz? En realidad, no queremos la paz sino que "queremos que las cosas continuen como están, que las modificaciones sean solo superficiales". La paz no se puede alcanzar por ningún medio, sólo a través de la comprensión de uno mismo. Las creencias, las ideologías y las religiones organizadas no ayudan al ser humano sino que nos enfrentan a nuestros semejantes.

Hay obstáculos que entorpecen la consecución de la paz, a saber, el sentimiento patriótico y el nacionalismo. Se nos alienta constantemente y habilmente a ser patriotas. Cada uno de nosotros debemos tener una "mente libre de prejuicios", es decir, una mente que no se identifica con ningún país. El nacionalismo es una expresión del yo. El anhelo de identificarse con algo más grande que nosotros crea el nacionalismo y éste a su vez engendra la guerra. El nacionalismo es, en palabras de Krishnamurti,  "una enfemedad y jamás logrará la unidad mundial; tenemos que librarnos de la enfermedad primero."  Es el hecho de ser nacionalistas, de estar siempre dispuestos a "defender nuestros Estados soberanos, nuestras creencias y posesiones," lo que nos obliga a estar perpetualmente armados. Krishnamurti afirma contudentemente que "el nacionalismo y los gobiernos soberanos son las causas y los instrumentos de la guerra". 


No puede haber paz mientras la educación sirva al Estado o a las religiones organizadas. El condicionamiento de la mente para que se ajuste a una determinada ideología o religión engendra enemistad. Lo esencial en la educación, es contar con personas comprensivas y afectuosas. Si deseamos construir una sociedad inteligente, debemos tener educadores íntegros y que sean capaces de transmitirlo. Estos educadores son un peligro para el sistema. Cualquier educador que perciba el significado de la paz, señalará las implicaciones del nacionalismo y la inutilidad de la guerra.

La paz tiene un componente interno ineludible. Para vivir en paz, debemos estar libres de toda "lucha con nosotros mismos" y, por consiguiente, con los otros. Cuando no estamos en conflicto con nosotros mismos, no estamos en conflicto con los otros. Es la lucha interna, proyectada en el exterior, "la que se convierte en conflicto mundial". Como sugiere Krishnamurti: "La guerra es una proyección espectacular y sangrienta de nuestro vivir cotidiano. Precipitamos la guerra con nuestra manera de vivir. Luego, sin una transformación interna de cada uno de nosotros, forzosamente seguirán existiendo los antagonismos raciales y nacionales,las infantiles disputas a causa de nuestras ideologías, la multiplicación de soldados, los saludos a la banderas y todas las numerosas brutalidades que contribuyen a crear el asesinato organizado."Tenemos que crear un gobierno mundial que no esté cimentado en la fuerza, en el nacionalismo ni en ninguna ideología. El gobierno es "lo que somos" y las ideologías no son sino proyecciones de nosotros mismos. Y, al menos que "cambiemos fundamentalmente, no puede haber ni verdadera educación ni un mundo en paz."

En definitiva, la paz no se puede conseguir jamás con reformas ni con la reorganización de viejas estructuras sociales como afirma Krishnamurti sino que" solo habrá paz cuando comprendamos lo que está más allá de la superficie y detengamos así esta ola de destrucción que se ha desatado a causa de nuestra agresividad y de nuestros temores; y solo entonces habrá esperanza para nuestros hijos y salvación para el mundo."

21 de abril de 2012

Conclusiones del libro dinero y conciencia ¿A quién sirve mi dinero?

Antes de acabar con la síntesis del libro Dinero y conciencia ¿ A quién sire mi dinero? vamos a ofrecer la conclusión del autor. ¿ A qué conclusiones llega Joan Antoni Melé?

1- El mundo se mueve con el dinero. Es un hecho. ¿Que podemos hacer al respecto? Hemos de empezar a tomar decisiones libres e independientes acerca del uso de nuestro dinero. Tomar control sobre qué, cómo y por qué consumimos, ahorramos y donamos. No podemos permitir que con nuestro dinero se hagan en el mundo cosas que jamás permitiríamos. Por conciencia ética. Por ejercicio de la libertad.

2- El modelo económico vigente genera más pobreza de la que soluciona. Como apunta Joan Antoni Melé: "Cuando se plantean todos estos temas, aparece el miedo y el ataque escéptico(defensivo) contra el idealismo, porque tememos vernos obligados a complicarnos la vida, a dejar nuestra comodidad en pro de un mundo más justo". La necesidad de cambio está latente en el ambiente: "Hay mucha gente deseando el cambio, muchos no saben cómo hacerlo, otros no se atreven, pero la conexión mutua otorga el coraje necesario." Este siglo XXI será el siglo de la conciencia planetaria. Comprometernos con la vida y crear contagio "de coraje y ética a tu alrededor" es esencial para promover el cambio desde abajo y globalmente.

3- El ser humano no puede cambiar. El ser humano es, como decía Adam Smith, intrinsícamente egoísta y no puede cambiar. El primer aspecto puede ser cierto pero el segundo es falso. El ser humano puede ser perverso y maligno pero también maravilloso y bondadoso.

6 de abril de 2012

Síntesis del libro: Dinero y conciencia ¿A quién sirve mi dinero? Primera Parte

Como es costumbre, vamos a ofrecer una síntesis comentada del libro Dinero y conciencia ¿A quién sirve mi dinero?. En esta primera entrega, hablaremos de la introducción del libro- Tomar decisiones libremente-.

 Dinero y conciencia ¿A quién sirve mi dinero? no es un "ensayo económico" al uso, sino más bien, "constituye el resumen de las múltiples conferencias dadas por el autor en los últimos tres años, en diferentes localidades de toda España." El libro es la plasmación de esas conferencias: "Al final de las conferencias, muchos de los oyentes me sugerían que escribiera esas ideas en un libro, y estas páginas son el resultado".

¿Qué pretende con esta introducción? Joan Antoni Melé quiere contribuir al despertar de la conciencia acerca de nuestra relación con el dinero y la necesidad de tomar decisiones libremente que provoquen un "verdadero" cambio positivo en el mundo.  

¿Cuál es nuestra relación con el dinero? Joan Antoni Melé responde a esta pregunta a partir de su experiencia durante 30 años en una caja de ahorros. De esa experiencia, extrae algunas conclusiones:
para la mayoría de la gente "lo único importante con el dinero era ganar lo suficiente para vivir y no tener que pensar en él" y "el dinero se ha convertido en el objetivo prioritario de muchas personas, a veces, incluso, en el único sentido de su vida". A esta pregunta, añade otras dos más: ¿Qué es el dinero? y ¿ Qué fuerzas se manifiestan a través de él?


El dinero mueve el mundo. Si el mundo se mueve en una dirección contraria es porque no somos capaces de contestar estas tres preguntas, y, "en consecuencia, tampoco somos conscientes de ellas cuando tomamos nuestras decisiones". Si no somos conscientes, no puede existir la libertad, "por eso somos tan facilmente manipulables, y por eso el mundo se mueve en una dirección que no nos gusta".

Cuando analizamos nuestro comportamiento con el dinero, nos confrontamos con nosotros mismos. Con el dinero aparece la dicotomía individuo- comunidad que sólo puede superarse si nos elevamos a un nivel superior de conciencia. Pero, es sobre todo, cuando nos confrontamos con aquello que es nuevo o con aquello que no nos gusta, es, cuando avanzamos en nuestro camino: "Si sólo hago lo que me gusta no sólo no aprenderé nada, sino que cualquier adversidad se convertirá en un contratiempo para mí, me hará ir a la deriva. Si acepto con confianza mis circunstancia, si me esfuerzo en encontrar el sentido de lo que hago y en hacerlo bien, al final conseguiré que me guste y, de alguna forma, yo me haré dueño de mi destino. Sólo entonces surgirán nuevas facultades en mi interior, y podré aportar ideas creativas al mundo."

El dinero ha usurpado toda la atención de la humanidad y se ha convertido en el dios del mundo. Como afirma Joan Antoni Melé, "Muchas personas son sólo una sombra de si mismas, y tras esa obsesión por el dinero encontramos, agonizante, al verdadero ser humano". A su juicio, hemos de afrontar nuestra relación con el dinero, es decir, conocer qué fuerzas e impulsos nos condicionan cuando nos relacionamos con él.  Por este motivo, necesitamos ser libres para indagar y explorar esas fuerzas e impulsos inconscientes. Su comprensión permitiría Tomar decisiones libremente. Para ello, se requiere, por un lado, una toma de conciencia individual de qué cosas estamos haciendo mal, y, por otro lado, descubrir nuestro potencial "oculto" si ponemos nuestra voluntad en acción. Sólo, depende de nosotros, tomar conciencia y actuar consecuentemente, provocando un cambio visible y  perdurable en la faz de la tierra.

25 de febrero de 2012

Diálogo entre espiritualidad y política

Vamos a centrarnos en este segundo post en la relación Espiritualidad y Política. El libro de Cristóbal Cervantes, Espiritualidad y política, es un excelente libro introductorio sobre cuál debería ser la relación entre espiritualidad y política.

Uno debe preguntarse, primeramente, si existe una crisis profunda entre la espiritualidad y la política y viceversa. Esta es la primera cuestión que debemos plantearnos: ¿Existe una crisis profunda en la política? ¿Y en la espiritualidad? ¿Esta crisis afecta a la relación? La política está en crisis. ¿Es una obviedad? Cierto. No es sólo una crisis del sistema político sino fundamentalmente una crisis de los valores y de los principios que habían sostenido el templo de la política que, desde hace ya tiempo, empieza a desmoronarse. Por otro lado, la crisis espiritual, no es tanto, espiritual como religiosa, de las instituciones y de las tradiciones religiosas. Una nueva espritualidad está floreciendo en esta crisis. Una nueva espiritualidad se está abriendo paso, apelando a una nueva política, con nuevos valores y con otros principios. Esta nueva política debe de ir de la mano de una nueva espiritualidad que nos haga sentir que formamos parte de algo "más grande y más profundo que tú mismo, algo que te conecta a todo y a todos, que te hace ver a todos los seres humanos como hermanos y al planeta como la casa común que tenemos que cuidar". Sólo así, la espiritualidad puede concebirse como una palanca/una dínamo para la política. Una espiritualidad que insufla vida y una política que organiza la convivencia en la Tierra.

La relación entre espiritualidad y política, ¿es una relación "difícil", conflictiva e irreconciliable? o¿Es una relación de comprensión, interdependencia y fecundidad mútua?Algunos autores de Espiritualidad y política han confrontado directamente estas preguntas en sus artículos. ¿Qué tipo de relación queremos? En definitiva, ¿Qué queremos? Coincido con ellos, en la necesidad de integración de la dimensión espiritual en la política. Más difícil es defender una política integrada en la espiritualidad. La primera opción es más factible Más sensata. Además, acarrea menos dificultades. Cuando no, menos trabas.

¿Cómo debe "materializarse" esta relación entre espiritualidad y política? Esta relación debe materializarse fundamentalmente a través de un diálogo abierto entre espiritualidad y política. Soy partidaria del diálogo más que la confrontación entre espiritualidad y política. La confrontación nos lleva a un escenario estéril: la confinación de la espiritualidad a la intimidad y la percepción de la espiritualidad como algo "anómalo", "extraño" y "ajeno" a la convivencia. Por contra, el diálogo puede ahondar en "el arte de vivir"- la espiritualidad- y en "el arte de convivir"- la política-. A través de un verdadero diálogo entre espiritualidad y política podemos aúnar el arte de vivir con el arte de convivir. Puede existir un espacio común entre ambos, si aceptamos, desde un principio, la interdependencia y  la interfecundidad entre espiritualidad y política.

¿Qué debemos esperar del diálogo entre espiritualidad y política? El diálogo entre espiritualidad y política debe ayudar, a mi modo de entender, de tres modos:

1- Aúnar esfuerzos para construir un mundo mejor. El diálogo entre espiritualidad y política puede contribuir a la mejora de las condiciones de vida de millones de seres humanos- y de millones de seres vivos- si integramos ambas dimensiones en la vida cotidiana. Este diálogo puede apuntalar un nuevo mundo. Necesitamos convicción profunda y valentía para afrontar este reto: el "nacimiento de un nuevo mundo". Este mundo mejor "va a nacer a través de nosotros" si "podemos sentirlo y seguirlo y serlo".

2- El desarrollo de una conciencia planetaria. Hablamos de la emergencia de una nueva conciencia que trascienda a la conciencia individual y a la colectiva. Nosotros no sólo somos ciudadanos de un determinado país- o de un continente- sino que aspiramos a ser ciudadanos del mundo. La emergencia de la conciencia planetaria hará que seamos concientes de nuestra pertenencia al género humano y a la Tierra. El diálogo entre la espiritualidad y la política puede asentar las bases para el nacimiento y el desarrollo de esta conciencia planetaria: todos somos uno, nosotros y el planeta.

3- La transformación de la humanidad. El diálogo entre espiritualidad y política puede contribuir a la transformación de la humanidad. Una nueva humanidad puede alumbrarse, si en nuestro interior, está prendida la llama del cambio. La transformación debe operar en nuestros corazones y en nuestras mentes. El diálogo, sin duda, puede- y debería- ayudar a desprendernos de nuestro viejo ropaje y crear un nuevo.

16 de febrero de 2012

Crisis y Cambio en Espiritualidad y política

Antes de finalizar con el libro, Espiritualidad y política, de Cristóbal Cervantes, voy a aportar mi propia visión del libro. Esa visión girará entorno a dos grandes temáticas que reiteradamente han sido desarrolladas a lo largo de los artículos seleccionados para el blog. Esas dos temáticas son: crisis y cambio y relación entre espiritualidad y política. La mayoría de los artículos comentados abordan directamente- o indirectamente- una o ambas temáticas.

Voy a dedicar, a cada una de estas temáticas, un artículo entero. En este primero, hablaremos sobre la crisis y el cambio. Prácticamente, la totalidad de los artículos comentados en el blog, abordan la crisis y el cambio como un hecho inevitable, irreversible y consustancial al momento histórico que vivimos. La crisis ya no es un hecho pasajero sino permanente. Ha dejado de ser algo transitorio e indeseable, a constituirse en algo que caracteriza nuestro tiempo. La crisis no podemos evitarla o sortearla sino que debemos afrontarla sin temores y sin cuartadas.

La crisis define a nuestro tiempo. Es el principio de una nueva era que se caracterizará, cada vez más, por poner patas arriba nuestro sistema de vida basado en creencias (auto)destructivas, que ponen en serio riesgo la viabilidad de la especie humana y de cualquier forma de vida en el planeta. Es, como apuntan algunos autores de Espiritualidad y política, una crisis civilizacional - espiritual en el fondo-. Una crisis que afecta profundamente al ser humano en su totalidad y a su proyecto vital en la Tierra.

La crisis del actual modelo de civilización- materialista, economicista- revela la necesidad acuciante de cuestionar y de buscar un nuevo paradigma civilizatorio que no se limite simplemente a sustituir al anterior.¿No nos engañaríamos, si creyéramos que el problema está solamente en el molde mental en qué nos movemos? Hay algo más. Cualquier molde- paradigma civilizatorio- responde a la imagen de humanidad que hemos elaborado. Es precisamente esa imagen la que determina con más fuerza que fundamenta ese molde mental- ese paradigma- en el que estamos atrapados como en una teleraña. No puede haber cambio, mientras no observemos con detenimiento esa imagen de humanidad. ¡Afrontemos esa imagen, transformándola! Ahí, es dónde erradica el cambio. El cambio está contenido en la mirada. El cambio no operará sino transformamos nuestra mirada de la humanidad. En la mirada está la clave.

¿Qué ha entrado en crisis y dónde debe dirigirse el cambio? Esta pregunta sintetiza muy bien cuál es la intención del libro Espiritualidad y política y de muchos de los artículos que he comentado en el blog. La mayoría de los autores de Espiritualidad y política apunta a una crisis de conciencia como origen de la crisis. La conciencia es el origen de la crisis y el cambio debe maniobrar precisamente en el ámbito de la conciencia. La conciencia materialista ha entrado en una profunda crisis. Y, con ella, su sistema de creencias y de valores. Su visión del mundo y de la vida está entredicho. La crisis de esta conciencia materialista es la que debe impulsar la gestación y el nacimiento de una nueva conciencia planetaria, postmaterialista y cosmológica. He ahí, donde está el reto de la humanidad: darse cuenta y favorecer el cambio hacia esta nueva conciencia. El libro Espiritualidad y política está en esta dirección.

27 de enero de 2012

María Elena Ferrer: De lo profano a lo sagrado

"Lo que es esencial para todos es darnos cuenta de que una fuerza naciente está disponible para la humanidad, y a esa ferza la llama Harvey activismo sagrado. Esta fuerza está alineada con el poder divino y es la fusión de las dos pasiones más nobles del alma humana: la pasión del místico por lo sagrado y la pasión del activista por la justicia. Cuando estas dos pasiones se unen, nace una inconmensurable fuerza de amor y sabiduría en acción". (Espiritualidad y política, página 240)

"La política y la espiritualidad son de esas cosas de la vida en las que todos queremos participar y disfrutar de sus beneficios, pero con las que generalmente no sabemos cómo identificarnos" Así es como, empieza su artículo María Elena Ferrer. La primera cuestión es esclarecer qué entendemos por política. En primer lugar, la política- concretamente el ejercicio político- exige siempre de la participación de la ética. Ética es necesaria para que pueda funcionar la política y pueda maniobrar el político responsable y serio. La política exige de una sensibilidad ética sin la que carece de sentido y sin la que se corrumpe el político. En segundo lugar, el ser humano tiene la necesidad- el problema, en realidad- de repartir los bienes materiales entre los integrantes de la sociedad, es decir, encontrar un modo de repartir esos bienes que "justifique"- legitime- ese reparto. Esto deriva en la creación de un poder y en la necesidad, a su vez, de legitimar ese poder. En este sentido, la política sería "el arte de repartir viablemente bienes, poder, rango". Ésta no es una cuestión baladi. Es, sin duda, uno de los mayores retos de cualquier sociedad y ahora de la humanidad como consecuencia del proceso de globalización.


Esta política de repartición de bienes, poder y rango tiene lugar en el transcurso de la historia "evolutiva" de la humanidad. De hecho, la historia política de la humanidad es la " historia del fracaso y del restablecimiento de ese arte". La historia de la humanidad transcurre en paralelo a esta historia política. Son indisociables. La historia política ha sido la historia de unos pocos individuos- normalmente, reyes, dirigentes políticos,...-. La lucha de esos pocos, por conseguir el rango- la posición- que legitime el poder para tomar decisiones, ha constituido- y continua siendo- el núcleo esencial de la historia de la política. Para comprender, hemos de considerar los condicionamientos- culturales, sociales, económicos...- y los motivos que están detrás de las decisiones políticas. Son esos condicionamientos históricos los que moldean cómo se legitima ese poder y cómo se ejercita.

La historia de la humanidad se dirige hacia la búsqueda del amor y de la verdad. Valores que derivan, en otros como la "libertad, cooperación, justicia, igualdad, tolerancia, coraje". Los grandes "visionarios" y "pensadores" políticos soñaron y trabajaron para crear una sociedad libre de la mentira y de la violencia. La historia de la humanidad también contempla precisamente valores opuestos al amor y a la verdad.

La historia de la humanidad es el reflejo de la evolución de fuerzas opuestas en el seno de una sociedad:
 "Hemos necesitado toda nuestra historia, con sus más y sus menos, para ser lo que somos ahora. Las fuerzas opuestas van y vienen como las olas del mar. Cuando vemos que el viejo se hace obsoleto e inservible, bloqueando todo posible progreso, se produce un giro en los acontecimientos. En tales circunstancias, es natural y necesario que surjan y se busquen vías para el progreso. El orden precedente ha de ser absorbido por el progreso, pero no borrado. No hace falta empezar de cero, así como no hace falta regresar a las cavernas para intentar una nueva estructura social. "

Actualmente, nos encontramos en medio de una transformación. Un cambio de orden. La humanidad parece haber llegado a una via "muerta" y está buscando una "salida" que no pase por un nuevo "ismo". No se trata de crear alternativas al orden establecido- que ya existen-  sino de voluntad para actuar y acabar con los intereses establecidos. Esa voluntad ya no es sólo la de los políticos sino fundamentalmente la de los ciudadanos. Los políticos no deben decidir sobre cuestiones esenciales sin tener presente la voluntad de los ciudadanos.

El movimiento por el cambio global se está abriendo paso. Lo vemos en la influencia creciente de las redes sociales y de Internet en nuestros hábitos de vida, en la política y en los movimientos sociales. Las personas no son simples cosas a las que se deba administrar desde la motivación y el control. Las personas son seres multidimensionales e interrelacionadas, com tal deben ser respetadas.

 No se puede concebir a la sociedad y al individuo como entidades separadas entre sí. Una sociedad es una red de relaciones. Cuando hablamos de la relación individuo- sociedad tenemos que considerar- a priori- que no existe un conflicto de intereses porque "en realidad ambos son uno". Sin embargo, la creencia, que cada individuo debe cuidar de sí mismo, o como mucho, de los suyos, está muy arraigada socialmente. Especialmente, en las sociedades occidentales. Se debe a que creemos que somos algo separado de la sociedad. Hay una tendencia a extraer tanto como se pueda de la sociedad y a evitar el contribuir o el hacer algún sacrificio por la sociedad. Estas dos actitudes son las que predominan en la sociedad y cambiarlas lleva a combatir esta falsa creencia de separatividad.

La felicidad de la humanidad depende del bienestar de los individuos. La sociedad provee al individuo de las condiciones necesarias para su óptimo desarrollo. Por eso, cada persona no sólo debe reparar su deuda con la sociedad sino también debe aportar algo más al servicio de la sociedad. Los conflictos siempre surgen del egoísmo, la ignorancia y la tendencia de algunos a dominar y a explotar. Los individuos son fuente de desorden pero, al mismo tiempo, son "medio de nuevos conocimientos, habilidades, visiones y acciones que hacen que la sociedad avance". El verdadero bienestar no consiste en sacrificar los intereses de ninguna de las partes- sociedad e individuos- sino en el crecimiento de ambas en un contexto de armonía. Entender esto es crucial.

La interdependencia de los seres humanos con sus sociedades se extiende a toda la creación. Las cosas están profundamente interrelacionadas en la creación. Son parte de un todo integral. Todo- lo que vemos o no- está relacionado y es interdependiente. Todo tiene su espacio y su papel asignado en la naturaleza. Todo comparte el mismo "espíritu":
"El universo parece una colección de objetos dispares, pero todas estas cosas en apariencia no relacionadas realmente son parte de un todo integral. La unidad es inherente  la diversidad. Todo lo que vemos, e incluso lo que no vemos, está relacionado y es interdependiente. Todo tiene su propio lugar y papel asignado en la naturaleza. Todo comparte el mismo espíritu."
Cuando se piensa en "ese" espíritu, algunos creen que es una "abstracción metafísica", algo que no es "real" que pertenece a otro mundo, que no es el de los sentidos, pero "el espíritu también tiene aspectos físicos". Pertenece a este mundo. La espiritualidad afirma que "lo divino"- lo espiritual- se manifiesta en "cada particula de materia". No es algo del "otro" mundo. La Física entiende que la materia y que la energía no son distintas: "La materia es una forma de energía omnipresente que se ha condensado en partículas nucleares que a su vez se han unido para formar átomos, moléculas, compuestos químicos y todas las cosas vivas y no vivas. Vemos que no hay diferencia alguna entre ellas, los elementos de una molécula de plomo son iguales a los de una de oro. Todo está "hecho de lo mismo" ". Así pues, como hemos dicho antes, el espíritu no es algo "sobrenatural". Es una energía "que aparece en el mundo físico" y que percibimos por medio de nuestros sentidos. Todas las cosas materiales son la manifestación de ese Espíritu Único: "Todas las cosas materiales son en realidad ese Espíritu Único manifestándose por medio de una combinación de vibraciones que se encuentran dentro del ámbito sensorial." El espíritu es la "conciencia pura" que "integra y desintegra las formas por medio de la vibración sonora, lo que sus sentidos "le dicen" ". Esta integración- y desintegración- se logra por medio del lenguaje que articula una ley común que gobierna toda la creación: "todos somos uno".

Este espíritu único va unido a la conciencia de unidad con la humanidad. Esta conciencia de unidad es omnipresente en la antigua India donde no hay distinciones entre yo, tú, él o ella. También, África nos brinda a través de su filosofía ancestral Ubuntu esta conciencia de unidad. Contempla a la humanidad como un todo armonioso. Es una forma de pensamiento muy alejada de nuestro individualismo. El pensamiento Ubuntu preconiza una máxima "formo parte de un todo, por eso existo". Esta máxima situa "al individuo en la comunidad, socialmente cohesionado, y como ideal Ubuntu promueve la cooperación entre individuos, culturas y naciones". Esta conciencia unitaria de la humanidad es una ruptura de la noción de separatividad. En vez de identificarnos por aquello que nos diferencia, deberíamos definirnos por aquello que tenemos en común. Aún, no hemos llegado a un nivel de conciencia que permita reinvertir el proceso: primero, la humanidad en su conjunto, y, después, las diferencias entre individuos, grupos y pueblos. Cuando emerja esta conciencia de unidad "Ya no nos fijaremos en las apariencias, sino en lo importantes que somos los unos para los otros".

Conectando, con todo lo dicho, debe producirse un cambio radical en la definición del liderazgo y en cómo los líderes deben liderar. Este cambio afectará a la propia identidad de los líderes, esto es, sus acciones, sus relaciones y sus percepciones acerca del mundo. ¿Cómo debe ser el nuevo liderazgo? El nuevo liderazgo debe combinar dos aspectos: la capacidad directiva y visionaria con las acciones de base. El líder emergente no llega el primero sino "con todos y a tiempo". Ese lider está llamado a ser un "lider sagrado"- en palabras de Andrew Harley- y tiene que combinar sus habilidades de liderazgo con el poder espiritual "de la co-creación sagrada".

Andrew Harvey tiene una visión sobre la actual crisis global. La llama la Noche Oscura de las Especies y concibe a estos nuevos líderes como "matronas" que asisten al nacimiento de una nueva humanidad.
Esta asistencia se verá en tres dimensiones:
1- En la agrupación de miles de personas en asociaciones y en ONGS, el establecimiento de redes y el impulso de los movimientos de base.
2- Desde el impulso de las nuevas tecnologías.
3- El surgimiento de un misticismo universal que harán accesibles metodologías para que quien quiera pueda transformarse a sí mismo.

Esta fuerza, que está disponible para la humanidad, Andrew Harvey la llama activismo sagrado. Esta fuerza está alienada con el poder divino y es el resultado de la fusión de "la pasión del místico por lo sagrado"y "la pasión del activista por la justicia". Cuando estas dos pasiones se unen, nace "una fuerza de amor y sabiduría en acción". A partir de este activismo sagrado, la pregunta que surge es ¿cómo o qué tienen que hacer los líderes sagrados para ser las madronas de esta nueva humanidad? Andrew Harvey diferentes propuestas. María Elena Ferrer destaca el trabajo "continuo con la sombra". ¿En qué consiste? Las personas necesitan reconocer sus fortalezas para impulsarse y sus debilidades para observarse y aprender. Más aún un líder. Trabajar continuamente con "nuestra" sombra es un reconocimiento de las debilidades que se "esconden en la oscuridad interior" de cada uno de nosotros. Un líder tiene que lidiar con dos sombras relacionadas entre sí: Una, la sombra colectiva de la humanidad y dos, cómo la propia sombra coopera y contamina la sombra colectiva. Este planteamiento no es nuevo, pero sí, su entendimiento y su alcance. Y, en eso estamos.

4 de enero de 2012

Tariq Ramadan: Manifiesto por un nuevo nosotros

 
"Nuestras sociedades tienen necesidadde un nuevo "nosotros". Un "nosotros" que reúna a hombresy mujeres, a ciudadanos de toda religión o sin ella que luchen unidos contra las contradicciones de su sociedad, por el derecho al trabajo, la vivienda y el respeto y contra el racismo, la discriminación y cualquier tipo de violación de la dignidad humana. Ese "nosotros" debe representar, a partir de ahora, una unión y una dinámica de ciudadanos que, confiando en sus valores, defienden el pluralismo de su sociedad común y, respetando las identidades plurales, deciden combatir juntos en aras de los ideales que comparten en el seno de su sociedad. Ciudadanos integrados, fieles y críticos que, para enfrentarse a la evolución del miedo, emprenden una revolución de la confianza. Es así como, frente a la emoción y las reacciones epidérmicas, es decir, histéricas, acaba imponiéndose la razón, el diálogo serio, la escucha y la razón, la visión razonable de cuestiones sociales complejas y difíciles".

"Manifiesto por un nuevo nosotros" de Tariq Ramadan es el último artículo del libro Espiritualidad y política.
"Hay motivos para estar preocuparnos." Así es, como empieza el artículo de Tariq Ramadan. ¿Por qué hay motivos para estar preocupados? Existen indicios que hacen pensar, que efectivamente, algo está sucediendo, y, que es motivo de preocupación para Tariq Ramadan. Algo que afecta directamente a los musulmanes que viven en las sociedades occidentales. ¿Qué llama la atención a Tariq Ramadan? ¿Qué está sucediendo en las sociedades occidentales? ¿Cuál es la implicación de los musulmanes? La situación de los musulmanes en las sociedades occidentales no ha sido fácil. Y, especialmente, sobre todo después del 11 de septiembre de 2001. Parece haber empeorado la relación de los musulmanes con sus conciudadanos no-musulmanes, que, junto a las continuas tensiones migratorias en esas sociedades, han convertido a los musulmanes y al Islam, en la expresión de una amenaza latente, que puede llegar a estallar virulentamente en un conflicto que va más allá de un conflicto social. El resultado es la instalación del miedo en esas sociedades.

Las sociedades occidentales están atrevesando un periodo de cuestionamiento profundo de la identidad nacional. A esto, cabe añadir las tensiones ligadas a la integración- ¿integracionismo?- de los "inmigrantes" en términos generales y a los debates sobre el papel de los musulmanes en esas sociedades occidentales. ¿Qué hay detrás de eso? Lo que hay detrás es una crisis identitaria, es decir, una crisis en nuestro proyecto colectivo como sociedades occidentales. Una crisis que tiene mucho ver con nosotros mismos y nuestra posición en el mundo. Sufrimos una crisis en nuestra identidad nacional. ¿Quiénes somos? No hay una respuesta clara. Ese no "encontrarse" como sociedades occidentales, como consecuencia de la entrada en crisis de ese proyecto común llamado occidente- principios y valores-, hace que proyectemos nuestras inseguridades y nuestros miedos a los musulmanes que viven entre nosotros.

Esta situación lleva a los musulmanes a una disyuntiva: o bien, adoptar una actitud de sumisión y declararse públicamente una víctima de la sociedad, o bien, enfrentándose directamente al problema, y, hacer lo que esté en sus manos para cambiar la situación. Es decir, estamos frente a un dilema existencial que puede promover actitudes reactivas ante una situación discriminatoria o bien puede fomentar actitudes proactivas ante esa situación. Nadie puede tomar una decisión por ellos. Como bien dice, Tariq Ramadan " la pelota está en su cancha y nada cambiará, en el fondo, si no deciden enfrentarse, de manera constructiva, a las críticas y autocríticas y empiezan a responder a la lenta evolución del miedo". La clave está en la concienciación de la situación de vulnerabilidad de los musulmanes en las sociedades occidentales y en la adopcion de una actitud prospectiva, que haga frente a los miedos y a los temores que se han depositado en esas sociedades, con una "revolución de la confianza" en los corazones de los musulmanes. "Revolución de la confianza" que es, como veremos más tarde, una de las aportaciones de Tariq Ramadan al artículo, y, sin esta revolución de la confianza no puede construirse  un nuevo "nosotros".

La presencia de millones de musulmanes en los países occidentales ha obligado a la población de esos países a reconocer que sus sociedades han cambiado:
  1. La homogeneidad cultural es un concepto obsoleto.
  2. La identidad es un asunto complejo.
  3. La heterogeneidad social es un ideal difícil de alcanzar cuando se multiplican los problemas sociales.
Estos cambios en las sociedades occidentales lleva a Tariq Ramadan a formularse estas preguntas:
- "¿Pueden los musulmanes vivir en sociedades secularizadas?"
- "¿Sus valores son compatibles con los de la democracia?"
- "¿Pueden luchar contra las escandalosas conductas que, en ocasiones, se llevan a cabo en su nombre( como el terrorismo, la violencia doméstica, el matrimonio forzoso,etc)?"
- Y,"¿Pueden salir de los guetos sociales en los que cada vez hay más paro, inseguridad y marginación?"
La formulación de estas preguntas- u otras-  no es un hecho superfluo, sino todo lo contrario, responde a una motivación interna del autor: ¿Pueden ser ciudadanos de pleno derecho y asumir su propio destino en las sociedades occidentales? Para Tariq Ramadan, los musulmanes deben asumir y expresar la confianza que tienen en sí mismos, en sus valores y en su capacidad de vivir en el seno de esas sociedades occidentales. Habla de una "revolución de la confianza". Esa revolución empieza por la confianza en uno mismo y en las propias convicciones; se trata que asuman su propia herencia cultural y desarrollen una actitud positiva y crítica al respecto.Frente al "miedo legítimo" de sus conciudadanos, los musulmanes "occidentales" no pueden contentarse con minimizar o eludir los problemas. Deben elaborar un discurso crítico que denuncie las lecturas "radicales", "literalistas y/o culturales" de los textos religiosos. En nombre de los principios del Islam debe negarse la instrumentalización de esos textos sagrados para justificar el terrorismo, la violencia doméstica o el matrimonio forzoso. También debemos entender que los problemas sociales como el paro, la marginación, la pobreza y la inmigración no son "problemas religiosos" y nada tienen que ver con el Islam. En otras palabras, debemos negarnos a la "islamización de cuestiones educativas y socioeconómicas", que no requieren de soluciones religiosas, sino políticas.

Una de las formas de responder al "miedo legítimo"según Tariq Ramadan consiste en "deconstruir la problemática sin llegar a desconectar, por ello, los diferentes elementos que la componen. Y, con la expresión "de construir sin desconectar", nos referimos a la necesidad de diferenciar el hecho estricamente religioso de los problemas escolares, sociales o ligados a la inmigración y analizar a continuación el modo en que, en el terreno sociopolítico, se establecen las relaciones de causa y efecto." Es imprescindible comprender cuáles son las causas que explican porque los musulmanes son los más afectados por las diferentes problemáticas sociales.

Junto a eso, que acabamos de mencionar, hay que añadir la instrumentalización del miedo. El discurso del miedo ha tendido a normalizarse en el seno de los partidos políticos de diferentes signos. El origen de esa migración - y nidación posterior- es la ausencia de ideas políticas renovadoras que alienten el pluralismo cultural y que sirvan para luchar contra el paro y la marginación social de la poblacióm musulmana. Afrontar, en suma, el cambio cultural e identario de las sociedades occidentales actuales. Por contra, estos partidos se contentan con la protección de la "identidad nacional", la homogeneidad cultural, la defensa de los "valores occidentales", la imposición de un marco legal estricto "para los extranjeros" y la implantación de leyes para luchar contra el terrorismo. Este tipo de discurso juega con el miedo de las personas. Pero, además introduce una diferenciación malévola: la existencia de una división entre nosotros, los occidentales y ellos, los musulmanes. Esta división, entre unos y otros, conduce a la generación de afirmaciones racistas y xenófobas: Se revisa el pasado negando al Islam toda participación en la formación de la identidad occidental, se somete a los musulmanes a exámenes destinados a verificar su capacidad de "flexibilidad" y acaban imponiéndose leyes destinadas a aumentar la seguridad nacional.

Frente a esta instrumentalización, ¿Cuáles deben ser las acciones de los musulmanes? Deben participar activamente junto a sus conciudadanos en el debate público sobre estos temas y hacerse escuchar y entender. Los ciudadanos deben efectuar un análisis crítico de estos discursos racistas o xenófobos. Es, precisamente, en nombe de los valores de Occidente- justicia, igualdad..- que hay que combatir la generalización de un discurso político que normaliza el racismo, el trato discriminatorio y la estigmatización de una parte de la población- la musulmana-. Se trata de negarse a tener que demostrar la pertenencia a la sociedad, reivindicar nuestros derechos y llevar a cabo una crítica a la política de los gobiernos occidentales.

Los musulmanes pueden aportar la reconciliación de las sociedades con sus propios ideales y/o valores. Hay que valorar cada sociedad comparando sus ideales con el ejercicio práctico de los derechos humanos y la igualdad de trato en esa sociedad. Debemos someter a nuestras sociedades a prueba continuamente, comparando sus discursos con las acciones específicas para alcanzar dichos ideales. Adoptar una actitud autocrítica con respecto a nuestras sociedades.

Este proceso de reconciliación necesita de un nuevo espacio compartido por la ciudadanía. Ese nuevo espacio requiere de un nuevo "nosotros". ¿En qué consiste ese "nosotros"? Ese "nosotros" aúna a ciudadanos que luchan contra las contradicciones de su propia sociedad a favor de los derechos humanos y en contra de cualquier ideología racista o xenófoba. Ese "nosotros" debe representar una unión de ciudadanos que defienden el pluralismo y que deciden combatir juntos a favor de los ideales que comparten. Ciudadanos que, para enfrentarse al miedo, emprenden una revolución de la confianza.

Es, a escala local, donde se juega el futuro de las sociedades occidentales. Es necesario contribuir en la formación de movimientos de iniciativas locales en que ciudadanos de diferentes religiones, culturales y sensibilidades abren espacios de conocimiento mútuo: espacios donde puede florecer esta revolución de la confianza. Los proyectos comunes son los que deben aunar y contribuir a la creación de este nuevo "nosotros" y deben enfrentarnos juntos a cuestiones sociales prioritarias- la educación, la inseguridad o el racismo- que verdaderamente pueden unir a la gente.Como hemos dicho antes, las sociedades occidentales no solucionaran sus problemas sociales, centrándose en una política basada en la seguridad. Al contrario, deben transformar el clima de desconfianza y hacer un discurso crítico sobre la gestión del fenómeno migratorio para encauzar esos problemas.

En suma, son la confianza, a escala local, y el espíritu crítico, a nivel global, los escenarios que fomentan la reconciliación entre civilizaciones. El compromiso ciudadano debe basarse en la revolución de la confianza, la lealtad crítica y en el nacimiento de un nuevo"nosotros"puesto en marcha por movimientos nacionales basados en iniciativas locales.