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15 de octubre de 2013

Enjuciamiento del primer ministro islandés Geir Haarde y persecución de la criminalidad financiera y bancaria en Islandia.

En el décimo capítulo, Persiguiendo a los banksters y enjuiciando a un ex primer ministro, Elvira Méndez resume la intervención judicial entorno a la criminalidad de la banca y del sistema financiero en Islandia y el enjuiciamiento del primer ministro islandés, Geir Haarde, por parte de un tribunal especial.

Uno de los avances de la sociedad islandesa tras la crisis es el intento de perseguir la criminalidad en la empresa y la delicuencia económica en el sector bancario. Esto significa investigar y procesar por vía penal a los responsables del colapso y la bancarrota de los bancos islandeses. Se crea una fiscalía especial de delitos económicos. Este organismo investiga las acciones que llevan a la caída de los bancos islandeses.

En 2009, el fiscal general de Islandia contrata a Eva Joly como asesora del equipo de investigadores de delicuencia económica. La fiscalía se centra en prácticas que violan directamente o indirectamente la legalidad a través de la manipulación del mercado, de la compra y venta de acciones de los propios bancos en la bolsa, de los préstamos a personas o entidades afines, etc. Hay que recordar que en el ámbito penal rige la prohibición de leyes retroactivas, preservando así, el principio de legalidad y seguridad jurídica. Sólo aquéllas tipificadas como delitos vigentes en aquel momento pueden da lugar a una investigación criminal.

Otro cosa es el enjuiciamiento del ex primer ministro, Geir Haarde, en 2012. En septiembre de 2010, la mayoría del Parlamento decide procesar al ex primer ministro por negligencia y mala gestión durante 2008. El 28 de septiembre, se autoriza la formación de un tribunal especial llamado Landsdómur- tribunal del país-, por parte del Parlamento islandés, para investigar y procesar a Geir Haarde. Esta medida se toma, por primera vez, en la historia de Islandia. En 2012, el tribunal especial Landsdómur declara culpable a Geir Haarde de negligencia y mala gestión durante 2008. Para la fiscal especial, la ley islandesa califica este tipo de responsabilidad de un jefe de Gobierno. En junio de 2012, empieza a mandarse a algunos responsables financieros de la crisis a la cárcel. Dos directivos de la caja de ahorros Byr fueron condenados a 4 años y medio de prisión por delitos económicos. Si bien, sólo 3 personas han recibido sentencias condenatorios, la fiscalía especial tiene a más de un centenar de individuos bajo investigación por el colapso bancario de 2008.

Mientras tanto, los islandeses sufren las consecuencias de la crisis financiera y económica. "¿Hay libertad y justicia sólo para los ricos?" Iris Erlingsdóttir explica cómo ha funcionado el sistema jurídico en Islandia y cómo se ha diseñado para beneficiar a los ricos y condenar a los islandeses a la bancarrota o a la emigración. Tanto la investigación como el juicio a Geir Haarde revelan"una división de la opinión pública islandesa y una pérdida absoluta de la fe en su clase política dirigente".

2 de octubre de 2013

La revolución de las cacerolas en Islandia.

En el séptimo capítulo, La revolución de las cacerolas: la renuncia del Gobierno en 2009, sintetiza la revolución de las cacerolas en Islandia entre 2008 y 2011 que llevó al Gobierno islandés a la dimisión, a la formación de un gobierno provisional y a la convocatoria de elecciones anticipadas.

Islandia fue el primer país europeo donde se produce una revolución ciudadana. La crisis islandesa no es sólo una crisis financiera y económica también es una crisis política. Las protestas en Islandia entre 2008 y 2011 son conocidas como " la revolución de las ollas y las cacerolas" o Búsáhaldabyltingin. Estas protestas se inician a finales de octubre de 2008 tras la crisis financiera que se avecinaba en el país y alcanza su culmen en enero de 2009. El papel de la sociedad civil es determinante para el éxito de este movimiento.

La revolución de las ollas y las cacerolas se trata de protestas organizadas por la población civil, que se reunían pacíficamente en la plaza del Parlamento islandés, para mostrar su descontento con la gestión de la crisis financiera por parte del Gobierno. En octubre de 2008, Hördur Torfason, un cantautor y poeta islandés, inicia una protesta individual, animando a la gente a manifestarse cada sábado en la plaza del Parlamento islandés, hasta que dimita el Gobierno. Hördur Torfason articula la protesta ciudadana entorno a una serie de reclamaciones: la dimisión de altos cargos del Gobierno, del Banco Central y la convocatoria de nuevas elecciones. El movimiento de protesta de las ollas y las cacerolas cristalizará entorno a esta iniciativa.

Hördur Torfason, cantautor y poeta islandés.

El 20 de enero de 2009 tiene lugar la revolución islandesa que obliga al Gobierno a la dimisión. Diversos grupos de manifestantes se turnan en la plaza del Parlamento utilizando cacerolas a modo de protesta. Se reunen miles de personas y eso obliga a utilizar las fuerzas antidisturbios, por primera vez, desde el ingreso de Islandia en la OTAN en 1979. Se encienden hogueras y se quema el abeto de Navidad, regalo de Noruega a Islandia. El 21 de enero, continúan las protestas y es asaltado el coche del primer ministro, Geir Haarde. Los ciudadanos denuncian que la crisis económica ha puesto de manifiesto graves deficiencias en el Gobierno islandés y reclaman una reforma democrática. Los líderes políticos culpan a los bancos y a la élite financiera del colapso bancario.
La revolución de las cacerolas en Islandia

La revolución de las cacerolas es inédita en la historia de Islandia y gana adeptos rápidamente. Se produce dimisiones en el seno del Gobierno: El 23 de enero de 2009, El Primer ministro islandés, Geir Haarde, anuncia su renuncia a su cargo junto a la ministra de Exteriores, Ingibjörg Sólrún Gísladóttir. El 24 de enero, vuelve a haber una reunión pacífica en la plaza del Parlamento. Acuden miles de personas- 5000 ó 6000-. La participación y el apoyo vienen principalmente del centro izquierda pero también de la derecha. Tal como explica Ása Ólafsdóttir, los islandeses dejan de creer en las autoridades políticas porque bajo su mandato se produjo el colapso bancario y no se asumió ninguna responsabilidad. La situación se invierte. Los ciudadanos protestan contra la élite que ha provocado la crisis y que no ha sabido gestionarla. La caída del Gobierno se anuncia el 26 de octubre de 2009. El presidente pide la formación de un nuevo gobierno provisional y la organización de nuevas elecciones. El resultado de esas elecciones da como resultado una coalición entre la Alianza Social Democrática de centro izquierda y el Movimiento de Izquierda-Verde. El nuevo gobierno que llega en abril de 2009 promete recoger las reivindicaciones de los manifestantes. El nuevo gobierno toma el mando del país con el objetivo de salvar a Islandia de la ruina, regenerar la política y asegurar la justicia social. Así mismo, se aprovechará la ocasión para mirar hacia Europa y pedir la solicitud de adhesión a la UE.

Revolución de las cacerolas en Islandia.

27 de septiembre de 2013

¿Qué causó la bancarrota de los bancos islandeses?

En el quinto capítulo, La comisión de investigación: las causas de la bancarrota de los bancos islandeses, se expone las causas que originaron la bancarrota de los bancos islandeses y cuál fue la intervención de las autoridades islandesas al respecto.

Las causas de la bancarrota de los bancos islandeses fueron múltiples y de índole interno. Un informe de la OCDE recoge y explica las causas de la bancarrota de los bancos islandeses. Éste se basa en un informe anterior, el de la comisión especial de investigación sobre el colapso de los bancos, creado por el Parlamento islandés, que publica sus conclusiones en 2010. Según este informe, sobre el colapso bancario y la crisis financiera islandesa de 2008, existe tres causas principales:
1- El sistema bancario y financiero de Islandia creció demasiado en comparación con el tamaño del país, de su economía y de su administración. Esa rápida expansión internacional no podía soportarla la infraestructura de Islandia. Así, lo explicita Elvira Méndez: "El país, su mercado y su infraestructura administrativa y regulatoria se quedaron pequeños para los bancos".
2- La legislación bancaria exige que los bancos tengan un capital reservado para hacer frente a las demandas de pagos de depósitos, impagos y pérdidas. En el caso islandés, el capital de reserva de los bancos consistía en sus propias acciones en las que habían invertido sus fondos de reserva.
3- Dependencia de la financiación de los mercados financieros internacionales. Cuando se desató la crisis financiera internacional en 2008, los principales mercados dejaron de operar. Fue una catástrofe para los bancos islandeses porque dependía fundamentalmente de los mercados financieros internacionales para financiarse. Los bancos e instituciones financieras islandesas tomaron préstamos de bancos extranjeros. El riesgo de los bancos islandeses aumentó por diferentes motivos: En primer lugar, porque los bancos son prestamistas, es decir, quieren que sus deudores reembolsen sus préstamos. Y, en segundo lugar, estos deudores eran a su vez propietarios y accionistas del banco.

En definitiva, los principales bancos de Islandia habían seguido estrategias de alto riesgo en su expansión internacional. Se habían financiado a través de capital extranjero en los mercados internacionales. Cuando el acceso a ese capital extranjero se cerro, los bancos quebraron. Aunque la crisis internacional fue el detonante, la crisis financiera de Islandia tiene un origen interno.



 El informe de la comisión especial de investigación sobre el colapso de los bancos resume también la actuación del Gobierno y de la administración durante el período previo al colapso bancario y financiero. A juicio de esa comisión de investigación, las acciones del Gobierno islandés se centraron casi exclusivamente en la imagen de la banca y en la reputación de las instituciones financieras en lugar de atender al problema fundamental: el sistema financiero, creado por los bancos, era demasiado grande en comparación con la economía islandesa y necesitaba ser reducido. El Gobierno no entendió el problema ni las consecuencias de una inminente quiebra de todo el sistema bancario y financiero.

Las conclusiones de la comisión de investigación son demoledoras para el Gobierno y la administración islandesa. Según la comision, queda probada la incapacidad del Gobierno islandés para entender el origen del problema y para reducir el tamaño del sistema financiero. Islandia falla porque tanto el Parlamento como el Gobierno carecen de la fuerza y del coraje necesarios para establecer límites razonables a su sistema financiero. Toda su energía se ha dirigido a mantener el sistema financiero en constante expansión. La comisión emite que tanto Geir Haarde- Primer Ministro islandés- , Árni Mathiesen- ministro de Finanzas- y Björguin Sigurdsson- ministro de Negocios- son culpables de negligencia "conforme a la ley islandesa". La negligencia se basa en no responder al peligro que representaba el deterioro de la situación de los bancos islandeses para la economía durante 2008.