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4 de junio de 2019

El efecto google: ¿qué alteraciones implica el uso de internet para la memoria?

B. Sparrow, J. Liu y D. Wegner publicaron en 2011 un estudio sobre los efectos del uso de Google en la memoria y las consecuencias que puede tener en la cognición el disponer de información rápidamente, a golpe de clic. El "efecto Google" lo podríamos definir como la tendencia a no guardar y almacenar en nuestra memoria las informaciones que podemos encontrar fácilmente en internet. Buscadores como Google puede hacernos creer innecesarios los esfuerzos para codificar y almacenar determinados datos. De esta manera, internet se está convirtiendo en la extensión de la propia memoria, en una "memoria expandida que no tiene límites. Una prótesis mnemónica digital, omnipotente para nuestra memoria personal limitada y con tantos déficits." Si tenemos plena confianza en Google para encontrar los datos que nos interesan, delegaremos en el buscador y nos ahorraremos el esfuerzo de aprenderlos y recordarlos. De esta manera, la información no se registra en nuestra memoria personal biológica y neuronal, sino que se registra en la memoria externa, digital y artificial. ¿Qué consecuencias tiene esto? En 1980, D. Wegner teorizó lo que llamó "procesos de delegación de la memoria." Propusó el concepto de "memoria transactiva" que "tiene lugar cuando en un grupo de trabajo, una persona se despreocupa de aprender y retener los conocimientos que otra persona del grupo posee." La memoria transactiva es una delegación de la memoria personal para optimizar la resolución de problemas y la toma de decisiones. Sin embargo, cuando confiamos en internet no estamos delegando en otra persona, no estamos delegando en una inteligencia natural sino artificial. 

La memoria externa y artificial es muy distinta de la memoria personal biológica. Como lo es el cerebro digital del cerebro biológico. El cerebro digital absorbe la información, la guarda de inmediato en su memoria, y la recupera íntegramente, cuantas veces se quiera, sin modificación alguna. En cambio, el cerebro humano continuamente está elaborando la información, reconstruyendo los recuerdos. El cerebro que recuerda ya no es el mismo que elaboró los recuerdos. Por otra parte, las conexiones de la red no se parecen en absoluto a las conexiones neuronales. Dado que ambas memorias- personal- biológica- y digital- artificial- son tan diferentes, es normal que el abuso de la segunda acabe provocando disfunciones en la primera. Actualmente, podemos hablar de una sobrecarga cognitiva de la memoria de trabajo y esto supone la pérdida de control de la atención sostenida dificultando los procesos de memoria y aprendizaje. La navegación por internet hace uso intensivo de la multitarea lo que supone la interrupción de la atención sostenida y focalizada. Constantemente, estamos cambiando de objetivos, manteniendo una atención dividida y controlando la interferencia de estímulos. Con tanta interferencia y distracción no resulta fácil mantener focalizada la atención y la memoria de trabajo .

Actualmente, la neurociencia investiga si las nuevas tecnologías están modificandonuestro cerebro, pero aún no disponemos de una investigación concluyente al respecto, como sí ocurre con la lectura. El cerebro del lector es diferente del cerebro de una persona analfabeta. La lectura y la escritura hicieron su aparición hace 60.000 años y cambiaron los cerebros de las personas. Áreas cerebrales que hasta hacia poco se dedicaban a otras funciones, se tuvieron que "reciclar" para realizar las nuevas tareas de lectura y escritura. De igual forma, las nuevas tecnologías deben de estar cambiando el cerebro, pero que aún no se ha manifestado esos cambios. Además, esas modificaciones serán diferentes en los nativos digitales que en los emigrantes digitales que se han socializado más tarde con las nuevas tecnologías. Evidentemente, los cambios suponen ganancias y pérdidas: entre las ganancias encontraremos el rendimiento multitarea, la localización, clasificación y la evaluación de información, la percepción, imaginación y habilidades visoespaciales y entre las pérdidas destacaremos la atención focalizada y sostenida, el pensamiento crítico, reflexivo y argumentativo. Para acabar, está claro que las nuevas tecnologías no sólo pueden llegar a alterar los procesos de memorización sino también nos pueden ayudar a entender mejor los trastornos de la memoria. 

29 de mayo de 2019

Memoria y olvido en el envejecimiento

Siempre se ha creído que a medida que envejecemos, vamos perdiendo capacidades cognitivas. La últimas investigaciones han demostrado que no existe un único y lineal proceso de envejecimiento cerebral, pues la plasticidad neuronal se mantiene a lo largo de la vida y además la evolución de cada cerebro dependerá de lo que hagamos con él. Se han hecho estudios longitudinales en los que se hace un seguimiento de un grupo de personas durante un período de su ciclo vital. La primera conclusión de estos estudios corrobora una disminución de determinadas capacidades cognitivas y perceptivas asociada al envejecimiento, al mismo tiempo algunas funciones mentales permanecen estables a lo largo de la vida e incluso ganan con la edad. En la vejez, se presenta una pérdida de memoria que afecta a todos los tipos de memoria: la memoria de corto plazo, la memoria de trabajo, la memoria implícita y la memoria explícita. Este fenómeno no es igual en todas las personas ni en todas las funciones mentales.

En cuanto a la memoria, la más afectada con el paso de la edad es la memoria de trabajo. Con el paso del tiempo, nos resulta más difícil mantener la atención y gestionar la información en situaciones complejas que requieren rapidez y flexibilidad. Esto sucede porque las neuronas del hipocampo disminuyen, se generan menos neuronas nuevas y las conexiones sinápticas sufren alteraciones. El hipocampo juega un papel central en el aprendizaje y la estabilización de la memoria. Además, el lóbulo frontal experimenta una pérdida de densidad y volumen que parece relacionada no tanto con la pérdida de neuronas como con la disminución de las espinas dendríticas y de las conexiones sinápticas. Ambos procesos repercuten en el funcionamiento de la memoria de trabajo.

Otro estudio examinó la percepción y la cognición relacionados con la edad. Se asignaron varias tareas donde se detectaban velocidad de procesamiento, memoria operativa, memoria a largo plazo y vocabulario a una muestra de 300 adultos de entre 20 y 90 años. En ese estudio, se observó que el declive cognitivo relacionado con la edad no difería de manera significativa en función de la educación, la clase social o los ingresos económicos. Ahora bien, se pueden optimizar las funciones cognitivas y evitar deterioros rápidos y graves. Incluir una alimentación saludable y rica en ácido fólico, sueño reparador, actividad física, interacción social, actividades cognitivas específicas como la lectura. Y, obviamente, evitar factores de riesgo como la diabetes, obesidad, hipertensión y tabaquismo. 

22 de mayo de 2019

La memoria de trabajo: los recuerdos que no se consolidan.

Kandel también descubrió las claves de la transformación de la memoria a corto plazo en la memoria de largo plazo. Sin embargo, existe un tipo de memoria, la memoria de trabajo que nos permite realizar actividades cognitivas básicas como la comprensión, el razonamiento o la resolución de probblemas que no requieren esa transformación de la memoria a corto plazo a memoria a largo plazo. Antes de analizar la memoria de trabajo, recordemos que existe tres tipos de memoria según el criterio temporal y el modelo multialmacén de Atkinson y Shiffrin(1968): memorias sensoriales, memoria a corto plazo y memoria a largo plazo. 

En las memorias sensoriales, la información sensorial es retenida brevemente - escasos segundos- en la memoria sensorial. Allí se registran las sensaciones y se exploran las características de los estímulos. Parte de esta información es recodificada en memoria a corto plazo, donde puede retenerse durante 20 segundos a través de la repetición. Cuanto más tiempo permanezca en la memoria a corto plazo, más posibilidades tiene de ser transferida a la memoria a largo plazo. Ahora vamos a hablar de la memoria a corto plazo que es aquélla que debe mantenerse activa durante esos veinte segundos de los que hablábamos. La duración de la memoria a corto plazo tiene que ver con el relieve de la información, con la motivación y con la calidad de la misma. La memoria a corto plazo consiste en un sistema de almacenamiento de la información con características como la capacidad de almacenar siete elementos, más o menos dos, y la duración de hasta unos 20 segundos. En cambio, la memoria de trabajo hace referencia a las operaciones que mentalmente realizamos con la información, elaborándola y reorganizándola para resolver problemas. Podríamos decir que la memoria de trabajo supone un plus en relación con la memoria a corto plazo: además de ser un sistema de almacenamiento de información, opera con ella, la organiza y elabora continuamente y la recupera cuando conviene. La memoria de trabajo está comprometida cuando tenemos que realizar dos tareas simultáneas que requieren recuperar e intercambiar información de las dos tareas. La corteza prefrontal tiene un papel crítico en la memoria de trabajo. Lesiones en esta área cerebral constata déficit de la memoria de trabajo. Por último, la memoria de trabajo no es solo una memoria operativa en el presente; también opera en el futuro, tiene un carácter prospectivo, anticipa objetivos, planes y acontecimientos que se desean o que se piensan que ocurrirán. 

30 de octubre de 2018

Introducción a Somos nuestra memoria. Recordar y olvidar de Emilio García García

Nosotros "somos nuestra memoria, mejor dicho, nuestras memorias." Así, es como comienza la introducción de Somos nuestra memoria. Recordar y olvidar de Emilio García García. Siguiendo al propio autor, es a través de nuestras memorias que nosotros somos capaces de percibirnos y percibir el mundo, movernos a través de él, pensarnos, hablar, emocionarnos, sentirnos. Al mismo tiempo, somos capaces de planificar futuro y nuestras acciones en el mundo tanto físico como social y proyectarnos en el tiempo. Así, a través de nuestras memorias en plural podemos percibir(nos), movernos, pensar, hablar, emocionarnos, sentir, planificar o proyectarnos. Nuestras memorias determinarán nuestras decisiones y definirán nuestra identidad como individuos. Por este motivo, es fundamental comprender cual es la naturaleza y el funcionamiento de nuestras memorias, en definitiva, de nuestra memoria porque define lo que somos. 

Debemos formularnos una serie de preguntas que nos ayude a esclarecer esa naturaleza así como el funcionamiento de la memoria- memorias-: ¿qué es nuestra memoria? ¿por qué existe? ¿dónde se encuentra? ¿cómo funciona? ¿qué tipos de memorias disponemos? y ¿cuáles son sus funciones? Pero, antes de iniciar a desentrañar las respuestas a estas preguntas, debemos desechar la concepción "tradicional" de la memoria según el propio autor del libro. La memoria no es una "especie de grabación precisa de acontecimientos o datos concretos- una especie de disco duro que registra nuestras experiencias- " como afirma Emilio García García sino que hay que "verla como un complejo y frágil proceso cerebral que construye, almacena y recupera recuerdos en constante evolución." Así, nuestras memorias serían para este autor "redes neuronales, estrechamente interconectadas, interactivas a la vez autónomas, parcialmente solapadas y muy distribuidas por todo el cerebro." Y el recuerdo no sería "marmóreo" sino "plástico" que además suele estar contaminado debido a la naturaleza neurobiológica de nuestra memoria, es decir, cuando recuperamos una información guardada en la memoria, se activan procesos bioquímicos, por lo que cada vez que se reaviva un recuerdo se reconstruye biológicamente. Así, es como nuestra memoria- en realidad, nuestras memorias- rehace nuestro pasado. Por lo tanto, nuestros recuerdos no son fijos si así fueran, estaríamos hablando de obsesiones o fijaciones que son recuerdos fijos que no han sufrido ninguna alteración en los procesos de memoria. 

La memoria- nuestras memorias- requiere de diversos sistemas de memoria para cumplir con las múltiples funciones que tiene atribuidas, y, que como hemos mencionado al inicio, nos permiten percibir(nos), movernos, pensar, hablar, emocionarnos, sentir, planificar o proyectarnos. Ara bien, ¿de qué sistemas de memoria estamos hablando? ¿cuál es su funcionamiento? ¿Qué alteraciones pueden presentar? En primer lugar, vamos a hablar de qué sistemas de memorias o tipos de memorias disponemos. Inicialmente, disponemos de la memoria filogenética que es aquella memoria específica de nuestra especie que nos permite al nacer saber cómo parpadear o cómo mamar. Es el origen de nuestra memoria personal. De la filogenética, surgen dos memorias específicas: la memoria declarativa o explícita( es aquella donde la consciencia está implicada en el proceso de memoria) y la memoria procedimental o implícita( en la que no participa ). La memoria declarativa son recuerdos conscientes que a través del lenguaje se registran, se recuperan y se expresan. Dentro de ésta, podemos encontrar: la memoria semántica y la memoria episódica. En cambio, la memoria implícita o procedimental es la memoria de cómo se hace algo que no requiere atención para la recuperación del recuerdo, como hablar, nadar , montar en bicicleta o conducir un coche, por ejemplo. Este tipo de recuerdo se recupera al ejecutar la acción. En segundo lugar, ¿cómo funcionan esas memorias? ¿dónde se encuentran? tenemos que remitirnos a los procesos de codificación, almacenamiento y recuperación de los recuerdos a través de mecanismos bioquímicos y anatómicos de la memoria y como veremos tanto la memoria, como el aprendizaje, se sustenta en los cambios de la "fuerza sináptica". Hablaremos aquí de las memorias sensoriales o inmediatas, de la memoria a corto plazo, muy especialmente, de la memoria de trabajo y de las memorias a largo plazo. En tercer lugar, ¿qué alteraciones de la memoria existen? fundamentalmente se centra en alteraciones y trastornos en las diferentes memorias, atendiendo a diferentes grados de gravedad: desde el propio proceso de envejecimientos o los deterioros cognitivos leves hasta las demencias y amnesias. Sin olvidar las alteraciones fascinantes en personas con memorias extraordinarias. Por último, se comenta la repercusión de las nuevas tecnologías en la memoria. Muy concretamente, el llamado efecto Google que consiste en la tendencia a no guardar en nuestra memoria la información que encontramos en Internet. La información no se registra en nuestra memoria "personal, biológica, neuronal"sino en una memoria "externa, digital y artificial." Pero la memoria digital recupera la información tal cual mientras que nuestra memoria y, por tanto, nuestro cerebro está continuamente reelaborando la información que dispone y reconstruye los recuerdos a partir de esa información. El cerebro que recuerda es siempre distinto al cerebro que elaboró esos recuerdos. La memoria está continuamente renovándose.