"La política y la espiritualidad son de esas cosas de la vida en las que todos queremos participar y disfrutar de sus beneficios, pero con las que generalmente no sabemos cómo identificarnos" Así es como, empieza su artículo
María Elena Ferrer. La primera cuestión es esclarecer
qué entendemos por
política. En
primer lugar, la
política- concretamente el ejercicio político- exige siempre de la participación de la ética.
Ética es necesaria para que pueda funcionar la política y pueda maniobrar el político responsable y serio. La política exige de una
sensibilidad ética sin la que carece de sentido y sin la que se corrumpe el político. En
segundo lugar, el ser humano tiene la
necesidad- el problema, en realidad- de
repartir los
bienes materiales entre los integrantes de la sociedad, es decir, encontrar un
modo de repartir esos bienes que "justifique"- legitime- ese reparto. Esto deriva en la
creación de
un poder y en la
necesidad, a su vez, de
legitimar ese poder. En este sentido, la política sería
"el arte de repartir viablemente bienes, poder, rango". Ésta no es una cuestión
baladi. Es, sin duda, uno de los mayores retos de cualquier sociedad y ahora de la humanidad como consecuencia del proceso de globalización.
Esta
política de repartición de bienes, poder y rango tiene lugar en el transcurso de la
historia "evolutiva" de la humanidad. De hecho, la historia política de la humanidad es la
" historia del fracaso y del restablecimiento de ese arte". La
historia de la humanidad transcurre en paralelo a
esta historia política. Son indisociables. La
historia política ha sido la historia de unos pocos individuos- normalmente, reyes, dirigentes políticos,...-. La lucha de esos pocos, por conseguir el
rango- la posición- que legitime el poder para
tomar decisiones, ha constituido- y continua siendo- el núcleo esencial de la
historia de la política. Para comprender, hemos de considerar los
condicionamientos- culturales, sociales, económicos...- y los
motivos que están detrás de las
decisiones políticas. Son esos
condicionamientos históricos los que moldean cómo se legitima ese poder y cómo se ejercita.
La
historia de la humanidad se dirige hacia la
búsqueda del amor y
de la verdad. Valores que derivan, en otros como la
"libertad, cooperación, justicia, igualdad, tolerancia, coraje". Los grandes "visionarios" y "pensadores" políticos soñaron y trabajaron para crear una
sociedad libre de la
mentira y de la
violencia. La historia de la humanidad también contempla precisamente
valores opuestos al amor y a la verdad.
La
historia de la humanidad es el reflejo de la evolución de
fuerzas opuestas en el seno de una sociedad:
"Hemos necesitado toda nuestra historia, con sus más y sus menos, para ser lo que somos ahora. Las fuerzas opuestas van y vienen como las olas del mar. Cuando vemos que el viejo se hace obsoleto e inservible, bloqueando todo posible progreso, se produce un giro en los acontecimientos. En tales circunstancias, es natural y necesario que surjan y se busquen vías para el progreso. El orden precedente ha de ser absorbido por el progreso, pero no borrado. No hace falta empezar de cero, así como no hace falta regresar a las cavernas para intentar una nueva estructura social. "
Actualmente, nos encontramos en medio de una
transformación. Un cambio de orden. La humanidad parece haber llegado a una
via "muerta" y está buscando
una "salida" que no pase por un nuevo "ismo". No se trata de crear
alternativas al orden establecido- que ya existen- sino de
voluntad para actuar y acabar con los intereses establecidos. Esa voluntad ya no es sólo la de los políticos sino fundamentalmente la de los ciudadanos. Los políticos no deben decidir sobre cuestiones esenciales sin tener presente la voluntad de los ciudadanos.
El movimiento por el cambio global se está abriendo paso. Lo vemos en la influencia creciente de las
redes sociales y de
Internet en nuestros
hábitos de vida, en la
política y en los
movimientos sociales. Las personas no son simples cosas a las que se deba administrar desde la
motivación y el
control. Las personas son seres
multidimensionales e
interrelacionadas, com tal deben ser respetadas.
No se puede concebir a la
sociedad y al
individuo como entidades separadas entre sí. Una
sociedad es una
red de relaciones. Cuando hablamos de la relación individuo- sociedad tenemos que considerar- a priori- que no existe un conflicto de intereses porque
"en realidad ambos son uno". Sin embargo,
la creencia, que cada individuo debe cuidar de sí mismo, o como mucho, de los suyos, está muy arraigada socialmente. Especialmente, en las sociedades occidentales. Se debe a que creemos que somos algo separado de la sociedad. Hay una tendencia a extraer tanto como se pueda de la sociedad y a evitar el contribuir o el hacer algún sacrificio por la sociedad. Estas dos actitudes son las que predominan en la sociedad y cambiarlas lleva a combatir esta
falsa creencia de
separatividad.
La
felicidad de la humanidad depende del bienestar de los individuos. La sociedad provee al individuo de las condiciones necesarias para su óptimo desarrollo. Por eso, cada persona no sólo debe reparar su deuda con la sociedad sino también debe aportar algo más al servicio de la sociedad. Los conflictos siempre surgen del
egoísmo, la
ignorancia y la tendencia de algunos a
dominar y a
explotar. Los individuos son fuente de desorden pero, al mismo tiempo, son
"medio de nuevos conocimientos, habilidades, visiones y acciones que hacen que la sociedad avance". El verdadero bienestar no consiste en sacrificar los intereses de ninguna de las partes- sociedad e individuos- sino en el
crecimiento de ambas en un contexto de armonía. Entender esto es crucial.
La
interdependencia de los seres humanos con sus sociedades se extiende a toda la
creación. Las cosas están profundamente interrelacionadas en la creación. Son parte de un
todo integral. Todo- lo que vemos o no- está relacionado y es interdependiente. Todo tiene su espacio y su papel asignado en la naturaleza. Todo comparte el mismo "espíritu":
"El universo parece una colección de objetos dispares, pero todas estas cosas en apariencia no relacionadas realmente son parte de un todo integral. La unidad es inherente la diversidad. Todo lo que vemos, e incluso lo que no vemos, está relacionado y es interdependiente. Todo tiene su propio lugar y papel asignado en la naturaleza. Todo comparte el mismo espíritu."
Cuando se piensa en "ese" espíritu, algunos creen que es una "abstracción metafísica", algo que no es "real" que pertenece a otro mundo, que no es el de los sentidos, pero
"el espíritu también tiene aspectos físicos". Pertenece a este mundo. La espiritualidad afirma que "lo divino"- lo espiritual- se manifiesta en
"cada particula de materia". No es algo del "otro" mundo. La Física entiende que la materia y que la energía no son distintas:
"La materia es una forma de energía omnipresente que se ha condensado en partículas nucleares que a su vez se han unido para formar átomos, moléculas, compuestos químicos y todas las cosas vivas y no vivas. Vemos que no hay diferencia alguna entre ellas, los elementos de una molécula de plomo son iguales a los de una de oro. Todo está "hecho de lo mismo" ". Así pues, como hemos dicho antes, el espíritu no es algo "sobrenatural". Es una energía "que aparece en el mundo físico" y que percibimos por medio de nuestros sentidos. Todas las cosas materiales son la manifestación de ese
Espíritu Único: "Todas las cosas materiales son en realidad ese Espíritu Único manifestándose por medio de una combinación de vibraciones que se encuentran dentro del ámbito sensorial." El
espíritu es la "
conciencia pura" que
"integra y desintegra las formas por medio de la vibración sonora, lo que sus sentidos "le dicen" ". Esta integración- y desintegración- se logra por medio del
lenguaje que articula una
ley común que gobierna toda la creación:
"todos somos uno".
Este
espíritu único va unido a
la
conciencia de unidad con la humanidad. Esta conciencia de unidad es omnipresente en la antigua India donde no hay distinciones entre yo, tú, él o ella. También, África nos brinda a través de su
filosofía ancestral Ubuntu esta conciencia de unidad. Contempla a la humanidad como un todo armonioso. Es una forma de pensamiento muy alejada de nuestro individualismo. El
pensamiento Ubuntu preconiza una máxima
"formo parte de un todo, por eso existo". Esta máxima situa
"al individuo en la comunidad, socialmente cohesionado, y como ideal Ubuntu promueve la cooperación entre individuos, culturas y naciones". Esta
conciencia unitaria de la humanidad es una
ruptura de la
noción de
separatividad. En vez de identificarnos por aquello que nos diferencia, deberíamos definirnos por aquello que tenemos en común. Aún, no hemos llegado a un
nivel de conciencia que permita reinvertir el proceso: primero, la humanidad en su conjunto, y, después, las diferencias entre individuos, grupos y pueblos. Cuando emerja esta conciencia de unidad
"Ya no nos fijaremos en las apariencias, sino en lo importantes que somos los unos para los otros".
Conectando, con todo lo dicho, debe producirse
un
cambio radical en la definición del
liderazgo y en cómo los líderes deben liderar.
Este cambio afectará a la propia identidad de los líderes, esto es, sus acciones, sus relaciones y sus percepciones acerca del mundo. ¿Cómo debe ser el nuevo liderazgo? El nuevo liderazgo debe combinar dos aspectos: la
capacidad directiva y
visionaria con las
acciones de base. El
líder emergente no llega el primero sino "con todos y a tiempo". Ese lider está llamado a ser un "lider sagrado"- en palabras de
Andrew Harley- y tiene que
combinar sus
habilidades de liderazgo con el
poder espiritual "de la co-creación sagrada".
Andrew Harvey tiene una visión sobre la actual crisis global. La llama la
Noche Oscura de las Especies y concibe a estos nuevos líderes como "matronas" que asisten al nacimiento de una nueva humanidad.
Esta asistencia se verá en tres dimensiones:
1- En la agrupación de miles de personas en asociaciones y en ONGS, el establecimiento de redes y el impulso de los movimientos de base.
2- Desde el impulso de las nuevas tecnologías.
3- El surgimiento de un misticismo universal que harán accesibles metodologías para que quien quiera pueda transformarse a sí mismo.
Esta fuerza, que está disponible para la humanidad,
Andrew Harvey la llama
activismo sagrado. Esta fuerza está alienada con el
poder divino y es el resultado de la fusión de
"la pasión del místico por lo sagrado"y
"la pasión del activista por la justicia". Cuando estas dos pasiones se unen, nace
"una fuerza de amor y sabiduría en acción". A partir de este activismo sagrado, la pregunta que surge es ¿cómo o qué tienen que hacer los líderes sagrados para ser las madronas de esta nueva humanidad? Andrew Harvey diferentes propuestas.
María Elena Ferrer destaca el trabajo "continuo con la sombra". ¿En qué consiste? Las personas necesitan reconocer sus fortalezas para impulsarse y sus debilidades para observarse y aprender. Más aún un líder. Trabajar continuamente con "nuestra" sombra es un reconocimiento de las debilidades que se
"esconden en la oscuridad interior" de cada uno de nosotros. Un líder tiene que lidiar con
dos sombras relacionadas entre sí: Una, la
sombra colectiva de la humanidad y dos, cómo la propia sombra coopera y contamina la sombra colectiva. Este planteamiento no es nuevo, pero sí, su entendimiento y su alcance. Y, en eso estamos.