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17 de noviembre de 2018

Las memorias y sus características: la memoria filogenética.

En el primer capítulo del libro, Las memorias y sus características, vamos a mencionar y a repasar qué tipo de memorias existen y por qué las necesitamos. Empezamos por la primera: la memoria filogenética. La memoria filogenética es la memoria con la que nacemos propia de la especie. La función principal de la memoria filogenética es la adaptación al medio en el que se está inmerso. La memoria filogenética puede llegar a ser muy compleja como lo demuestra los estudios etológicos en diferentes especies animales como los peces, aves, mamíferos o primates. Entre esas conductas innatas que están presentes en el reino animal está las kinesias y las taxias. Ambas son respuestas filogenéticas. La primera, las kinesias, están presentes en animales más simples como la ameba. Su función principal es responder a determinadas condiciones ambientales, como la humedad, el calor o la luz, en la que está inmerso la ameba. La segunda, las taxias, están presentes en invertebrados inferiores como cigüeñas, salmones, tortugas cuyo función es aproximarse a - o evitar- determinados estímulos o bien está detrás de conductas como la migración de especies que recorren cientos o miles de kilómetros siguiendo rutas. Además, de las kinesias y las taxias, la memoria filogenética ha dotado a algunas especies de reflejos, es decir, de respuestas directas a un estímulo determinado. Los humanos tenemos reflejos como el reflejo palpetral, el reflejo salivar, el ritmo cardíaco o los vómitos. Y, para acabar, con la memoria filogenética, está los instintos. Los instintos son sistemas de respuestas de mayor complejidad que los reflejos. Son compartidos por todos los miembros de una especie y son invariables. Se desencadenan ante un cierto tipo de estímulo y tienen una función adaptativa.