Debemos entender cómo se ha generado la
actual crisis mundial. Para
Krishnamurti responde a dos causas principales: los "
falsos valores" que rigen nuestras relaciones con las personas, con la propiedad y con las ideas. Los
"falsos valores" hacen referencia
al
"predominio y la expansión de los valores" que crean el
"nacionalismo", las
"fronteras económicas", los
"gobiernos soberanos" y el
"espíritu patiótrico". Y, nuestra
dependencia de la autoridad. Cuando seguimos a otro, a un grupo o a una organización, sólo hay sometimiento y temor que da pie al estado totalitario o al dogmatismo de la religión organizada. Los
falsos valores y la
dependencia de la autoridad están en el
origen de la actual crisis y, por tanto, también de la
guerra.
Es un error depositar toda nuestra confianza en los
gobiernos como
portadores de la paz. La
paz como sugiere
Krishnamurti sólo puede empezar con la
comprensión de quienes somos. ¿Queremos realmente la paz? En realidad, no queremos la paz sino que
"queremos que las cosas continuen como están, que las modificaciones sean solo superficiales". La
paz no se puede alcanzar por ningún medio, sólo a través de la
comprensión de uno mismo. Las
creencias, las
ideologías y las
religiones organizadas no ayudan al ser humano sino que nos enfrentan a nuestros semejantes.
Hay obstáculos que entorpecen la
consecución de la paz, a saber, el
sentimiento patriótico y el
nacionalismo. Se nos alienta constantemente y habilmente a ser patriotas. Cada uno de nosotros debemos tener una "mente libre de prejuicios", es decir, una mente que no se identifica con ningún país. El
nacionalismo es una
expresión del yo. El anhelo de identificarse con algo más grande que nosotros crea el
nacionalismo y éste a su vez engendra la
guerra. El
nacionalismo es, en palabras de
Krishnamurti, "una enfemedad y jamás logrará la unidad mundial; tenemos que librarnos de la enfermedad primero." Es el hecho de ser nacionalistas, de estar siempre dispuestos a
"defender nuestros Estados soberanos, nuestras creencias y posesiones," lo que nos obliga a estar perpetualmente armados.
Krishnamurti afirma contudentemente que
"el nacionalismo y los gobiernos soberanos son las causas y los instrumentos de la guerra".
No puede haber paz mientras la
educación sirva al
Estado o a las
religiones organizadas. El
condicionamiento de la mente para que se ajuste a una determinada ideología o religión engendra enemistad. Lo esencial en la educación, es contar con
personas comprensivas y
afectuosas. Si deseamos construir una sociedad inteligente, debemos tener educadores íntegros y que sean capaces de transmitirlo. Estos educadores son un peligro para el sistema. Cualquier educador que perciba el
significado de la paz, señalará las implicaciones del
nacionalismo y la
inutilidad de la guerra.
La
paz tiene un
componente interno ineludible. Para
vivir en paz, debemos estar libres de toda
"lucha con nosotros mismos" y, por consiguiente, con los otros. Cuando no estamos en
conflicto con nosotros mismos, no estamos
en conflicto con los otros. Es la lucha interna, proyectada en el exterior,
"la que se convierte en conflicto mundial". Como sugiere
Krishnamurti:
"La guerra es una proyección espectacular y sangrienta de nuestro vivir cotidiano. Precipitamos la guerra con nuestra manera de vivir. Luego, sin una transformación interna de cada uno de nosotros, forzosamente seguirán existiendo los antagonismos raciales y nacionales,las infantiles disputas a causa de nuestras ideologías, la multiplicación de soldados, los saludos a la banderas y todas las numerosas brutalidades que contribuyen a crear el asesinato organizado."Tenemos que crear un gobierno mundial que no esté cimentado en la
fuerza, en el
nacionalismo ni en ninguna
ideología. El gobierno es
"lo que somos" y las ideologías no son sino
proyecciones de nosotros mismos. Y, al menos que
"cambiemos fundamentalmente, no puede haber ni verdadera educación ni un mundo en paz."
En definitiva, la
paz no se puede conseguir jamás con
reformas ni con la
reorganización de viejas
estructuras sociales como afirma
Krishnamurti sino
que
" solo habrá paz cuando comprendamos lo que está más allá de la superficie y detengamos así esta ola de destrucción que se ha desatado a causa de nuestra agresividad y de nuestros temores; y solo entonces habrá esperanza para nuestros hijos y salvación para el mundo."