10 de julio de 2019

La neuroanatomía de la memoria II: estructuras corticales

Las principales estructuras corticales de la memoria son fundamentalmente cuatro: el lóbulo frontal, el lóbulo temporal, el lóbulo parietal y el lóbulo occipital. 

Los lóbulos frontales se ubican al frente en ambos hemisferios cerebrales, delante de los lóbulos parietales, que controla los movimientos voluntarios de diferentes partes del cuerpo, participa en la capacidad para realizar actividades complejas como la planificación, la organización, prestar atención a los detalles o controlar los movimientos de las extremidades superiores e inferiores. Con respecto a la memoria, los lóbulos frontales juegan un papel importante en la memoria de trabajo. Los lóbulos frontales ayudan a escoger los recuerdos que son relevantes para una situación concreta. Pueden coordinar diferentes tipos de información dentro de un razonamiento memorístico coherente. A esto, lo llamamos monitorización de fuente. A veces, sucede que recordamos algo pero no sabemos el origen de esa información, produciéndose lo que se denomina error de monitorización de fuente. Por último, los lóbulos frontales tienen un paper clave en la memoria proyectiva, es decir, en aquello que queremos hacer en el futuro.

Los lóbulos temporales se ubican bajo la cisura de Silvio en ambos hemisferios cerebrales. Esta zona está estrechamente relacionada con la memoria autobiográfica. Los lóbulos temporales están implicados en la memoria de reconocimiento. La memoria de reconocimiento consiste en la capacidad de reconocer un objeto que ha sido percibido anteriormente. Esta memoria está compuesta por dos elementos: un componente familiar y otro componente recolectivo. El primero consiste en la sensación de conocer algo y el segundo tiene que ver con la identificación del origen del recuerdo. Los daños en los lóbulos temporales tienen una incidencia en diferentes funciones cognitivas del individuo tales como problemas en la atención selectiva de determinados estímulos visuales o auditivos, trastornos en la percepción visual o auditiva, deterioro de la capacidad de organizar y categorizar la información verbal, trastornos en la comprensión del lenguaje y alteraciones en la personalidad. También el daño de los lóbulos frontales pueden causar un deterioro de la memoria a largo plazo, viéndose afectados tanto los conocimientos semánticos generales de los que disponemos como de recuerdos episódicos concretos.

El lóbulo parietal se localiza detrás del surco central, encima del lóbulo occipital y detrás del lóbulo frontal. Se halla en la parte trasera de la cabeza en su parte superior. El lóbulo parietal tiene múltiples funciones cerebrales. Las funciones principales son: Primera, sensación y percepción. Dos, construcción de un sistema de coordinación espacial. El lóbulo parietal proporciona una conciencia espacial y habilidades de navegación y orientación. Sirve también como centro de integración de toda la información sensorial para crear una única percepción. Además, participa en la memoria verbal a corto plazo y el daño de el giro supramarginal del lóbulo parietal puede provocar pérdida de memoria a corto plazo. Los daños en el lóbulo parietal provocan el síndrome de negligencia en que los afectados tratan partes de su cuerpo u objetos que se encuentran en determinadas áreas de su campo visual como si no existieron. Cuando los daños afectan al lado izquierdo del lóbulo temporal pueden causar el síndrome de Gerstmann que cursa con desorientación izquierda- derecha, agrafia, agnosia y acalculia. También puede llegar a causar trastornos del lenguaje- afasia-. Los daños en la parte derecha del lóbulo parietal provocan dificultades para llevar a cabo tareas o movimientos- apraxia-, falta de conciencia de las incapacidades sobrevenidas- anasognosia- y dificultades en el dibujo.

Y, por último, el lóbulo occipital es el más pequeño de los cuatro lóbulos del cerebro. Es el centro de la percepción visual, siendo su principal función. Se localiza en la parte inferior de la cabeza, sobre el cerebelo y en la parte superior del surco parietal- occipital. Como hemos dicho antes, la función principal del lóbulo occipital es la visión. Cualquier daño en el lóbulo occipital se traducirá, con mayor o menor intensidad, en daños en la percepción visual. Estos daños se pueden traducir en pérdida de visión en determinadas áreas del campo visual, problemas en la percepción del color o del movimiento, alucinaciones o ilusiones y la incapacidad de reconocer palabras, dependiendo si está afectado el lado izquierdo o derecho del lóbulo occipital. 


27 de junio de 2019

La neuroanatomía de la memoria I: estructuras subcorticales

Existen diferentes estructuras anatómicas del cerebro que juegan un papel fundamental y clave para la memoria. Es donde podemos localizar los diferentes tipos de memoria así como donde se producen los procesos básicos de la memoria- fijación/codificación, consolidación/almacenaje, evocación/recuperación de recuerdos.

Fundamentalmente, estamos hablando de dos grandes estructuras neuroanatómicas: las estructuras subcorticales y las estructuras corticales. En las estructuras subcorticales hablaríamos del hipocampo, el cerebelo, la amígdala y los ganglios basales mientras que en las estructuras corticales hablaríamos del lóbulo frontal, el lóbulo temporal, el lóbulo parietal y el lóbulo occipital todas estas estructuras cerebrales se encargarían de los procesos básicos de memoria - ya mencionados- y albergarían las diferentes memorias.

El hipocampo es una estructura cerebral que forma parte de las estructuras subcorticales del cerebro. Así mismo, el hipocampo forma parte del sistema límbico y se localiza junto al lóbulo temporial medial. Estaría integrado- como hemos dicho antes- en el sistema límbico que es parte del cerebro que incluye el tálamo, el hipocampo, la amígdala, el cuerpo calloso, el sesto y el mesencéfalo que regula las emociones, la memoria, la atención, el hambre, los instintos sexuales o la conducta. El hipocampo, a su vez, está compuesto por otras dos estructuras, el Asta de Amnon y el giro dentado. El hipocampo está involucrado en la codificación de los recuerdos así como implicado en la consolidación de la memoria a través de la transformación de los recuerdos al pasar de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Daños en el hipocampo pueden producir amnesia anterógrada, impidiendo la creación de nuevos recuerdos, y por tanto, dificultando la codificación de recuerdos.

El cerebelo es una estructura subcortical que se localiza en la parte posterior del cerebro, cerca de la médula espinal. El cerebelo desempeña un papel central en el aprendizaje motor y en el aprendizaje de recuerdos procedimentales, esto es, de aquellas habilidades que requieren de un cierto grado de coordinación y control de la motricidad fina como conducir un coche o tocar un instrumento. El cerebelo está involucrado en el aprendizaje motor a un nivel general, y los daños que puede sufrir redundarán en dificultades para ejecutar movimientos. Es el responsable de la coordinación de la precisión y organización temporal de los movimientos así como de cambios destinados a mejorar estas habilidades. Por último, el cerebelo juega un papel relevante en la memoria procedimental o implícita.

La amígdala - o también denominada como cuerpo amigdalino o complejo amigdalino- es un conjunto de núcleos cerebrales que está presente en ambos hemisferios cerebrales y que se localiza en los lóbulos temporales. La amigdala está asociada con el aprendizaje emocional y la memoria emocional, en la medida que es responsable de dar respuesta a estímulos emocionales, especialmente el miedo. También, está asociada con las emociones en general y con el hambre y el deseo sexual. La amígdala está involucrada en la consolidación de la memoria, es decir, en el proceso de transferir la información desde la memoria a corto plazo o la memoria de trabajo hasta la memoria a largo plazo. A este proceso, se le denomina "modulación de la memoria". La amígdala trabaja para codificar en la memoria la información emocional reciente. Cuanto mayor sea el nivel de activación emocional de la amígdala respecto a un suceso concreto, mayor será la probabilidad de que éste sea recordado posteriormente. Por tanto, los recuerdos serán procesados a un nivel más profundo y serán más resistentes al olvido.

Y, por último, Los ganglios basales- o también llamados núcleos basales- son un grupo de núcleos cerebrales formados por los núcleos subtalámicos, el globo pálido, la sustancia negra, el estriado ventral y el estriado, éste, a su vez, formado por el putamen y el caudado. Los ganglios basales están interconectados con el tálamo, la corteza cerebral y el tronco encefálico y están localizados en el lóbulo temporal medial. Las funciones básicas de los ganglios basales son fundamentalemente tres: la cognición, el aprendizaje y el control de actividades motoras. Los ganglios basales también están relacionados con la memorización de procesos inconscientes relacionados con la memoria implícita. Se cree muy concretamente que el caudado está implicado en el aprendizaje basado en el condicionamiento operante, al permitir el aprendizaje y el recuerdo de las asociaciones de nuevas conductas en función de sus consecuencias. Se han asociado los daños en los ganglios basales a una disfunción en el aprendizaje y la adquisición de habilidades perceptivas- motoras. Daños que también afectan a la memoria de trabajo que presenta déficits a la hora de alternar la ejecución de distintas tareas simultáneas.







6 de junio de 2019

¿Quién es Emilio García García?

Emilio García García es el autor del libro "Somos nuestra memoria. Recordar y olvidar" que está dentro de la colección de Neurociencia y Psicología del Periódico el País del año 2018. Es profesor de Psicología Cognitiva, Psicolingüística, Neuropsicología y Neurociencia en la Universidad Complutense de Madrid. Es autor o coautor de más de 60 libros y más de 90 artículos científicos en revistas especializadas en psicología, educación y/o pedagogía. Ha ocupado diferentes cargados en instituciones españolas como la vicepresidencia de la Junta Directiva de la Sociedad de Historia y Filosofía de la Psiquiatria, el secretariado de la Sociedad Española de Historia de la Psicología, coeditor de la Revista Psicología Argumento, miembro del Comité científico de la Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado y de la Revista Psicología Educativa del Colegio Oficial de Psicólogos, Vocal de la Junta Directiva de la Asociación Universitaria de Formación del Profesorado. Además, de desempeñar estos cargos institucionales, ha sido evaluador de publicaciones científicas a nivel nacional y a nivel iberoamericano. Entre las que destaca revistas como Revista de Psicología General y Aplicada, Revista Psicothema, Revista de Psicología Educativa o Revista de Historia de la Psicología. 

4 de junio de 2019

El efecto google: ¿qué alteraciones implica el uso de internet para la memoria?

B. Sparrow, J. Liu y D. Wegner publicaron en 2011 un estudio sobre los efectos del uso de Google en la memoria y las consecuencias que puede tener en la cognición el disponer de información rápidamente, a golpe de clic. El "efecto Google" lo podríamos definir como la tendencia a no guardar y almacenar en nuestra memoria las informaciones que podemos encontrar fácilmente en internet. Buscadores como Google puede hacernos creer innecesarios los esfuerzos para codificar y almacenar determinados datos. De esta manera, internet se está convirtiendo en la extensión de la propia memoria, en una "memoria expandida que no tiene límites. Una prótesis mnemónica digital, omnipotente para nuestra memoria personal limitada y con tantos déficits." Si tenemos plena confianza en Google para encontrar los datos que nos interesan, delegaremos en el buscador y nos ahorraremos el esfuerzo de aprenderlos y recordarlos. De esta manera, la información no se registra en nuestra memoria personal biológica y neuronal, sino que se registra en la memoria externa, digital y artificial. ¿Qué consecuencias tiene esto? En 1980, D. Wegner teorizó lo que llamó "procesos de delegación de la memoria." Propusó el concepto de "memoria transactiva" que "tiene lugar cuando en un grupo de trabajo, una persona se despreocupa de aprender y retener los conocimientos que otra persona del grupo posee." La memoria transactiva es una delegación de la memoria personal para optimizar la resolución de problemas y la toma de decisiones. Sin embargo, cuando confiamos en internet no estamos delegando en otra persona, no estamos delegando en una inteligencia natural sino artificial. 

La memoria externa y artificial es muy distinta de la memoria personal biológica. Como lo es el cerebro digital del cerebro biológico. El cerebro digital absorbe la información, la guarda de inmediato en su memoria, y la recupera íntegramente, cuantas veces se quiera, sin modificación alguna. En cambio, el cerebro humano continuamente está elaborando la información, reconstruyendo los recuerdos. El cerebro que recuerda ya no es el mismo que elaboró los recuerdos. Por otra parte, las conexiones de la red no se parecen en absoluto a las conexiones neuronales. Dado que ambas memorias- personal- biológica- y digital- artificial- son tan diferentes, es normal que el abuso de la segunda acabe provocando disfunciones en la primera. Actualmente, podemos hablar de una sobrecarga cognitiva de la memoria de trabajo y esto supone la pérdida de control de la atención sostenida dificultando los procesos de memoria y aprendizaje. La navegación por internet hace uso intensivo de la multitarea lo que supone la interrupción de la atención sostenida y focalizada. Constantemente, estamos cambiando de objetivos, manteniendo una atención dividida y controlando la interferencia de estímulos. Con tanta interferencia y distracción no resulta fácil mantener focalizada la atención y la memoria de trabajo .

Actualmente, la neurociencia investiga si las nuevas tecnologías están modificandonuestro cerebro, pero aún no disponemos de una investigación concluyente al respecto, como sí ocurre con la lectura. El cerebro del lector es diferente del cerebro de una persona analfabeta. La lectura y la escritura hicieron su aparición hace 60.000 años y cambiaron los cerebros de las personas. Áreas cerebrales que hasta hacia poco se dedicaban a otras funciones, se tuvieron que "reciclar" para realizar las nuevas tareas de lectura y escritura. De igual forma, las nuevas tecnologías deben de estar cambiando el cerebro, pero que aún no se ha manifestado esos cambios. Además, esas modificaciones serán diferentes en los nativos digitales que en los emigrantes digitales que se han socializado más tarde con las nuevas tecnologías. Evidentemente, los cambios suponen ganancias y pérdidas: entre las ganancias encontraremos el rendimiento multitarea, la localización, clasificación y la evaluación de información, la percepción, imaginación y habilidades visoespaciales y entre las pérdidas destacaremos la atención focalizada y sostenida, el pensamiento crítico, reflexivo y argumentativo. Para acabar, está claro que las nuevas tecnologías no sólo pueden llegar a alterar los procesos de memorización sino también nos pueden ayudar a entender mejor los trastornos de la memoria. 

3 de junio de 2019

Memorias extraordinarias: síndrome Savant o síndrome del sabio.

El primer caso documentado del síndrome Savant -o también conocido con el nombre de síndrome del sabio- fue a principios del siglo XIX en el Reino Unido. Éste es el caso de Thomas Fuller. El médico Benjamin Rush lo describió así: " apenas entendía nada, ni de índole teni práctica, que fuera más complejo que contar" apesar de todo era un genio del cálculo. Tener una memoria prodigiosa en un ámbito concreto es característico del síndrome savant. Quienes lo sufren suelen presentar deficiencias y limitaciones graves en la mayoría de las funciones mentales, en contraposición a una extraordinaria competencia en un dominio particular que requiere una memoria fuera de lo común. Las alteraciones de estas personas las pueden hacer dependientes, a la vez capacitados en campos dispares como el cálculo, la música, el lenguaje... Los estudios de Donald Treffert revelan que el síndrome Savant suele ser un trastorno congénito en el 90% de los casos y está relacionado con el autismo. Un 10% aparece en la edad adulta como resultado de una lesión cerebral. Treffert establece una distribución por sexos: hay cuatro veces más savant hombres que mujeres.

La capacidad de memorización que tienen muchos savant no es algo que se pueda conseguir a través de estrategias de asociación. No es algo que se pueda aprender. Las estrategias de asociación que emplean los savant son siempre personales. Los límites de su memoria de trabajo dependen sobre todo de la importancia y significación que asignen a la información memorizada para asociarla e integrarla en los conocimientos que ya posee. El origen de estas capacidades excepcionales no está del todo claro. Se han conjeturado diversas teorías basadas en desarrollos extremos, como un déficit del hemisferio izquierdo que viene a compensar el hemisferio derecho; un mayor desarrollo de áreas visuales en densidad neuronal y en conexiones sinápticas; mayor desarrollo de áreas cerebrales implicadas en las emociones y en la interacción social. No todos los savants van de la mano de una incapacitación para la vida cotidiana. Las investigaciones realizadas sobre savants apuntan a que la actividad cerebral de estos se parece mucho más a la de una persona común que al funcionamiento de un ordenador. 

31 de mayo de 2019

Tipos de Amnesias

Existen diferentes tipos de amnesias:

1. El Estado de fuga es un tipo de amnesia que afecta a personas que aparecen en un lugar alejado de su hogar sin poder recordar qué ha sucedido, a pesar de que el lenguaje y las memorias procedimentales están intactas. La memoria autobiográfica está afectada. Normalmente, estas personas están atravesando algún tipo de conflicto o traumas familiares, problemas económicos, etc. De ahí, el uso de la palabra fuga en el sentido de huida de su vida anterior y de lo que significaba para el afectado. 

2. La amnesia global transitoria es un tipo de amnesia que afecta por primera vez a personas entre 60 y 70 años y que suele durar menos de 24h. La persona no tiene alteraciones sensitivas, motoras, de lenguaje o de razonamiento. El paciente suele repetir las mismas preguntas porque es incapaz de crear recuerdos a corto plazo debido a la amnesia anterógrada que padece, afectándole a lo sucedido después del episodio amnésico. En cambio, su memoria a largo plazo está en perfecto estado. Las causas de la amnesia global transitoria no están claras. La hipótesis más aceptada apunta a una causa de tipo vascular debido a pequeños infartos isquémicos. También hay otros factores de riesgo como la hipertensión vascular, la presencia de migrañas, el estrés y un exceso de esfuerzo físico. La amnesia global transitoria tiene un efecto en ambos hemisferios. En el hemisferio izquierdo, la alteración de la memoria verbal mientras que en el hemisferio derecho se traduce en una pérdida de la memoria visoespacial. 

3. La amnesia diencefálica es un tipo de amnesia que se caracteriza por la fabulación o falsificación de los recuerdos, antes que admitir que no se recuerda un hecho. Las personas con amnesias son poco conscientes de su trastorno de memoria. La causa de esta amnesia es una carencia de vitamina B1, asociada a una ingesta abusiva y prolongada de alcohol. Este déficit en B1 provoca la muerte de células en la línea media del diencéfalo, lo que acaba afectando y originando lesiones en diversas estructuras del diencéfalo, como el tálamo, los cuerpos mamilares o la circunvolución cingulada así como al lóbulo frontal. 

4. Amnesia del lóbulo temporal ( o amnesia hipocámpica) es un tipo de amnesia que está producida por lesiones bilaterales del hipocampo y la amígdala y se manifiesta en forma de una amnesia anterógrada grave que afectan a las memorias semántica y episódica y una amnesia retrógrada que afecta a los 2 o 3 años previos a la lesión. En cambio, la memoria procedimental y la memoria inmediata están bien conservadas. 

5. Amnesia frontal es un tipo de amnesia que se produce debido a lesiones en el lóbulo frontal. Esta amnesia conlleva la pérdida de las funciones ejecutivas fundamentales. Los pacientes que padecen amnesia frontal no son conscientes de sus dificultades de memoria y tienden a sobrevalorar sus capacidades. Tampoco valoran el grado de dificultad de las tareas y las estrategias para abordarlas. La memoria semántica se conserva bastante bien. Mientras que se ven afectadas tanto la memoria episódica como la memoria prospectiva. 

6. Amnesia postraumática es un tipo de amnesia que suele alterar el funcionamiento general del cerebro debido a un traumatismo craneoencefálico. Suelen estar afectados los lóbulos frontales y temporales. La amnesia postraumática suele cursaracompañada de una laguna amnésica, que consiste en un lapso de tiempo, que puede durar minutos previos al accidente hasta días y/ o años atrás, en función de la gravedad de la lesión. También, se da una amnesia anterógrada, cuya afectación depende de la gravedad de la lesión. 

30 de mayo de 2019

Deterioro cognitivo leve y demencias

El deterioro cognitivo leve - DCL- está considerado un síndrome que se se sitúa en la zona intermedia entre los cambios propios del envejecimiento y los síntomas más graves de la demencia. Se caracteriza por una disminución del rendimiento de la memoria, constatado por pruebas cognitivas, en comparación con otras personas de edad y nivel educativo similar. El paciente se suele quejar de problemas en la memoria. Ése es el único síntoma notable, pues la capacidad de razonamiento y juicio se mantienen inalterados. En los diferentes tipos de DCL- Deterioro cognitivo leve- acostumbran a darse los mismos cambios cerebrales que en las demencias, si bien la diferencia está en la extensión y la gravedad que en el DCL es mucho más limitado. Aunque no podemos predecir quien puede padecer de DCL, sí existen factores de riesgo que pueden propiciarlo, como factores genéticos, una tensión arterial alta, diabetes y mantenerse poco activo física, mental y socialmente. Los estudios indican que de un 10% a un 15% de personas diagnosticadas con DCL evolucionan anualmente a demencia y en los 5 años siguientes pueden llegar a ser un 60% a un 70%. Por tanto, el DCL a veces puede ser el inicio de una demencia, pero también puede ser un trastorno permanente estable e incluso puede ser reversible. 

Por otro lado, el diagnóstico de demencia es más grave que el de DCL ya que supone un deterioro de los "procesos cognitivos y comportamentales progresivo." El declive de los procesos cognitivos afecta a diferentes funciones mentales: memoria, atención, orientación espacial y temporal, pensamiento, emociones y lenguaje. Se producen cambios conductuales como la apatía, agitación, irritabilidad y agresividad. Hay muchos tipos de demencias y se pueden clasificar según una serie de criterios: edad de aparición, etiología, signos neurológicos, respuesta a los tratamientos. Con respecto a la etiología se diferencian las demencias degenerativas, las vasculares y las debida a varias causas. Por la zona cerebral afectada se diferencian: las demencias corticales como el alzhéimer, las subcorticales, como el parkinson y las axiales como el síndrome de Korsakoff. 

Sin duda, el Alzheimer es la demencia más frecuente. De hecho, representa el 60% de diagnóstico por demencia en Europa. El 10% de las personas mayores de 65 años y más del 50% de las personas mayores de 85 años en Occidente. Fue el neurólogo alemán Artois Alzheimer quien trató por primera vez un caso de Alzheimer en 1901. La paciente Auguste Deter de 51 años presentó un imparable deterioro cognitivo durante 4 años sin saber qué y por qué sucedía y sin saber cómo diagnosticarla. Su caso no encajaba en ninguna patología conocida. Cuando Deter murió, solicitó permiso para estudiar su cerebro. Los resultados publicados en 1906 dieron a conocer la enfermedad de Alzheimer. Se ha avanzado mucho en el conocimiento del Alzheimer.

Se diferencian tres etapas en la evolución de la enfermedad: la fase amnésica, la fase confusional y la fase demencial. La etapa amnésica se caracteriza por un déficit en la memoria a corto plazo y problemas para almacenar nueva información en la memoria a largo plazo, olvido de palabras, desorientación espacial, dificultades en el cálculo o en el razonamiento, cambios frecuetnes en el estado de ánimo. La etapa confusional se caracteriza por una mayor afectación de las funciones mentales en general, especialmente el lenguaje. Se presenta amnesia anterógrada y retrógrada con más profusión. Las dificultades espaciales, apraxias y agnosias son patentes. Aparecen las dificultades en actividades como viajar en transporte público, hacer la compra, cocinar o gestionar el día a día. La etapa demencial se caracteriza por un grave deterioro intelectual, emocional y comportamental. El deterioro de las facultades mentales reduce la capacidad del enfermo para las actividades diarias, imposibilitando su autonomía. Algunos enfermos llegan al mutismo o a la ecolalia. 


29 de mayo de 2019

Memoria y olvido en el envejecimiento

Siempre se ha creído que a medida que envejecemos, vamos perdiendo capacidades cognitivas. La últimas investigaciones han demostrado que no existe un único y lineal proceso de envejecimiento cerebral, pues la plasticidad neuronal se mantiene a lo largo de la vida y además la evolución de cada cerebro dependerá de lo que hagamos con él. Se han hecho estudios longitudinales en los que se hace un seguimiento de un grupo de personas durante un período de su ciclo vital. La primera conclusión de estos estudios corrobora una disminución de determinadas capacidades cognitivas y perceptivas asociada al envejecimiento, al mismo tiempo algunas funciones mentales permanecen estables a lo largo de la vida e incluso ganan con la edad. En la vejez, se presenta una pérdida de memoria que afecta a todos los tipos de memoria: la memoria de corto plazo, la memoria de trabajo, la memoria implícita y la memoria explícita. Este fenómeno no es igual en todas las personas ni en todas las funciones mentales.

En cuanto a la memoria, la más afectada con el paso de la edad es la memoria de trabajo. Con el paso del tiempo, nos resulta más difícil mantener la atención y gestionar la información en situaciones complejas que requieren rapidez y flexibilidad. Esto sucede porque las neuronas del hipocampo disminuyen, se generan menos neuronas nuevas y las conexiones sinápticas sufren alteraciones. El hipocampo juega un papel central en el aprendizaje y la estabilización de la memoria. Además, el lóbulo frontal experimenta una pérdida de densidad y volumen que parece relacionada no tanto con la pérdida de neuronas como con la disminución de las espinas dendríticas y de las conexiones sinápticas. Ambos procesos repercuten en el funcionamiento de la memoria de trabajo.

Otro estudio examinó la percepción y la cognición relacionados con la edad. Se asignaron varias tareas donde se detectaban velocidad de procesamiento, memoria operativa, memoria a largo plazo y vocabulario a una muestra de 300 adultos de entre 20 y 90 años. En ese estudio, se observó que el declive cognitivo relacionado con la edad no difería de manera significativa en función de la educación, la clase social o los ingresos económicos. Ahora bien, se pueden optimizar las funciones cognitivas y evitar deterioros rápidos y graves. Incluir una alimentación saludable y rica en ácido fólico, sueño reparador, actividad física, interacción social, actividades cognitivas específicas como la lectura. Y, obviamente, evitar factores de riesgo como la diabetes, obesidad, hipertensión y tabaquismo. 

Reserva cognitiva e influencia del entorno.

La organización funcional del cerebro se modifica en función de nuestras experiencias, de lo que se deduce que esas experiencias pueden potenciar o deteriorar nuestras habilidades cognitivas. Las investigaciones apuntan que el ejercicio de estas habilidades puede relentizar el deterioro de la memoria en la tercera edad. Los cambios en el cerebro ya sean por el envejecimiento o por otro tipo de causa específica- enfermedad...- pueden darse en diferentes niveles cerebrales. A la habilidad de tolerar estas modificaciones a nivel estructural sin presentar ningún síntoma se la denomina reserva cognitiva. En la reserva cognitiva está implícita una neuroplasticidad potenciada a través de nuestras experiencias. El cerebro estimulado por nuestras experiencias vitales, se reorganiza, retrasando la manifestación de los síntomas del deterioro cognitivo. Si trabajamos nuestra reserva cognitiva podremos retrasar el deterioro de las funciones cerebrales y la aparición de demencias. En este sentido, los ambientes enriquecidos- con abundantes estímulos- suelen propiciar un mejor ejercicio de nuestras funciones cognitivas, por contra, los ambientes empobrecidos- con carencia de estímulos- actúan en sentido contrario.

Hay numerosas investigaciones que avalan, lo que se ha suscrito anteriormente, tanto con animales como con personas. La investigación de William T. Greenough confirmó la importancia del ambiente para el aprendizaje y la memoria. Sus estudios pusieron de manifiesto que las ratas de laboratorio criadas en entornos complejos tenían un mayor número de sinapsis por neurona que las ratas criadas en un ambiente con carencias, sin juguetes ni compañeros. Las ratas estimuladas aprendían mucho más rápido a recorrer laberintos y retenían en la memoria los recorridos. En  seres humanos, se pudo contrastar en estudios ex post facto en niños nacidos en Rumanía. En estos estudios, revelaron que algunos bebés y niños rumanos, que vivían en condiciones lamentables, y, que fueron adoptados por familias, consiguieron recuperarse cuando la duración del periodo vivido en condiciones extremas no había sido superior a seis meses a partir de este período es más difícil la recuperación de las capacidades cognitivas, de aprendizaje y memoria y de las capacidades emocionales y sociales. En definitiva, se confirmó que los entornos empobrecidos pueden provocar trastornos cognitivos mientras que los entornos enriquecidos y la ejercitación de las habilidades pueden ralentizar el deterioro de la memoria de las personas de la tercera edad. 

27 de mayo de 2019

Alteraciones de la memoria: introducción.

En este tercer- y último- capítulo del libro, Somos nuestra memoria, abordaremos las alteraciones de la memoria más frecuentes. 

El cerebro aprende y memoriza pero también olvida. Olvidamos lo que no es relevante para nosotros e incluso aquello que no rememoramos. Sin embargo, en este proceso de recordar o olvidar se pueden producir alteraciones de la memoria que van más allá del propio proceso de envejecimiento o de un deterioro cognitivo. Hablamos de fenómenos que implican la pérdida de la capacidad de recordar como el deterioro cognitivo leve, las demencias y las amnesias. En ocasiones, las alteraciones de la memoria, no se presentan como alteraciones en la memoria sino en el del deterioro de la capacidad de olvidar, es decir, personas que presentan dificultades o son incapaces de borrar la información especialmente en áreas específicas de la memoria; a menudo son personas con problemas graves de desarrollo como los denominados Savant, que poseen una memoria extraordinaria.