27 de junio de 2011

Paradigmas y Guerras del Agua (I)

Estamos ante una guerra entre paradigmas del agua y sus respectivas culturas del agua. Es obvio, si observamos el tema del agua con detenimiento, atendiendo la totalidad y la complejidad de los datos disponibles actualmente de investigaciones científicas sobre el agua, del conocimiento acumulado y de la sabiduría transmitida acerca del agua a lo largo de generaciones por las diferentes comunidades humanas, que nos hallamos no sólo ante una crisis del agua a nivel planetario sino que esta crisis responde a cómo percibimos, concebimos y vivimos el agua- paradigma del agua/s-  y qué cultura generamos a través de esta concepción del agua.

He ahí, dónde erradica parte del problema y también parte de la solución: cómo percibimos, concebimos y vivimos el agua. No somos conscientes, hasta que punto, nuestra percepción, concepción y vivencia del agua es crucial para entender la guerra entre paradigmas del agua y las culturas que las sustentan. Es difícil entender cuál es la magnitud del problema del agua, sus consecuencias actuales y futuras para el planeta, para los seres vivos y para nosotros mismos, sin remitirnos a este problema: la forma de concebir y vivir el agua condiciona nuestra manera de relacionarnos con otros seres vivos y de actuar en los diferentes ecosistemas del planeta y en la biosfera terrestre.

En las guerras del agua,Vandana Shiva describe dos grandes paradigmas: el paradigma de mercado y el paradigma ecológico. Ambos paradigmas generan a su vez una cultura de la escasez del agua y una cultura de la abundancia del agua, respectivamente. Entre ambos paradigmas existe una guerra por el agua. ¿Por qué? Se trata de paradigmas y de culturas del agua antagónicos entre sí. Nos hallamos ante un dilema moral: o bien, elegimos un paradigma mercantil, que conducirá a un colapso ecológico sin precedentes de los recursos naturales- el agua incluido-  disponibles para los ecosistemas de la Tierra, o bien optamos por un paradigma ecológico, que promueva el uso responsable y sostenible de los recursos naturales- entre éstos, el agua- y que crezca acorde a las necesidades de los seres vivos y de los ecosistemas del planeta. La vida en la Tierra, tal como la conocemos, depende de la elección que hagamos.

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